—Estás muy callada —comenta Joseph.Giró mi cabeza para mirarlo y su semblante es relajado y tranquilo, no hay pizcas de enfado o de estrés.
—Estoy pensando...
—¿En qué?
—¿Porque yo Joseph?
—¿Qué?
—¿Porque me pediste a mí que sea esto? ¿Que se supone que tengo que hacer? No tengo la menor idea, soy una chiquilla inocente que no tiene experiencia alguna.
—Por eso mismo Nicole, tu inocencia ha llamado mi atención, y la fuerza de tu carácter me ha hecho enloquecer, por qué eres perfecta para esto.
(*****)
Maldita escuela, maldito día y maldito el momento en que decidí no estudiar.
Mmm ok Nikky concéntrate nena, tú puedes hacer esto.
No, no puedo hacer esto.
¡Esta maldita prueba me está sacando canas verdes y de todos los malditos colores!
¡¿Quien dijo que los alumnos deberíamos de hacer exámenes?! ¡Dios! juro que podría golpear a la persona que se le ocurrió.
Me paro de mi asiento con mi examen en la mano y mi mochila al hombro, dejo el examen en el escritorio del profesor y le doy mi mejor sonrisa, por supuesto el no me la devuelve y en seguida mira mi examen con desaprobación.
No sabía nada ¿Quería que copiara? Bufo un poco molesta.
Salgo del aula con la mejor actitud que podría tener en este momento, los exámenes nunca me ponen de buen humor, al contrario soy un ogro gruñón.
Maldita escuela. Maldita maldita maldita.
—¡Nikky! —la voz aguda de mi mejor amiga me hace girar mi cabeza para mirarla. Tiene una sonrisa en el rostro y luce feliz.
—¿Qué?—pregunto de mal humor.
Alexandra rueda sus ojos y vuelve a sonreír en seguida, le pongo mala cara.
—¡Adivina!— se queda en silencio, mientras me observa.
Ah si, debo adivinar.
—Oh déjame pensar —finjo hacerlo colocándome un dedo en mi barbilla —Noup, no puedo adivinar, me rindo.
Me muestra su mejor dedo.
—Eres insoportable—ya sabía — a lo que iba es, mi padre dará una cena de beneficencia y asistirán varios de sus socios.—Alexandra, ¿Tengo que repetirte que odio ese tipo de eventos? No van conmigo. —me he puesto de mal humor otra vez, no me gusta cuando habla sobre esos eventos.
—Hazlo por mí, vamos, sabes que sin ti será aburrido. —sé que está tratando de convencerme.
Que no lo logre, que no lo haga, Dios prometo ir todos los días a misa, bueno... Casi todos.
—Nena, sé que soy la reina de la diversión pero esos eventos de gente alzada y yo no van conmigo.—hablo de manera arrogante.
Alexandra tiene una ceja alzada y me mira esperando una respuesta.