Nicole.
Joseph recibió su premio por la persona más exitosa según Forbes, por lo que sospecho es algo realmente grande y no pude evitar sentirme la mujer más orgullosa del mundo, y de que ese hombre este a mi lado.
Por la situación que sucedió esa noche no hemos hablado aún pero no tengo queja alguna, sé que Joseph sabe que me gustó y que si volviera a suceder probablemente no me negaría a hacerlo.Es que ¡ha sido la cosa más excitante y maravillosa que he hecho! Digna de escribirse en un libro.
Me muevo sobre la cama intentando no despertarle, está acostado a mi lado, su pierna y brazo me tiene acorralada, me muevo con delicadeza y logró ponerme de pie.
Voy hacia el baño para enjuagarme la boca y cepillarme los dientes. Me miró en el espejo y ¡jesus! Soy más ojeras que persona. ¿Qué sucede conmigo? Ew, como Joseph puede aguantar y amar a alguien como yo.Lavo mis dientes, pero al parecer la pista dental me ocasiona nauseas. Mierda, esto no puede estar sucediendo, planeaba despertar a Joseph de una manera maravillosa y las malditas nauseas lo han arruinado.
Tendrá su momento feliz en otra ocasión.Levanto mi cabello y una vez que mi estomago ha sacado todo de mi, vuelvo a lavar mis dientes nuevamente.
Salgo del área del baño y Joseph está parado frente a la puerta.—¿Que sucede? —pregunta Joseph serio. —¿Estás vomitando nuevamente? ¿Tienes desórdenes alimenticios?
Ruedo mis ojos.
—¡Dios cállate! —lo empujo hacia un lado para permitirme el paso, el dice algunas cosas mientras me dirijo hacia la cama pero no me detengo a escucharlas.—¡Nicole! —habla serio.
—¿Que? —contestó gruñendo.
—¡Mierda! —dice mientras se abalanza sobre mi, me alza entre sus brazos, pone sus manos en mis glúteos y aprieta fuertemente. —Esa boca es mejor haciendo cosas ahí abajo, que siendo una gruñona. —muerde mi labio inferior y lo jala hacia el. —Pero aún así te ves tremendamente sexy, logras excitarme.
Okay, ha logrado sacarme une sonrisa. Él y su risa de lado totalmente coqueta.
—No he estado vomitando. Son las malditas nauseas otra vez. —digo haciendo una mueca.
El parece estar pensando unos segundos.
—¿Cuando has reglado por última vez? —pregunta serio.
Mierda, que no sea lo que estoy pensando. No, por favor no, aún no estoy lista.
Con ayuda de mis manos hago que me ponga con los pies en el suelo nuevamente.
—No, mierda no. Eso ha sido hace más de un mes, tenía que...—me detengo. Acaricio mi barbilla mientras intento acordarme cuál fue el último día y cuando debió haber llegado la regla nuevamente. —¡Mierda!
—Debemos ir con un ginecólogo ahora mismo, debes hacerte unos exámenes, algunas pruebas. —dice así muy tranquilo, quizá con un brillo de emoción en sus ojos.
—¡No! ¡Mierda no estaba planeando esto Joseph! Pero tú y tu maldita calentura siempre. ¿No puedes estar sin mi una maldita vez en tu vida? ¿Sin estar tocándome? ¿Es que acaso soy un objeto sexual para ti? Algo que solo te sirve para follar. ¡Y sin protección! Que estúpida fui... Dios mío que está sucediendo.
<<No llores, no llores. >>
Escondo mi rostro entre mis manos, maldita sea mis ojos arden y sé que las lágrimas van a brotar en cualquier momento.