34. (Capítulo Especial).

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Joseph.





La había cagado. Había arruinado todo con ella demasiado rápido.
Sabía que la perdería cuando ella se enterara pero ¡Demonios! No creí que fuera tan fácil, tan rápido.

La tenía. Era mía. Me amaba.

No tengo claro aún que siento con ella, pero sé que me importa, sé que la necesito conmigo.

No había podido estar con Leyla desde hace mucho tiempo. A quien engañaba, creí que la amaba, creí que teníamos un futuro juntos. Pero siempre le había sido infiel, siempre había estado con más mujeres mientras ella no estaba junto a mí. ¿Eso puede ser amor? Sé que soy un idiota y un hijo total de puta pero desde que Nicole llegó a mi vida, la cambió, le dio luz, la iluminó, es muy cliché pedo me hizo sentir vivo. No solo era un empresario aburrido, había algo más, su carácter, como me ponía aprueba, como siempre estallaba y yo solo quería follarla.

Tengo una lista enorme de las cualidades de Nicole, incluso amaba sus debilidades, sus defectos.

Mierda. La amo.

Amo a la mujer que le rompí el corazón.

—¿Vienes a la cama mi amor? —Leyla está en la cama, cubierta con las sabanas, no me excita, la usé, como siempre había hecho para no sentirme solo—. Ven, te extraño. —susurra e intenta sonar sexy. Hago una mueca de disgusto.

—Estoy agotado Leyla. —sueno duro, lo sé, pero me importa mierda y media.

—¿Estás seguro que es eso? —suena peligrosa ahora. Gruño e intentó controlar mi carácter. Aquí viene otra pelea—. ¿O será que estás pensando en la zorrita aquella?

—Déjala en la Leyla, ella no tiene la culpa. ¿Cuántas veces tengo que repetirte que ella no sabía lo de sus padres? Le rompimos su corazón. —mierda y sí que tiene un corazón muy frágil—. El plan ya está hecho, abandona esa maldita venganza de una vez por todas. Mira en qué te has convertido. —ella se acerca a mi. Estampa su puño en mi mejilla—. ¡¿Qué mierda te pasa?! —grito.

Ella luce asustada, pero no le creo ahora. Me da asco.

—Jo... Joseph. —dice temerosa.

La tomo entre mis manos ejerciendo fuerza. Sé que estoy lastimándola y quizá es lo que más quiero. Causarle el mismo dolor que ella y yo le causamos a mi Nicole. A mi niña.

—Estoy harto. —tranquilo fiera—. Me tienes cansado con tu estúpido drama. ¡La venganza no te devolverá a tus padres! ¡Con una mierda entiéndelo! —su rostro tiene lágrimas y solo
Me causa satisfacción. —Estas loca Leyla desquiciada por un suceso que no puedes superar. —la dejo y ella cae al piso.

Abro la puerta de mi habitación no sin antes colocarme una playera blanca sobre mi cuerpo.

—Tienes una hora para empacar tus cosas y largarte de mi vida. Está hecho, estoy cansado de ti. Quiero vivir mi vida.

—¿Tú vida? ¿A qué le llamas vida? ¡Yo te di un poco de vida! ¡Yo le di luz a ti por quería y mierda de vida! —grita desquiciada—. ¿No recuerdas? ¿No recuerdas cuando estabas mal porque mi hermana murió en tus brazos? —golpe bajo—. ¡Querías morir! ¡Yo estuve ahí! ¡Yo te saque adelante cuando la idiota de mi hermana se dejó morir y no pudiste hacer nada! —cierro mis ojos con fuerzas. Cállate Leyla, cállate—. ¡Me debes tu maldita vida! Me lo has quitado todo... Me lo han quitado todo... —susurra antes de dejarse caer.

Enamórame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora