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Mierda, tengo que encontrar a Alexandra, voy a matarla cuando la encuentre.

Bueno, no estoy hablando en sentido literal, solo voy a enojarme bastante con ella y hacer una rabieta, como buena mujer que soy.

Bien, apenas tengo 18 años, no soy una mujer aún, pero mm me estoy desviando del tema, estoy buscando a Alexa, mierda Alexa ¡aparece aquí ahora mismo!

—¡Nikky!—su vocecita aguda suena detrás de mí y volteo para encontrarme con ella.

Mm parece que puedo hacer magia, hice que Alexa apareciera. Bien intentemos con un novio ¡novio aparece aquí en este momento!

Mmm miró hacia los lados y no aparece nada. ¿porque solo funcionan con Alexandra? Me decepciono.

Alexandra finge estar tosiendo.
Le pongo mala cara, supongo que está acostumbrada a que le haga esto.

—¿En dónde diablos estabas?—estoy intentando no gritar, y relajarme. —Le he manchado el traje a alguien, ¡de vino tinto! ¿sabes lo que es eso?

—Oh mierda, algún socio de papa debe de estar enojado en este momento.

—A eso me refiero, pero ha sido un accidente.

—Ya sabes cómo son estos tipos viejos, llenos de dinero y de mal humor.

—¿Estás incluyendo a tu padre? —pregunto bromeando.

—Uhh, sabes que es así —rueda sus ojos.

El padre de Alexa es de las personas más estrictas que conozco, en serio que da miedo.

Bien, al menos no tengo que lidiar con situaciones como esas, es una de las cosas positivas cuando no les importas a tus padres.

Aprieto la mano de Alexa y ella hace lo mismo con la mía.

Sé que estamos juntas en esto.

—¿Me concedes esta pieza de baile? —un joven de 20 años, más o menos, se inclina hacia Alexandra y esta le sonríe nerviosa, me mira como si estuviera pidiéndome permiso, asiento sonriéndole y animándole a que vaya, el chico es guapísimo.

Suspiro, después de todo creo que no estamos juntas en esto.

Comienzo a caminar hacia la barra de bebidas, voy a embriagarme sola.

Vuelvo a chocar con un cuerpo, pero esta vez caigo.

El golpe lo sienten mis glúteos. Mierda, ¡mil veces mierda!

—Idiota —murmuro enojada, no puedo pararme, me duele la parte baja de la cintura e impide que me ponga de pie.

—¿Otra vez tu? —el hombre con el que he chocado la vez anterior está frente a mí, ¿Es mi día de tener muchos accidentes? Por favor no me castigues así Jesús.

Le doy una mala mirada.
—¡Me has tirado idiota!

Para esto ya tenemos público mirando hacia nosotros. Mis mejillas se tornan rojas y continuó sin poder pararme.

Nikky, nena, tienes que hacer un esfuerzo que estás perdiendo el orgullo estando aquí tirada.

No quiero quedarme invalida, el solo pensarlo me pone la piel chinita.

—¿Vas a quedarte ahí? —la voz del hombre es burlona, y me ha dado en mi mero orgullo.

—Si estupido, no tengo nada mejor que hacer. —intento pararme y esta vez he logrado hacerlo, doy un paso y mi cintura vuelve a doler.

¡Maldición! Antes de caer al suelo, nuevamente, estoy en brazos del galán Gruñón. Su cara está muy cerca de la mía.

Nadie me ha ayudado mientras estaba en el piso, tendrán mucho dinero, pero les faltan muchos modales, y valores, y también educación, son todos iguales a mis padres.

Me agarro a sus hombros anchos y bien formados.

Su aroma es delicioso, a menta y jabón.

—Mierda, no puedo caminar. —me quejo, duele como una jodida.

—No digas malas palabras —gruñe y me da una mirada severa. —¿Qué es lo que te duele?

Su voz era muy grave, no lo conozco, pero puedo apostar a que está preocupado.

—Me duele la parte baja de la cintura, quizá sea la columna —hago un movimiento para intentar sostenerme de pie, pero vuelve a doler y esta vez es más fuerte.

—Mierda, probablemente si sea la columna.

Mis ojos están ardiendo y tengo ganas inmensas de echarme a llorar, esto no puede estar pasándome a mi.

—No quiero quedarme sin caminar para siempre. —me escucho bastante débil en estos momentos y me doy cuenta que ya no tengo orgullo, lo he perdido esta noche.

—Shh, no pasara nada de eso —pero no puedo creerle, mi columna sigue doliendo.

Ahora estoy en sus brazos y estamos saliendo del salón, la gente no hace más que mirarnos y murmurar.

Antes de salir Alexandra camina hacia a nosotros, luce asustada y agitada.

—¡¿Por dios que ha pasado?!—se acerca a mi exaltada y llena de temor.

—Me he caído y no he podido caminar, creemos que es mi columna y duele como una jodida.

—No digas malas palabras. —vuelve a reprenderme, pero esta vez su mirada no es molesta.

—Voy a llevarla a un hospital y voy a quedarme con ella, hasta que salga de ahí.

—Voy con ustedes —mira a gruñón.

—Es tu fiesta, de tu familia, debes estar ahí —me mira esperando a que diga algo, no puedo hacerlo, quiero que venga conmigo pero Gruñón tiene razón, tiene que estar aquí.

—Y ella es mi mejor amiga —le responde molesta.

—Voy a quedarme con ella, vuelve a la fiesta Alexandra —Alexa se sobresalta por la forma en que él le ha hablado.

Me mira disculpándose con la mirada, asiento e intentó decirle que todo saldrá bien, aunque ni yo misma lo sepa.

Este dios griego no puede quedarse mucho tiempo conmigo, discutiríamos y nada saldría bien.

—No es necesario, podré caminar en...

—Cállate y déjame remediar mi error. Por el amor de dios cierra tu bendita boca.

De acuerdo.

Enamórame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora