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Nicole...






Ya me había sentido mal durante todo el fin de semana. Dejar a Aarón no fue la decisión más fácil, pero sin embargo me siento tranquila conmigo misma.

No puedo estar con él si aún no arreglo mis problema, no puedo ocuparlo a él como una especie de salvavidas porque nadie se merece eso. No quiero que lidie con toda mi mierda y me lleve lo mejor de él en el proceso.
Quedamos como amigos, pero todo esto ha sido bastante desgastante.

—Estoy exhausta no puedo continuar así. —me dejo caer sobre el sillón de la sala.

Alexandra está con Mia en sus brazos, esta enorme y preciosa como su madre. Y tiene el cabello rizado de Kyle.

Maldita sea, es la familia más guapa que he visto. Mia realmente tiene unos padres bastante atractivos.

Kyle está duchándose, hoy tienen una cita porque es su aniversario, me siento muy feliz por ellos, bastante en realidad.

Así que, tendré que ser niñera esta noche, aunque no me incomoda para nada, la pequeña Mía es una cosita muy tierna y chiquita, es imposible resistirse a ella, te conquista con todo.

Además tiene el carácter de Kyle, exigente y la dulzura de mi mejor amiga, es la bebé perfecta.

—Deberías darte un espacio. Estas bastante metida en esa empresa. —hace une mueca, mientras juega con los pequeños deditos de su hija.

—Me gusta hacerlo. Jamás creí que llegara a decir esto pero realmente me gusta. —sonrío satisfecha, he estado haciendo un buen trabajo.

O es eso, o es estar en fiestas.
Y no quiero volver a lo mismo.

—Dentro de una semana cumples años Al menos debes estar libre ese día.

Levantó una ceja.
—No lo sé, a veces no hay tiempo para festejar.

—¿Te estás escuchando? —pregunta molesta.  — ¿Podrías decirme porque no quieres festejar? —cuestiona cruzándose de brazos y me mira.

—Solo no tengo tiempo. —contestó tratando de excusarme. Necesito que deje esta platica ya.

—Isabele. —llama atrayendo aún más mi atención. — Te conozco desde hace muchísimos años. ¿Que está pasando?

—El otro año no fue han bueno. Quizá sea una nueva maldicion que ha caído en mi. Quizá este año pase algo similar. —hago una mueca.

—¿Estás loca? Que haya pasado eso no significa que todos los malditos años sucederá.

—No maldigas, Mía está escuchando. —la regaño.

Echa una mirada a la pequeña se disculpa y vuelve hacia mi.

—Ese no es el punto.

—No hay ningún punto aquí. —digo encogiéndome de hombros.

—Claro que lo hay, haz pasado por mucho y tienes derecho a festejar. —suspira y se relaja visiblemente. —Escucha Nikky, solo tú puedes salir de todo esto. Sé que es reciente y no puedo exigirte que lo olvides de la noche a la mañana pero es tu decisión hacerlo, nadie más puede ayudar.

Tiene razón, mi orgullo comienza a caerse, porque sé que Alexandra tiene la boca llena de razón.

Suspiro y dejó caer mi cara sobre la mesa.

—Vamos pequeña, tu tía necesita pensar las cosas. —toma a su bebé en brazos, la miro  de reojo y hago una mueca.

Me vendría bien estar sola.

Enamórame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora