Capítulo 4: Espionaje.

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La profe Petra de milagro, andaba de buenas y dijo que podíamos seguir haciendo el trabajo de la obra, el problema es que la tonta de Yesenia dejó en su casa el trabajo y no podíamos hacer nada, se lo contamos a  la profe y Yesenia aseguró que lo entregaría la próxima clase.  Le pregunté si terminó el trabajo como prometió... no lo hizo, no me sorprende. Si dijo que con su novio terminaría el trabajo y su novio es un flojo manipulador, ella una tonta que se deja manipular... seguro hicieron de todo menos el guión. Y eso que todos estos días se lo recordé por Whatsapp y me dejaba en visto.

Daba rabia de cierta forma.

La profe nos obligó estar juntos como grupo de todas formas y que nos quedáramos callados sin molestar a nadie por el resto de la clase, seguro nos hubiéramos llevado un castigo peor si no fuera porque Yesenia es una tonta que le encanta hacerse la simpática con los profesores (como Stacy).

Recordé que tenía que organizar ideas para una novela que planeaba escribir próximamente, entonces saqué un cuaderno y comencé a escribir ideas para cada capítulo, no pasaron más de cinco minutos cuando todos los del grupo me miraban extrañados, porque claro... ellos jugaban con el celular y yo no. No me arriesgaba a que la profe que lo quitara en caso de cualquier cosa. Armin trató de leer lo que escribía, me puse tan roja que cerré el cuaderno de inmediato y lo tapé como pude, de la pura vergüenza hice eso.

- Cabros, en mi casa entonces -interrumpió el silencio incómodo Nestor, el resto del grupo asentimos-. Ustedes igual saben donde vivo, ¿cierto? -Armin y yo negamos- Ah, ¿no...? Ah, chucha, de ahí vamos entonces, juntos pa' que conozcan la dirección y todo -se puso a escribir en dos papeles su dirección y número de casa, nos entregó un papel cada uno-. Ya saben, grabamos no más. Que salga la wea que salga.

- Igual somos bacanes actuando, si po -aclaró Brayatan.

- Obvio -sonrió Caca.

- Um, claro... -murmuré, nerviosísima.

...

En el recreo, le metí de excusa a Stacy que quería quedar sola, a ella le dio igual y se fue con el novio número cinco que tiene, yo me dediqué a, literalmente, seguir a Armin. Aunque estaba tan, pero tan estupefacta con su belleza, que olvidé guardar mi cuaderno y lápiz para escribir la novela. El chico estaba con un libro, diferente al de las otras veces, bastante gordo y se veía pesado. Lo seguí a la distancia por harto rato hasta que él iba a entrar a la biblioteca, he notado que él adora leer, en su tiempo libre de clases suele hacerlo.

Habían varios que estaban cerca de la biblioteca que lo vieron a punto de entrar, se pusieron a gritarle cosas... sólo porque en un principio le propusieron que jugara fútbol con ellos porque les faltaba un jugador, Armin negó y argumentó que prefería terminar ese libro y luego haría cualquier otra cosa si ellos se lo pedían. Ya verán cómo se burlaron de él, yo no hice nada, sólo apretaba el puño en rabia.

Hasta que Armando, un racista por excelencia, como Romero, se le acercó para insultarlo, Armin trataba de ignorarlo y entrar a la biblioteca, no lo dejaba, le tiraba el brazo, le insultaba, luego llegó Romero y se le unió para molestar, algo tenía que hacer, um...

Vi a un chico de otra clase que estaba solo, tenía un parche de un equipo de fútbol, me acerqué a él de manera disimulada.

- ¿Quieres jugar con ellos? -señalé a los de mi clase, la diferencia de edad no es tanta- Les falta un jugador.

Me miró y asintió, se acercó al grupo y lo aceptaron, llamaron a Armando y a Romero para que dejaran a Armin y fueran a jugar. El chico que me gustaba entró por fin a la biblioteca y yo entré también, comenzó a leer estando sentado frente a una mesa, yo me senté frente a la mesa de al lado, me puse a escribir entretanto lo observaba con suma detención.

Me encantaba tener que hacer ésto, me agradaba verlo porque no me atrevía a hablarle, tampoco es que él fuera muy hablador, es callado, habla lo justo y necesario, sólo cuando a él se le ocurra.

En la clase de matemáticas, trabajé como pude y luego me puse a jugar con mi celular, en Instagram anduve robando fotos y memes de bandas que me gustaban, todo iba perfecto hasta que el aparato fue retirado de mis manos con agresividad.

- Señorita Harrison, pase al pizarrón.

Puto profe Levi.

Asentí.

- Y no le devolveré el celular hasta que haga todos los ejercicios y que estén buenos.

Volví a asentir. Me entregó el plumón y fui a la pizarra para responder el ejercicio, de milagro estaba bueno. Regresé a mi puesto, después de que todos los ejercicios fueran respondidos por mis compañeros, el profesor se acercó a mi y me explicó de manera personal cómo hacer cada uno, me corregía y me daba más ejercicios, en total, me quedé sin recreo, porque estuvimos estudiando.

Igual, al menos aprendí algo y no perdí el tiempo babeando con Armin, un pequeño paso para progresar como persona, sí.

¡La stalker del nerd ataca! (Armin Arlert, SNK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora