Capítulo 40: Final de año.

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Ah, pasar navidad y el año nuevo fuera de casa era algo duro.

Todos los días recibiendo llamadas de mi casa para que sepan cómo estoy y yo sepa cómo mi familia está. Los extraño mucho, como también extraño a Selena, si a ella le gustara también el tema de los entrenamientos, estaría aquí también. Pero, bueno, hay que aceptar todo lo que venga.

El futuro con Armin lo tenemos muy bien planeado y eso que apenas llevamos unas semanas en el campamento. No es que nos estemos precipitando a pensar estupideces de que "nos vamos a casar, tener cinco hijos con estos nombres", no, no y no. Nos referimos a horarios para vernos y esas cosas.

No queríamos desperdiciar el tiempo ni gastarlo demasiado. Además de entorpecer nuestros estudios y amistades, que una relación que funciona no succiona todo el tiempo del mundo aunque sería bonito al principio "vivir en la burbuja" como muchas relaciones parten y fallan miserablemente.

Para navidad, a cada uno nos regalaron... ¿En serio? ¡¿En serio?!

Uniformes con nuevo diseño, chocolates sin lactosa ni azúcar y una tarjetita de felicitaciones.

Al menos cuando todos regresemos a casa, tendremos los regalos que nuestras familias nos hicieron.

Igual fue un bonito detalle que nos dieran algo. Digo... pudieron habernos dado nada.

Ah, claro. También hubo una cena tremenda... Lo siento, fue inevitable. Nos castigaron a varios por participar en una guerra de bolitas de arroz y papas cocidas, igual fue divertido ver cómo varios resultaban golpeados. Fue divertido ver como Jean resultaba golpeado, parecía caballo el tipo.

Obvio, sólo daba risa cuando era otro el golpeado, que si me llegaba a mí algo, me quedaba con cara de culo y la guerra se expandía por mi parte.

Valió la pena el castigo, ahre.

Otro castigo terrible y valió la pena, fue el que tuvimos tras cagarla en el año nuevo.

Nunca permitan que adolescentes beban champaña y vino tinto para finalizar el año. Nadie sabe como, pero un numeroso colectivo acabó embriagado, haciendo travesuras. Los que nos encontrábamos sanos, éramos el bando contrario. Enfrentarnos unos con los otros con bromas en la madrugada.

Un minuto de silencio por todas las veces que me caí del puente al lago artificial y me ahorré la ducha de la mañana siguiente. Los que se pusieron a rayar las paredes por montón, un minuto para ellos y para los que fueron rayados por caer borrachitos al suelo. Los que se fueron a encerrar a sus respectivas cabañas y no dejaban entrar a nadie para evitar cualquier cosa.

Gracias cuñada Historia, que Mikasa, Nayi y yo tuvimos que dormir juntitas las tres para no cagarse de frío en la noche en el casino.

Por los que acabaron en la enfermería heridos. Que en paz descanse la "belleza" facial de Eren y Jean, y varios muchachos más.

Varios teníamos saldo en los celulares -pero no internet, que lo bloquean para evitar distracciones, o sino, todos andaríamos con el Whatsapp-, entonces... Ah. Qué buenas bromas telefónicas nos echamos.

Es que, durante todo el tiempo siendo internos, donde apenas hay tiempo para divertirse sin trabajo físico ni vigilancia extrema, necesitábamos una noche para enloquecer. Al menos en mi caso no me emborraché pero si hice un par de bromas y corrí por todas partes para evitar cualquier daño mayor. Otros exageraban y se metieron en problemas gigantescos.

Pero nadie obtuvo daños graves. Los que andaban heridos, fueron cosas menores.

Eso no nos quitó el horrible castigo, eh.

Entre todos los reclutas, sin excepción, fuimos a pintar las rayas, arreglamos el puente que tenía sus desperfectos -ejem, no por algo dije que me caí varias veces-... limpiar el casino y otros lugares. A estas alturas, ya tengo los bíceps más que desarrollados, a nivel físico-culturista gracias a que el capi en mi antiguo colegio me hacía limpiar como nunca.

Ah, perfecto.

También estuvimos un mes entero, dos veces al día, salíamos  a la calle para recoger basura y ayudar a los obreros municipales en su trabajo tan paupérrimo.

Al menos fue agradable salir al centro de la ciudad y aspirar el aire... aire contaminado, pero era "agradable" respirar otros aires. Ya saben, andar metidos en el mismo ambiente aburría.

Entrenar, trotar y simular peleas cuerpo a cuerpo acababa aburriendo un tanto.

La comida del casino sabía mejor que los chocolates que dieron en navidad, vaya.

- ¿Todo bien? -preguntó mi novio en la mañana, todos estaban duchándose y nosotros ya habíamos salido de hace rato. Sí, nos dábamos el tiempo de hacer algunas cosas a la rápida para tener tiempo a solas. Que el resto del tiempo libre lo pasábamos con amigos. Ya era mitades de enero a esas alturas, finalizábamos en un mes más. Ahí regresaríamos a casa.

- Todo correcto -contesté con una leve sonrisa, le di un pequeño beso en los labios, y nos tomamos de las manos.

- Y yo que me alegro -dijimos a unísono.

Aveces las palabras sobraban. Mantenernos abrazaditos a las orillas del famoso puente, caminar un ratito de la mano por el campo principal o un par de besos debajo de un árbol bastaban. Nos entretenía, luego nos juntábamos con los demás a bromear y actuar como mejores amigos, sin embargo, lográbamos complementarnos muy bien.

Al final, ni discutimos porque las pocas veces que lo hemos hecho es por temas tontos que ya aprendimos a manejar.

Quién diría que tras semejante tormenta que nos separaba, ahora podíamos ser felices y que al acabar esta cosa militar, seguiríamos siéndolo. Tendríamos la experiencia ya con gente tonta y sabríamos cómo defendernos en nuestros nuevos colegios. Pedir ayuda y acusar incidentes que afecten a nuestra persona, sabríamos hacerlo a tiempo.

No le daríamos más oportunidades, ni por pena, a los pesados.

Sólo así se puede sobrevivir en el salvaje ambiente natural escolar tanto como laboral, todo lo social, mejor dicho. Somos sanos mentalmente, no requerimos un tratamiento porque ya hemos ido evolucionando positivamente de a poco.

Es ley: tras la tempestad viene la calma, el día soleado junto el arcoíris.

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Nota: Ya quedan los últimos capítulos, yaaay c: Espero que les esté gustando este fanfic n.n

¡La stalker del nerd ataca! (Armin Arlert, SNK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora