Capítulo 27: Algo extraño ocurre.

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Otro día más en que tuve que retirarme de clases porque querían que hablara con la "psicóloga" -es que, a estas alturas, dudo mucho que la señora sepa hacer algo-, no sé para qué coño lo hacía si al final, me perjudicaba en el sentido de que me perdía las clases, no iba al hilo con la materia... Y si no iba al hilo, lógico que no entendiera nada y eso me llevaba a la frustración.

Insisto, sería mejor dejar el colegio y estudiar con profesores particulares, en ese caso.

Ya no tenía ganas de estudiar, todavía no podía superar el hecho de que Stacy se robara a mi mejor amigo. Tantos años no se superan así de fácil. Al regresar al salón de clases, después de ausentarme una asignatura completa, noté que Ayleen estaba charlando con Armin, no de manera amistosa, sino, de forma más íntima, como si él se estuviera desahogando de algo; tenía los ojos rojos, al igual que su nariz... ¿habría estado llorando?

Me hice la tonta, como si no me importara eso... Apenas coloqué atención a lo que eran las "clases". En el recreo me sentía inquieta  por el asunto de Armin, fuera de eso, pude pasar un rato donde mentalmente me sentí "tranquila", entretenida... Distraída de lo negativo.

En la hora de matemática, la aflicción mental pasó a ser física. Joder, ¿alergia? Ojalá fuera eso, porque tengo pastillas para frenarla. Tenía unas ganas de vomitar, una jaqueca que ni les cuento. ¿Enfriamiento, será? Eso creo.

Toqué mi frente; caliente. No, hirviendo. Uf, qué horror. El profesor Levi hablaba, hablaba y hablaba, no le entendía ni una. Es raro que me diera un enfriamiento, en todo caso, porque en todo el invierno no me dio nada por sólo usar calcetas y ahora sí, siendo que me visto exactamente igual. Ah... ¿será porque me acosté muy desabrigada anoche? Esa era una buena hipótesis.

Llegó un punto en que no logré soportarlo más. Me levanté de mi puesto, caminé a pasos lentos y pesados hasta el pizarrón, dónde estaba el docente escribiendo algo, iba a tocarle el hombro, sin embargo, él volteó y me contempló un par de segundos. Chasqueó la lengua.

- Ve a enfermería y lleva tus cosas, no puedes concentrarte en clases si estás así de mal.

Ni siquiera alcancé a decir palabra alguna que describiera mi situación, ¿tanto se me notaba? ¿o acaso lo tenía escrito en la cara? Asentí y ordené todas mis cosas, me despedí de mis amigas, para retirarme del salón e ir a la enfermería, allí expliqué mi situación a mayor detalle.

Me dieron un par de aspirinas, un té caliente, mientras llamaban a mi casa para que me vinieran a buscar. Creo que mi abuelo se demoró una media hora en llegar, no me podía esperar más puesto que de por sí, es poco probable que me retiren en horario de colegio porque en esa hora casi no hay nadie en mi casa y mis abuelos son bastante vulnerables.

Él firmó para que me quedara registrado el hecho de que me iba a salir de clases antes de tiempo. Al llegar a casa, me acosté a dormir un rato, no sin antes beberme unas dos tazas de hiervas que me sirvió mi abuela, un caldo y un chocolate para compensar.

Al despertar, ya eran un poco pasadas las cuatro de la tarde, hora en que terminan las clases. Dije que saldría a conseguirme los cuadernos cuando no era así. Planeaba buscar a Ayleen, no obstante, en el camino me encontré con algo mejor todavía. Eren y Mikasa venían caminando juntos por una calle no muy lejana a la mía. Corrí hasta alcanzarlos, ya me sentía un poco mejor en ese entonces...

Salté sobre Eren y le di un leve bofetón sin pensarlo.

- ¿Qué le pasó a...? -no alcancé a terminar porque la chinita me devolvió la bofetada y me empujó, haciéndome caer al piso.

- Eren, ¿estás bien? -consultó, preocupada, me levanté, sobándome y algo confundida, con la jaqueca regresando.

- Sí, si lo estoy... Este, ¿tú eres...?

- Polly, de la clase A.

- Ah, vale, vale, si te conozco... ¿Qué mierda fue eso? -se sobresaltó- ¡Casi me muero de susto!

- Lo siento, Eren, este... me gustaría preguntarte una cosa un poco privada.

- ¿Acerca de...? -interceptó ella, bastante picada.

- No te pongas celosa  -le paré los carros de una-, no me interesa tu novio. Sino, otra persona.

- Este... ¿n-novio? -titubeó, cubriéndose la cara completa con la bufanda que parecían ser del mismo color de lo colorada que estaba.

- Mikasa es mi hermana adoptiva -aclaró el muchacho-, somos muy unidos, eso es todo -hundió los hombros-. ¿Es algo que ella no puede escuchar lo que quieres preguntar? -negué- Pues, dime.

- ¿De dónde conoces a Armin? ¿Son amigos? ¿Saben qué le pasó esta mañana? -solté como si de vómito se tratara, todo ese interrogatorio acosador de una digna loca de los gatos.

- Ah, ya veo... te gusta nuestro amigo -rió con delicadeza, desvié la mirada hacia un lado-. Lo conocimos a la salida el día que llegamos, el primer día del segundo semestre, le pedimos que nos presentara el colegio, le dijimos que veníamos de Alemania, él nos contó que era de Inglaterra... ahí surgió una amistad casual y ahora nos juntamos siempre.

- Oh, ya veo -sonreí, más complacida al comprender lo que ocurría... no del todo.

- La novia de Armin terminó con él esta mañana, por eso se sentía mal, ya que lo dejó por un chico "mejor"... -explicó en voz baja ella.

- Oye, ¿y por qué tan interesada, eh? -alzó ambas cejas para molestarme.

- Ya lo dijiste -aclaré-. Me gusta y eso. Nada más... Este, ¡gracias por los datos!

- ¿Quieres que te ayudemos con él o algo? -frunció el ceño.

- ¡No, gracias! -grité, echándome a correr en dirección a mi casa- ¡Cuídense! -me despedí, dándoles la espalda.

No corrí más de dos cuadras porque ya iba muerta. Iba caminando tranquila hacia mi hogar, todavía sobándome por el bofetón de Mikasa, auch, no creí que fuera tan ruda. Igual, no correspondía la actitud que tuve, demasiado psicópata, me merecía el guantazo.

¡La stalker del nerd ataca! (Armin Arlert, SNK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora