Ese mismo día, con los chicos creamos un grupo de Whatsapp donde no dejaban de hablar, se podría decir que ya éramos amigos porque coincidíamos en muchas cosas y cuando no era así, respetábamos las opiniones de los demás. Muy unidos y buenos para joder, sin herir los sentimientos de los demás, ah, cómo extrañaba esa sensación.
Los días pasaron y ya no podía seguir con tonteras, debía cometer mi "fechoría". Dije que iría de visita al colegio y salí para allá, joder, ¿por qué el profe tiene que vivir ahí? ¿No puede mudarse con la profe Petra por lo menos? No, pero a ver, ¿es siquiera legal vivir en un colegio? Porque sus castigos no lo son pero bueno, el profe es el profe.
Hice como si nada, entré a inspectoría sin embargo, no pedí permiso para entrar al colegio en sí. Tenía derecho todavía porque seguía siendo estudiante, mi nombre aún no era borrado de la lista, mi madre todavía no venía a retirar mis registros.
Me daba cosa preguntar en la sala de profesores, seguí mi camino derecho para ir a donde habita el profe. Obvio era que, por portar ropa que no era el uniforme, medio mundo me miraba pasar y los que me reconocían, fruncían el ceño sin comprender. No me detuve a saludar ni menos charlar, mi objetivo era claro.
Toqué la puerta; nadie venía. Ese día mi paciencia no era tanta, por ello, llegué y entré así no más. Solté un grito.
- ¡Profe, deje a la profe Petra! -chillé para molestarlos.
- Tsk, sólo la invité a desayunar -contestó, todavía iba en pijama y con un gorro largo, de esos que se usan para dormir.
- Polly, ¡qué sorpresa verte! -exclamó ella.
- ¿Qué es lo que deseas, señorita Harrison?
- Un permiso -contesté, cerrando la puerta-. Ya que ustedes son milicos...
- Capitán y sub-capitana -corrigió.
- Ay, ella, el capi -él rodó los ojos y la profe rió un poco.
- Bien, sabes nuestro secreto, que ser profes no da ni para el arriendo y por eso también estamos a cargo de ese campamento pre-militar.
- Me lo suponía -reí por lo bajo-... es que, con mis amigos queremos entrar al campamento, le dieron permiso a todos menos a mí porque mi madre cree que es muy peligroso. Y bueno, me gustaría que me firmaran un permiso que decrete que es seguro ir y quedarse.
- Tras tantos castigos físicos, sí, eres perfecta para entrar al ejército en un futuro -bromeó. Más tarde aclaró su garganta.
- Me parece bien... ¿Qué opina usted, capitán?
- Sí, es una buena idea. La podremos mantener muy ocupada y sin vagar todo el verano, es una oportunidad que no se puede dejar.
Saqué de mis bolsillos un pequeño bloc de notas que entregué a los dos docentes, comenzaron a escribir cada uno en diferentes puntos de la página. Suspiré en alivio porque a los chicos les conté que hoy vendría a hacer mi plan, que ojalá Eren no la cagara.
Hasta que la puerta fue derribada y un tipo vestido de mujer cae de hocico al suelo.
- Baia, baia y berja -pensé en voz alta, queriendo que la tierra me tragara.
- Capitán, ¿es otra de sus alumnas?
- ¡Soy un hombre! -interceptó el tipo- ¿No me recuerda profesor? "No hagas escándalo, baboso" -hizo alusión a cuando le dieron la paliza. El profe lo miró con cara de IMPAKTADO.
- ¡EREN! -exclamó, poniendo esta cara D: - ¿Qué haces vestido como Nayara?
- Es que Polly le quiere pedir un permiso y... Oh, ya veo -murmuró al verme de brazos cruzados-. Chicos, ya lo hizo -dijo hacia la puerta, donde se asomaron Armin, Nayara y Mikasa.
- Chicos, váyanse de aquí que estamos algo ocupados -declaró con calma la profesora-. Y Eren, sácate esa ropa de mujer, si no quieres tener problemas con los inspectores.
Asintieron, para retirarse de allí como si fueran cohetes.
Los dos finalizaron de firmar mi petición y me despedí de ellos, cómo no iba a esperármelo si llegué en la hora de recreo. Los increpé cuando salí de la casa del profe.
- Eren, eso fue terrible, por poco y no tengo el permiso.
- Al menos lo tienes -bufó mientras su hermana adoptiva le retiraba el maquillaje con una toallita.
- Esto... Aún no entiendo porqué Eren se disfrazó de mí -comentó Nayi.
- Es que como le gustas al profe...
- No, no, ¡qué era al revés! -Armin hizo un facepalm épico. Nayi también, además de que se puso roja como un tomate.
- Mierda, entonces transvestirme no sirvió de nada -negamos.
- Al menos... Polly estará conmig... Con nosotros -ambos nos abrazamos cariñosamente.
La campana para entrar a clases sonó, obligada a despedirme gestualmente de ellos y con un beso en la mejilla a mi... bueno, la cosa con Armin todavía no pasa a un romance serio, estamos todavía esperando el momento, hablamos todos los días pero igual queremos seguir conociendo más del otro para asegurarnos a un cien por ciento de que somos compatibles.
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¡La stalker del nerd ataca! (Armin Arlert, SNK)
FanfictionUn fiel seguidor de la buena literatura y una escritora novata se conocen, son lo perfecto para estar juntos pero la situación es muy compleja.