Capítulo VII: ¿Sin esperanza?

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     Por alguna razón me cuesta levantarme de la cama, aunque sé que comienza a hacerse tarde y que debo reunirme con Chloe en un par de horas. Pero es que la nevada ha dejado todo tan frío que la idea de salir de debajo de las cobijas parece incluso un poco sádica. Al final, sé que no puedo perder más tiempo. Quizá mi repentina actitud indispuesta se deba a que toda la noche fue perseguida por la maldita visión del tornado que me obligó a despertar de golpe al menos cuatro veces consecutivas. El dolor de mi cabeza está matándome. ¿Es éste el precio que hay que pagar por poseer un poder como el mío?

Las nauseas me obligan a incorporarme y a permanecer sentada en el borde de la cama mientras se disipa el malestar. Ni bien me inclino ligeramente, un poco de sangre brota de mi nariz y cae sobre mis pies.

Mierda.

Eso es lo único que me hace levantarme para buscar un pañuelo, aunque también hace sangrar mi otra fosa nasal. Es una hemorragia incontrolable que sigue cayendo sobre mis pies descalzos. El dolor en mi cabeza aumenta. Me lanza fuertes punzadas y me hace perder la noción del tiempo y del espacio. Quizá eso es lo que provoca que todo a mi alrededor comience a ser consumido en sí mismo, como una película que se quema. Mi mural de fotografías comienza a desaparecer. El suelo debajo de mis pies se desvanece. La hemorragia aumenta y lo único que puedo escuchar es el sonido del tornado acercándose a mí.

¡Max!

Es Chloe. Su voz me llama, como si fuese lo único a lo que yo puedo aferrarme para no volver a caer en el oscuro pozo de las visiones apocalípticas. Así como se escuchó, su voz se apaga. De un momento a otro. Y yo sólo me sumerjo en la oscuridad, pensando en que quizá es posible que una cabeza literalmente estalle a causa del dolor.

—C-Chloe...

— ¿Max...?

La voz de Kate me ayuda a volver a la realidad, Por poco olvido que estoy en el baño, intentando cepillar mis dientes luego de haber tomado una ducha revitalizante. ¿En qué momento perdí el contacto con la realidad? Las manos de Kate se posan sobre mi espalda y me ayudan a sostenerme cuando retrocedo para alejarme del lavamanos.

— ¿Te encuentras bien, Max? Parece que vas a desmayarte.

Instintivamente llevo una mano a mi nariz para asegurarme de que no hay sangre. Y en efecto, no la hay. Mi cabeza tampoco duele... tanto.

— ¿Max...?

—E-estoy bien, Kate...

Ella no retira sus manos y sólo me dedica una mirada de angustia.

— ¿Estás segura? Luces pálida y enferma.

—Lo estoy. No te preocupes por nada.

Me dedica una triste sonrisa y deja sus artículos de higiene personal en el lavamanos, para luego abrazarse a sí misma durante un instante.

Siento que mi corazón se parte en mil pedazos al ver que ella reacciona así.

—Kate, ¿tú te encuentras bien?

—S-sí, Max. E-s sólo que...

No puede seguir hablando, pues la puerta del baño se abre para dejar el paso libre a Victoria y sus perras. Y pensar que ayer pensé que entre Victoria y yo estarían bien las cosas. Debí tomar esa fotografía.

— ¿Qué pasa, Kate? —le pregunta.

Victoria y sus perras rodean a Kate, dejándome fuera de la reunión. Kate se evade, encerrándose dentro de su coraza. No responde y tampoco mira a Victoria.

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora