Capítulo XLVI: Tiempo de Cambiar el Tiempo

499 52 10
                                    


     M-mi cabeza...

El aturdimiento ahora es cien veces peor. Ni siquiera puedo recordar cómo es que volví a la silla o cómo es que de nuevo estoy atada. Sólo sé que mis costillas duelen y que en mi boca aún puedo percibir el sabor metálico de la sangre.

Hay completo silencio en el Cuarto Oscuro. Al menos, aún recuerdo bien en dónde estoy. Eso es una ventaja para mí, ¿no es así? Sé que estoy a merced de Mark Jefferson. Sé que no podré salir de aquí mediante ninguna manera que implique planes sencillos o sentido común. T-tengo que encontrar la manera... Chloe me necesita...

Quisiera poder comprobar que aún puedo rebobinar, pero no puedo estar del todo segura si no hay nada sucediendo en este lugar. No hay sonidos que pueda hacer que se escuchen en reversa. No hay nadie caminando por aquí a quien pueda ver mientras retrocede en el tiempo contra su voluntad. Estoy yo misma con mi soledad, en una habitación fría y desolada que está tan muerta como mi propio destino.

Al menos, las cámaras y los trípodes ya no se encuentran frente a mí. Lo único que puedo ver es ese carrito auxiliar en el que Jefferson a dejado mi bolso, junto con todos esos medicamentos que seguramente ha estado usando para mantenerme drogada. Tengo suerte de que toda esa mierda no haya terminado por matar todas y cada una de mis neuronas.

Las ataduras están tan ajustadas que únicamente me hacen daño cuando intento liberarme. ¿Qué puedo hacer para dejar de estar tan vulnerable? ¿Cómo puedo defenderme?

Todos mis pensamientos se interrumpen en cuanto veo a Mark Jefferson entrar a través de la puerta hermética que mantiene sellada mi prisión. El deseo de supervivencia es remplazado por el odio que ahora siento por la persona que antes fue mi modelo a seguir.

—Oh, has despertado.

Habla despreocupadamente. No le importa en absoluto que yo esté consciente o que pueda utilizar esa misma consciencia en su contra si es que en algún momento salgo de aquí. Eso sólo puede significar dos cosas. Que él sea lo suficientemente estúpido como para confiarse tanto, o que en realidad no le importe lo que yo pueda hacer pues tiene un truco bajo la manga.

No puedo quedarme a descubrirlo.

Jefferson se detiene en su escritorio para tomar un sobre amarillo del que saca algunas fotografías. Si mi vista no me falla, se trata de lo que ha hecho conmigo mientras yo no podía defenderme. No recuerdo mucho al respecto... Sólo se que tengo un miedo inusual a sus reacciones tan impulsivas. Es como si una parte de mí supiese que Jefferson no tiene ningún reparo a la otra de estallar si hago algo que a él no le gusta. Tengo una vaga imagen mental de él tirando con violencia de mi cabello para obligarme a guardar silencio, mientras el obturador de la cámara sigue escuchándose. Y también puedo sentir su cuerpo sobre el mío, apoderándose de mí mientras yo me encuentro indefensa.

Me siento asqueada.

No puedo creer que esto realmente haya pasado...

Él ha comenzado a reproducir un poco de música en ese ostentoso aparato de sonido. Viene hacia mí, acechándome como una fiera dispuesta a devorar a su presa... Y no me agrada la idea de lo que la palabra devorar podría significar para un psicópata como él.

Tengo que ganar tiempo.

¡Esfuérzate, Max!

—P-profesor Jefferson...

Él me mira furtivamente y sonríe satisfecho, sin dejar de examinar esas fotografías.

—Tengo imágenes espectaculares aquí, Max. Victoria mataría por estar en tu lugar, pero... ella no entiende nuestra conexión. Tú eres la ganadora, Max. Yo te elegí.

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora