Capítulo LIII: Decisiones y Sacrificios

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     A-apenas puedo mantenerme en pie. La única manera en la que no he caído de nuevo es gracias a que encontré el soporte de un muro. Pero el mareo es cada vez más intenso, sin contar con que el dolor en mi cabeza y el sangrado de mi nariz aumentan gradualmente con cada segundo. Mis piernas se sienten como si estuvieran hechas de gelatina, y mi cuerpo entero está cubierto de sudor frío. Helado.

Chloe...

¿Por qué...?

T-tengo que... N-no puedo volver a Oregon. No hay manera de volver a tiempo a Arcadia Bay. ¿Cómo puedo ayudar, entonces? ¿Qué puedo hacer? Chloe... C-Cloe me necesita...

¿Qué es lo que hice mal? ¿En dónde fue que me equivoqué? ¿Cuál de mis decisiones fue la equivocada, como para no haber podido detener la tormenta? ¿Cuál es la constante que sigue causando ese desastre en cualquier realidad?

Vamos, Max... ¡Piensa!

—Oye, ¿te encuentras bien...?

Mi propio instinto me obliga a alejarme tan rápido como puedo de las personas que pretenden compadecerse de mi evidente convalecencia. Necesito estar totalmente sola para poder pensar con claridad... Tú puedes hacerlo, Max...

En la realidad que inició todo, el tornado llegaría inminentemente. Pero fue gracias a esa visión que conseguí mis poderes, y eso mismo me ayudó a salvar a Chloe. Es la misma realidad en la que mis decisiones me llevaron al Cuarto Oscuro, a convertirme en una modelo para Mark Jefferson. Y al estar dentro de ese sitio de pesadilla, no podría haber hecho nada para evitar el tornado.

En la realidad en la que conocí a Rachel Amber, ella tuvo la misma visión que yo. Obtuvo sus poderes, que le ayudaron a salvar a Kate de ese intento de suicidio. Pero algo similar ocurrió con ella, y fue a dar al Cuarto Oscuro donde yo no pude salvarla. Pero, ¿había alguna manera de evitar el tornado en ese lugar? Nunca pude descubrirlo. Volví luego de ayudar a Chloe a descansar en paz. ¿El tornado llegó también a esa realidad?

Por último, estoy ahora mismo en otra realidad. En una realidad en la que entregué mi foto y gané el concurso de los Héroes del Día a Día. Una realidad en la que Kate está viva, en la que he salvado a Chloe, y en la que el tornado está destruyendo mi hogar.

El tornado es inevitable. Pero entonces, ¿por qué tuve esa visión? ¿Por qué obtuve mis poderes? ¿Por qué sigue sucediendo, si no existe ninguna otra constante que se repita en...?

No.

Estoy equivocada.

Hay constantes en cada realidad.

La visión del tornado que nos dotó a Rachel y a mí de nuestros poderes.

El suicidio de Kate, que Rachel detuvo y que yo no pude evitar al principio.

La muerte de Rachel, que sucedería inevitablemente.

Y Chloe.

C-Chloe... Chloe ha muerto al menos una vez en cada realidad. En el baño, a manos de Nathan. Postrada en esa cama, pidiéndome que aplique la eutanasia en ella. Y en esta realidad, si mis presentimientos son siniestramente ciertos, su muerte sucederá en ese tornado. Si no es que ha sucedido ya.

Tengo que evitarlo. Tal vez es por eso que he obtenido mis poderes desde un principio.

¡Tengo que salvar a Chloe!

Y sólo hay una manera en la que podré conseguirlo.

Sé que he sacrificado mucho para llegar aquí. Que he sufrido el dolor más grande que jamás creí tener que enfrentar, pero a la vez fue eso lo que me dotó de la fuerza suficiente para atreverme a hacer las cosas que quizá tuve que hacer desde un principio. Todos estos acontecimientos me dotaron de la confianza suficiente para aceptar que es en esta galería donde tenía que enfrentarme a mi destino. Pero mientras no haya solucionado las cosas en Arcadia Bay, el destino que me depara seguirá siendo oscuro. La única manera en la que puedo resolver las cosas es estando allí. En Oregon. En Arcadia Bay.

Hay algo que no he visto todavía. Algo que quizá no sea tan claro aún, pero que pronto encontrará su espacio en este puzle infinito. Y no sé cómo, pero lo sé.

Sé que las respuestas están relacionadas con Rachel Amber.

Y justamente la fotografía que ahora tengo frente a mis ojos, enmarcada en el tamaño más grande entre todas las fotografías de esta zona de la galería, es lo que me ayudará a cambiar las cosas.

La fotografía con la que gané el concurso.

Estar en esta galería y haber ganado este viaje a San Francisco fue como un sueño hecho realidad. La sensación de triunfo que me embargó es algo que jamás olvidaré, sin importar lo que pueda suceder a raíz de la decisión que he tomado ahora. No puedo permitir que todos en Arcadia Bay sufran, con tal de cumplir mis sueños. No puedo abandonar a mi mejor amiga, sin importar las oportunidades que deje ir en este momento.

Si mi futuro en la fotografía es brillante en esta realidad, estoy segura de lo que será en todo momento.

Lo lamento, director Wells... Chloe es primero.

Concéntrate, Max.

Concéntrate en esa fotografía. No pienses en todas las voces que te rodean, sin importar que sean los fotógrafos que quieren conversar contigo o que quieren saber qué es lo que pasa con tu nariz sangrante, tu palidez o tu respiración agitada.

Concéntrate...

¡Concéntrate...!

La realidad comienza a cambiar a mí alrededor cuando finalmente me sumerjo en esa imagen. Duele demasiado ver que la galería desaparece para dar paso a mi habitación en el dormitorio de Blackwell, pero ya es tarde para arrepentirme.

Ya no hay marcha atrás.

Estoy en mi habitación de nuevo.

He vuelto al día en el que tomé la fotografía con la que pretendía concursar.

El mareo me ataca nuevamente, acompañado por una punzada de dolor. Mis piernas tiemblan tanto que me veo obligada a caer de bruces en el suelo, aferrando con fuerza mi corazón que late con tanta intensidad que mi pecho comienza a doler. Mi nariz sangra cada vez más. N-no puedo... N-no resisto...

P-pero... T-tengo que levantarme.

Es abrumador mirar a mí alrededor y darme cuenta de que la realidad a la que he llegado es tan inestable como mi salud física y mental en este momento. Las punzadas de dolor aumentan cada vez que algo comienza a quemarse en esta realidad, convirtiéndose en espacios en blanco que sólo dejan bordes similares a los del papel quemado. El picaporte se ha derretido. Las ventanas ya no existen.

Mi fotografía yace olvidada en el suelo, y tomarla me cuesta tanto que creo que mi brazo se quemará también y que es por eso que pesa como el plomo. Cada uno de mis músculos aúlla de dolor. Ya puedo comenzar a sentir que mi hombro izquierdo duele.

R-resiste, Max...

Romper la fotografía en dos es la única solución posible. Los fragmentos caen a mis pies y comienzan a consumirse en sí mismos. Y yo caigo sobre el borde de mi cama, con la respiración mucho más agitada.

Ya no puedo... Y-ya no puedo más...

—K-Kate...

Tomar mi móvil es una tarea titánica. Especialmente por el hecho de que mi visión comienza a nublarse, y de que la realidad está cambiando de nuevo. Pero tengo que esforzarme. ¡Aún no he terminado! Así que no estoy segura de que en el móvil esté escribiendo lo que realmente quiero decir. Cuando pulso la tecla para enviar, sólo escucho el sonido que me indica que el mensaje para Kate ya ha sido enviado.

La luz blanca me ciega nuevamente. Todo desaparece a mí alrededor... Y mi respiración se agita mucho más cuando mi cuerpo siente debajo de sí esa maldita silla de madera. La voz grave y varonil de mis pesadillas repite una única frase.

Mantén esa pose...

Escucho el obturador de una cámara que no deja de tomar fotografías.

Y este aturdimiento es tan... Tan familiar...

N-no... N-no, por favor... ¡Esto no es lo que quería...!

&M

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora