Capítulo XLII: Mamá...

502 49 10
                                    


Tengo una lista de cosas que no quiero hacer jamás en la vida. Y pedirle ayuda a ese hijo de puta es una de ellas... Pero si no lo hago, si decido seguir a la deriva, jamás encontraré a Max. Y tengo que hacerlo ahora, antes de que sea demasiado tarde.

El problema... es que ahora que estoy afuera de mi casa me siento como si en realidad no fuese parte de este mundo. ¿Qué se supone que debo decirle a David? ¿Cómo puedo pedirle que me ayude a encontrar a Warren Graham, sin decirle toda la verdad acerca de lo que hemos descubierto sobre Rachel? No confío en él... ¿Cómo puedo contar con alguien que no me inspira ninguna clase de confianza?

Esto sería más sencillo si tan sólo Max estuviera aquí...

De acuerdo, Chloe. Piensa en un plan de respaldo.

Tal vez podría entrar en el ordenador de David para buscar entre sus archivos. Es un paranoico de primera, así que la posibilidad de que tenga algo de información sobre Warren es... muy alta.

Eso haré.

Pero, ¿qué se supone que voy a decirle a mi madre si es que se da cuenta de que apenas puedo caminar? La herida en mi costado es la peor tortura que alguien podría sufrir. Supongo que ahora sólo debo actuar natural, y esperar que mi madre no se fije en esa mancha de sangre que... ¿A quién engaño? No podré ocultarlo por mucho tiempo. Y lo último que necesito es que mi madre también intente entrometerse. Ella no lo entendería, sin importar cuánto intente explicarlo. ¿Acaso en realidad le importaría saber que Max y yo hemos encontrado a Rachel? Por supuesto que no. Lo único que hará será... decirme que no debo interferir, y que Max y yo jamás debimos ser parte de esto. Pero de no haber sido por nosotras, ¿habríamos descubierto lo que Nathan Prescott hizo?

Tristemente, tampoco puedo ir con la policía... Con el historial que tengo, esos idiotas preferirán ignorar todo lo que les diga. Y mientras no tenga la prueba contundente, el cuerpo de Rachel, no podré hacer nada. ¿Llevarlos a ese granero? ¿Qué me asegura que querrán acompañarme?

Mierda...

No importa cuánto lo piense.

David es la única opción, a pesar de que no quiera admitirlo.

— ¡Chloe!

Toda mi repentina fortaleza desaparece en cuanto los brazos de mi madre me rodean, disparando la punzada de dolor más fuerte que he sentido en la vida. Sé que ella hubiese querido que yo me negase a abrazarla, y lo cierto es que eso quiero hacer. Al menos, eso quería hacer antes de que el dolor me hiciera tambalearme. Alterada, mi madre me conduce hasta un muro en el que puedo recargar mi espalda. Instintivamente, llevo una mano al lugar de la herida.

Sangre.

N-no me siento bien...

—Chloe... ¿Qué...?

R-resiste, Chloe...

S-sólo necesitas un momento para que tu visión deje de ser tan oscura...

E-estarás bien...

— ¿D-dónde está David...?

—Chloe, ¿qué te ha pasado? Eso es sangre... ¿E-estás herida?

—M-maldita sea, madre... ¡Necesito hablar con David!

—Déjame ver, Chloe.

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora