Capítulo LIV: Un Desenlace Inminente

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     Siento como si mi corazón fuera a salírseme del pecho. La inercia con la que la realidad me trae a este lugar, me obliga a inclinarme hacia adelante como si pretendiese liberarme de las ataduras que me mantienen sujeta a esta maldita silla de madera.

Y Mark Jefferson está justo frente a mí, tomándome más y más fotografías.

Algo cambia en la forma en que me mira cuando se percata de que mis movimientos se han vuelto más firmes. Más conscientes. Los efectos de las drogas que me ha inyectado aún pueden sentirse, pero mi instinto de supervivencia me ayuda a mantener la lucidez. El dolor de mi cabeza no podría ser peor. Y el sangrado de mi nariz tampoco se detiene.

S-siento que voy a morir...

¿Por qué estoy de vuelta aquí...? ¿Acaso no resolví nada...?

— ¿Qué es lo que has dicho, Max? —dice Jefferson, apartando la cámara y cruzándose de brazos.

¿Qué hace ese maldito aquí? ¡Debería estar en prisión!

—Mierda... —se queja—. Es exactamente igual que en clases. Estás distraída, siempre en tu mundo... Sería bueno que tomaras una de tus selfies patentadas ahora. La transformación entre la vieja Max y la nueva Max. Como sea... ¿Vas a repetir lo que acabas de decir?

—Come mierda y muérete.

Él sonríe.

—Buena respuesta, Max. Buena respuesta... Hey, tu nariz está sangrando. Creo que te di una dosis demasiado grande. Lo lamento, Max. Pero considerando que estás a punto de morir, ese sangrado no es ningún problema.

No... No lo permitiré... ¡Tengo que salir de aquí!

—Suéltame, Jefferson.

—Oh... Eso fue exactamente lo que dijo Victoria hace un rato. No lo recuerdas, por supuesto. Afortunadamente, ya la he dejado ir.

¿Qué...?

— ¿La has dejado...? ¿¡Qué le has hecho a Victoria!?

—No seas estúpida, ¿está bien? Ella está justo donde merece estar.

—No...

—Oh, como si te importara.

¿Qué mierda he hecho...? ¿Por qué ninguna de mis decisiones puede realmente ayudar a los demás? Victoria... V-Victoria está muerta, y todo esto es culpa mía...

Jefferson se inclina hacia mí para tomar con fuerza mi barbilla. No importa cuánto intente forcejear. Estoy totalmente bajo su control.

—Tú iris... Esa dilatación es como el obturador de una cámara. Es como si me estuvieras fotografiando con tus ojos. Es triste que hayas pisoteado así tu don. Pudiste haber ganado el concurso, pero destruiste tu hermosa fotografía. Qué desperdicio... Lo lamento, he tenido que quemar todas tus cosas. Ahora nadie sabrá lo talentosa que realmente pudiste ser. Pero no podía arriesgarme a dejar evidencias. Serás como Rachel Amber. Desaparecerás sin dejar rastro.

Mierda... Ha quemado mi diario... Todas las fotografías que pude haber utilizado para resolver esto han dejado de existir. Es por eso que sigo aquí. Es por eso que no he resuelto nada... ¡Tengo que encontrar alguna forma de escapar!

—Max... Hay algo en tu mirada que no me da buena espina... Especialmente desde que te convertiste de nerd a heroína en una semana. Hay... algo raro que pasa contigo.

Las luces parpadean, al mismo tiempo que un potente trueno se escucha desde el exterior.

M-mierda... ¡La tormenta!

—Oh... —ríe Jefferson—. ¿Ves cuánto ha enloquecido el clima? Como dije... algo raro sucede aquí.

¿Jefferson lo sabe...?

¿Existe alguna manera en la que él haya descubierto mi secreto?

—Ahí está... El miedo, reflejándose al fin en tus ojos. Oh, Max... Es un honor para mí haber trabajado contigo en esta última sesión. Espero que tus fotografías sean realmente apreciadas por lo que pude capturar en ellas. La pérdida de tu inocencia... Al menos, esta será la última lección que sabrás de mí. Y te prometo que después de esto, tu nariz no volverá a sangrar.

—Mark, por favor... No hagas esto... ¡Tienes que dejarme ir! ¡No tienes idea de lo que está sucediendo!

Él coloca un dedo sobre mis labios para hacerme callar.

—Calla, Max.

Él sólo se dirige hacia una mesa para tomar la jeringa que contiene la dosis que finalmente borrará mi existencia en esta realidad. El temor está apoderándose de cada una de las pequeñas fibras de mi cuerpo.

Voy a morir.

N-no... N-no puedo permitirlo... ¡Tengo que salir de aquí!

—Por favor... No lo hagas...

Él viene hacia mí. Camina lentamente para colocar la punta de la aguja sobre mi cuello. Y ya no tengo las fuerzas para rebobinar una vez más.

¿Qué puedo hacer...?

¿Cómo puedo...?

Jefferson se detiene de golpe cuando ese sonido se escucha en la entrada de este infierno, devolviéndome repentinamente las esperanzas. Jefferson deja caer la jeringa y toma un trípode en silencio, sin querer atacar aún para evitar arruinar el factor sorpresa.

— ¡Max! ¿Estás aquí...? ¡Responde!

Esa voz...

La forma en que los labios de Jefferson se curvean en una sonrisa siniestra.

La manera en la que el trípode vuelve a su sitio para que ese maldito pueda tomar el arma que lleva oculta detrás de sus pantalones.

Mi corazón late tan fuerte que incluso duele tanto como mi cabeza.

Si he de morir aquí, será sin permitir que Jefferson pueda salirse con la suya.

— ¡¡Warren, Jefferson está armado!!

Tan sólo siento la forma en la que el trípode se impacta contra mi rostro, cuando él lo toma velozmente para hacerme callar. La fuerza del impacto es tal que finalmente me libera de esta silla, rompiendo las ataduras y haciéndome caer a un lado. La sangre se acumula en mi boca y escapa hacia mi garganta. Sin importar el dolor, consigo incorporarme tan velozmente como puedo. Y eso me ayuda a mirar a Warren por última vez, antes de que Jefferson dispare y la bala se aloje en la cabeza de mi última esperanza.

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora