Capítulo XLVII: Derribando Muros

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     Hemos tenido suerte de salir a tiempo del edificio para resguardarnos en las afueras de la academia, aunque eso no nos salvará. Después de todo, todos esos chicos han visto que fue precisamente Warren Graham quien le dio una paliza a Nathan Prescott. Con algo de suerte podríamos librarnos de la aprehensión que nos depara el destino, así que más vale ser optimista al menos por una vez.

A Warren le ha costado encontrar la calma, principalmente por el hecho de que todo terminó de una manera muy abrupta. Aún está alterado, agitado, y siente deseos de volver a impactar sus puños contra cualquier cosa que pueda servir para desahogar la ira que se apodera de él.

Lo detesto.

—Ya basta, Warren. Harás que nos metamos en problemas más grandes, y así no podremos ayudar a Max.

Detesto admitir que el nombre de Max es lo único que lo puede ayudar a recobrar la cordura.

Se deja caer en el suelo para recargar su espalda contra la pared, mirando sus puños como si quisiera recordar cada pequeño detalle de esas marcas ensangrentadas que han quedado en sus nudillos. Suspira con pesadez y finalmente me mira, sin poder ocultar que el enojo aún se refleja en su mirada.

—Perdí el control por un momento.

—Sí, lo he notado.

—Es sólo que... a-alguien tenía que hacerlo. De no haber sido por Nathan, nada de esto habría pasado.

—Tú mismo has dicho que el responsable de todo esto es Mark Jefferson, así que tendrías que guardar tus energías para darle su merecido a ese hijo de puta.

—Lo sé... ¿Qué haremos ahora?

—Supongo que es peligroso volver a Blackwell ahora. Debemos esperar a que las cosas se calmen un poco. Si vamos ahora, únicamente conseguirás que el director Wells intervenga. Eso significa que perderemos el tiempo, pero... no se me ocurre ningún otro plan.

—Creí que tendrías un plan de emergencia.

—Max suele pensar más rápido y más astutamente que yo... Como sea, sólo nos queda dejar pasar un par de horas. Tal vez podamos ir con mi... c-con David... para explicarle con mejores detalles todo lo que sabemos hasta ahora. Y creo que también necesitaremos la ayuda de Frank.

— ¿Frank Bowers?

—Sí.

— ¿Quién lo hubiera dicho? Lo único que yo quería era invitar a salir a Max, y ahora debo pedirle ayuda a un dealer para poder rescatarla de las manos de un maniático. ¿Crees que ella estará...?

— ¿Invitarla a salir?

Él se ruboriza.

Si tan sólo supiera que quiero estrangularlo justo ahora por haber dicho semejante estupidez.

—S-sí, bueno yo...

—Oh, no digas nada. Lo supe desde el principio.

Y no me agrada la idea.

— ¿E-en verdad...?

—No eres discreto, en absoluto. Vas por Arcadia besando el suelo por donde Max camina... Eres patético.

Y te detesto.

En verdad te detesto.

Warren suspira y echa la cabeza hacia atrás.

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora