Capítulo XXI: El Ángel

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     Creo que he contado la historia del tornado mil veces desde que tuve esa maldita visión que me orilló a esto. Y tal vez si no estuvieran sucediendo todas esas cosas con el clima y los animales, Kate habría pensado que estoy realmente loca.

Y puede que eso último sea cierto.

De alguna manera hemos terminado recostadas en su cama, con las luces apagadas. Kate ha sido considerada conmigo al no encender ese porro de hierba que está esperando pacientemente en el cenicero. Estoy segura de que si lo hiciera, si encendiera ese porro, yo habría estallado en llanto nuevamente. Después de todo, es lo mismo que Chloe solía hacer en su habitación antes de terminar conectada a una máquina.

Las horas pasan. Mi teléfono no ha dejado de recibir llamadas y mensajes de Nathan y Victoria. Tan es así que he tenido que apagarlo. Aún cuando se supone que en esta realidad somos inseparables, no puedo olvidar todo lo que yo recuerdo que ellos han hecho. Es como si alguien me pidiera que le tenga cariño o admiración a David por conducir el autobús, mientras yo sé que él ha golpeado a su hijastra y que de alguna manera está relacionado con Nathan Prescott.

Hablar con Kate realmente me ha ayudado a sacar todas esas cosas que mantenía ocultas. También ha tenido consideración para dejarme hablar sin interrumpirme en ningún momento. Pero al terminar el relato, nos sumimos en el silencio sepulcral que comienza a aplastarme. Realmente quisiera que Kate en algún momento volviera a vestirse de la misma manera que recuerdo. Que sacara a su conejo de alguna parte para abrazarlo o que comenzara a tocar el violín. Pero no parece tener intenciones de hacerlo. A decir verdad, no veo el violín por ninguna parte.

Me alegra tener a Kate a mi lado, pero también me aterra pensar que la he transformado tanto que ha perdido esa esencia que la convertía totalmente en Kate Marsh.

—Así que... ¿Hace cuánto que lo sabes?

Al fin habla, con el mismo tono de voz de alguien que comienza a atar cabos.

—Hace unos días.

—Aquí también ha nevado... El clima se ha vuelto loco. Cuando sucedió el eclipse, por un momento comencé a creer que el mundo estaba acabándose. Y luego vi a las aves, a las ballenas... Te aseguro que mientras conducía hacia la playa, vi que un grupo de perros callejeros se lanzaban al agua y se iban nadando hasta lo más profundo. Parecía ser una misión suicida.

—Y lo que sucede en esta realidad también es culpa mía.

—No puedes adjudicarte la responsabilidad por lo que sucede aquí. Si tú no perteneces a esta realidad, la culpa no debe posarse sobre ti.

—Eso suena agradable, si no fuera que lo que sucedió con Chloe realmente fue culpa mía.

—Me cuesta un poco imaginar que Chloe Price pueda ser punk. Eso no tiene nada que ver con la Chloe que yo conocí.

—Bueno, tú tampoco pareces la Kate que yo conocí.

Ambas sonreímos.

De repente, parece que todo está bien... aunque sé que no lo está.

— ¿Sabes, Max...? Tengo que admitir que me cuesta un poco creer que tú eres esa misma chica que me llevó a la fiesta del Club Vortex. Pareces... Pareciera que eres una persona distinta.

Soy una persona distinta.

Yo jamás habría hecho semejante cosa.

—Kate... ¿Qué fue lo que sucedió en la fiesta?

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora