Capítulo XXXI: Un Choque, y Algo Más

510 53 17
                                    

¡Hey, hola! En Multimedia les he dejado una canción no relacionada con Life is Strange que deben reproducir mientras leen para darle más sabor al capítulo. Les juro que intenté encontrar una dentro del soundtrack del juego que quedara bien, pero ninguna del episodio cuatro era la indicada... En fin, eso es todo por ahora. ¡Que disfruten el capítulo!

     Al pasar justo afuera de Two Whales, Kate decide bajar la velocidad del auto en un repentino momento de cordura. Respira profundamente un par de veces, causando que sea evidente el temblor que ataca a sus manos. Pasa una mano por su rostro y aprovecha para enjugar sus lágrimas. Está pasándolo muy mal.

—Kate, déjame conducir.

Ella niega con la cabeza.

—E-estoy bien... Sólo necesito tomar un respiro...

—No lo estás. Estás alterada. No puedes conducir así.

—N-no es nada, Max. En verdad...

Sé que no es verdad. No puede engañarme. Pero tampoco puedo hacer nada para convencerla de que sea honesta conmigo. Tan sólo pretende pisar de nuevo el acelerador, aunque hay algo que se lo impide. Un fuerte impacto que recibe el auto desde la parte trasera. No basta para causar algo terrible, aunque el golpe si ha sido lo suficientemente fuerte como para que nuestras columnas se sientan ligeramente adoloridas. Enfurecida, Kate mira a través de la ventana para decir un par de cosas hacia el sujeto que nos ha chocado. Pero tras pasar uno segundos, Kate vuelve a sujetar el volante con fuerza. Sus pupilas se contraen y su respiración se agita.

Esto no es bueno.

—E-es Nathan... M-Max, Nathan va en el auto de atrás...

Mierda.

No voy a comprobarlo. No hay tiempo para ello. Sólo rebobinaré.

Retrocede, Max... ¡Retrocede!

La sensación de volver en el tiempo mientras estoy en un auto en movimiento es simplemente desagradable. Kate no tiene idea de lo que ha sucedido, ella aún conduce y se detiene al llegar a Two Whales. Quiero advertirle sobre lo que ocurrirá, pero no hay tiempo. El impacto del auto de Nathan vuelve a sentirse.

Retrocede, Max... Sólo una vez más...

— ¡Max!

Kate me llama antes de que yo pueda invocar a mis poderes. Con el dorso de su mano enjuga la sangre que brota de mi nariz. M-mi cabeza me está matado...

—A-acelera, Kate.

— ¿Qué...?

—Nathan Prescott es quien va en el auto que nos ha golpeado.

Ella lo comprueba velozmente y pisa a fondo el acelerador, sin importarle que la luz del semáforo no haya cambiado de roja a verde. Nos alejamos a toda velocidad de Two Whales sin poder distanciarnos realmente del auto de Nathan, pues él va pisándonos los talones. También acelera para impactarnos nuevamente, como si su intención fuera sacarnos del camino. O algo más.

Debe saber que ya nos hemos dado cuenta de lo que sucede con Rachel. ¿Warren y Stella lo habrán alertado? No importa cómo haya sucedido. El caso es que tenemos que evitar que él consiga sacarnos de la calle. Así que Kate, como si hubiera pensado lo mismo que yo, aumenta la velocidad del auto. Siento que el vértigo se arremolina en mi estómago, y mi instinto me obliga a aferrarme con fuerza a mi asiento, pues no puedo rebobinar en estas circunstancias. Mi cabeza jamás había dolido tanto.

Nathan nos impacta por tercera vez, impulsando nuestro auto hacia adelante y haciendo que Kate pierda el control por un momento. Los golpes son cada vez más fuertes. Nathan está realmente decidido a deshacerse de nosotras.

— ¡Max! ¡Ahí está el granero!

Apenas tengo tiempo de responder a lo que Kate ha dicho, o de mirar en esa dirección para corroborar que realmente hemos llegado. El auto de Nathan nos impacta con tanta fuerza que el auto de Rachel termina por volcarse. Kate y yo gritamos con todas nuestras fuerzas. Damos una, dos, tres vueltas hasta que el auto vuelve a su posición original. Todo mi cuerpo ha quedado adolorido, especialmente mi cuello y mi cabeza que ahora tiene una herida sangrante. Kate no está en mejores condiciones. Ella escupe un poco de sangre y lleva una mano a la herida similar que tiene en la cabeza. Al menos, ambas estamos conscientes y a salvo. El motor de nuestro auto ya no enciende. Una considerable cantidad de humo negro está brotando del motor. Instintivamente, intento mover mis piernas con la única esperanza de que aún pueda caminar. Todo en orden. Puedo respirar tranquila.

—K-Kate... ¿Te encuentras bien?

—S-sí...

Los cristales de nuestro auto están rotos. Milagrosamente no hemos terminado con cortes en el rostro, aunque hay algunos en nuestras manos que destilan algunas gotas de sangre.

Nathan aparca su auto, que está en pésimas condiciones luego de la persecución. No se atreve a salir, pero algo me dice que sé lo que ocurrirá cuando lo haga.

Kate lo mira por el espejo retrovisor durante un instante.

—M-Max... N-no podemos burlar a Nathan...

—Tampoco podemos salir de aquí, aunque tendríamos que hacerlo. No me sorprendería si el motor comienza a incendiarse.

—T-tengo un plan... Y-yo distraeré a Nathan mientras tú entras al cuarto oscuro...

— ¿Qué...? ¡No! Eso sería muy arriesgado.

—De otra manera, Nathan no nos dejará entrar. Y Rachel corre más peligro a cada segundo que pasa.

—Kate... N-no...

—Confía en mí. Todo saldrá bien.

Hay algo en sus ojos que me impide negarme. Un brillo peculiar que sólo ella posee, y que oculta esa extraña habilidad que Kate tiene para salirse con la suya. No me queda más opión que asentir. A tientas, ella busca el Revólver que ahora yace a un lado de la palanca de velocidades. Se asegura de que el cartucho esté lleno y comparte conmigo una mirada de complicidad.

Nos cuesta casi un minuto entero lograr abrir las puertas que igualmente han quedado destruidas. Y en uanto nosotras estamos afuera, Nathan decide salir para hacer el primer disparo. Tengo que rebobinar antes de averiguar si esa bala impactará a Kate o no. Consigo tirar de ella para esquivar el impacto, y ella aprovecha para presionar igualmente el gatillo.

— ¡Corre, Max!

Me cubre sin dejar de disparar en contra de Nathan para que yo pueda llegar hasta el granero. Atravieso la puerta y tomo un trozo astillado de madera que pueda servirme como arma... Y entonces escucho ese quejido de dolor que me hace sentir que mi sangre se congela desde mi corazón.

Apenas tengo valor para girarme y ver la forma en la que Kate cae de espaldas en el suelo. Cubre su pecho con una mano y con la otra aún sostiene el Revolver, que termina por caer igualmente cuando ella pierde por completo sus energías. No puedo reaccionar de ninguna manera que no sea intentando rebobinar a pesar de que mis poderes me han abandonado repentinamente.

Desde el granero, mi mirada se conecta con los ojos fríos y vacíos de Kate. Una lágrima solitaria corre por mi mejilla mientras comienzo a retroceder con andares torpes, dándome cuenta de que esto ha sucedido gracias a que no he hecho nada para evitarlo. Y aunque intento gritar para expresar mi horror, mis emociones han colapsado y se han destruido en mi interior.

E-esto no es posible...

Nathan ha matado a Kate.

D

Love is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora