Capítulo XII: Decisiones y Suspensiones

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     No sé cómo es que he llegado al despacho del director Wells. A decir verdad, es como si mi memoria se hubiese borrado repentinamente. Lo único que sé es que Chloe se encuentra detrás de mí, colocando ambas manos sobre mis hombros en un intento de ayudarme a mantener mi fortaleza. Mis ojos aún están rojos e hinchados, pero me permiten ve casi perfectamente que tengo a Warren a un lado de mí, a Nathan Prescott al otro lado, y que el profesor Jefferson parece estar actuando como mi defensor. David Madsen, por su parte, se mantiene al otro lado de la habitación esbozando esa expresión insoportable e intimidante. Hay un agente de policía justo a un lado del director Wells. Y yo sólo puedo pensar en que no merezco estar aquí. No merezco estar con vida si Kate ya no volverá nunca más.

¿Cómo diablos fue que llegué al despacho, en primer lugar?

El director Wells suspira cansinamente.

—Sé que esto no es agradable para nosotros. Pero tenemos que averiguar lo que sucedió antes de que la señorita Marsh... saltara. El oficial Berry está aquí para tomar notas, para el expediente. Y estoy seguro de que todos ustedes cooperarán con nosotros. Qué tragedia... Pero debe haber una razón para todo. Debemos averiguar por qué Kate Marsh podría haber tenido que tomar una decisión tan desesperada. Como director de la Academia Blackwell, tendré que tomar más en serio mi trabajo. Me encargaré de cada estudiante más cuidadosamente. Lo que pasó hoy no tiene que suceder nunca más.

Chloe ríe por lo bajo, sin una pizca de gracia.

—Señor Madsen. Como jefe de seguridad, usted debió encargarse de que la puerta del techo del edificio estuviese cerrada siempre. Es parte del protocolo. Y es responsabilidad de usted.

Mierda, es una cacería de brujas. Wells debe creer que el verdadero responsable está entre nosotros. Esto no terminará bien.

—Señor Jefferson. Sé que usted no podía saber lo que sucedería, pero Kate asistía a su clase. Así que usted debe saber algo que nosotros ignoramos.

Por supuesto que lo sabe. Todo el mundo lo sabe.

—Señor Prescott. Ya que usted es el responsable de las fiestas del Club Vortex, y ya que la señorita Marsh asistió a una de ellas, usted tendrá que responder algunas preguntas.

¿A quién quiere engañar, director Wells? Nathan resultará impune.

—Señor Graham. Usted tendría que haber estado en clases cuando ocurrió todo el accidente, pero fue encontrado haciendo desastres en el mismo edificio donde se encontraba la señorita Marsh. Eso debe haber tenido alguna razón de ser.

Recién ahora me doy cuenta de que en la comisura de sus labios, Warren ha cosechado un nuevo golpe. ¿Será que ese idiota, David Madsen, intentó detenerlo a punta de puñetazos?

—Señorita Price. Usted fue expulsada de Blackwell hace ya un tiempo, por lo que me encantaría saber las razones por las que usted estaba aquí. No me parece una coincidencia que la señorita Marsh decidiera saltar el mismo día que usted se infiltra en las instalaciones.

Chloe presiona mis hombros con más fuerza. Sé que está reprimiendo su propia ira.

Y ahora, los ojos de Wells se posan sobre mí.

—Señorita Caulfield. ¿Por qué estaba usted en el techo con Kate Marsh? ¿Ella habló con usted acerca de su plan, o le dijo algo que pudiese dar alguna pista de lo que haría? Por favor, díganos todo.

¿Qué caso tiene? Wells no querrá culpar a Nathan, sin importar lo que yo pueda decir.

Pero no puedo quedarme callada. Kate hubiera querido que yo dijera la verdad, aún cuando eso pudiera acarrearme más problemas. Ella lo merece. Y ojalá hubiese tenido el valor de hacerlo antes de... de...

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