capitulo 2

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"la mas hermosa flor es la que se marchita por dentro, muriendo poco a poco"


Dos semanas han transcurrido, cada día regresaba a mi hogar cansada de todas las maneras posibles, cada parte de mi cuerpo protestaba por un descanso después del ajetreado día. Pero ahora amo cada segundo de mi entrenamiento ¿irónico no? Lo que empecé repudiando, ahora lo anhelo con cada pedazo de mi alma. Mi entrenador ha logrado cautivar mi cristalino corazón, su toque cada vez que me enseña posturas para un mejor ataque, quiebra todo en mi ser. Su mirada hace bombear mi corazón de una manera que nunca creí posible, las pocas sonrisas que he presenciado han logrado adormecer mi cuerpo, es mi vicio. Una adicción que se alimenta cada día con solo verme reflejada en el mar de sus ojos. Creo que esto es lo que los humanos llaman amor.

Llego antes de la hora acordada ya que las ansias en mi cuerpo eran mayores a la poca cordura que me quedaba. Frunzo el ceño al percibir que no hay señales de él por ningún lado por lo que me siento en el frio césped de la noche esperando que él llegara. Quito pequeños pedazos de césped seco tratando de distraerme, luchando con la ansiedad de verlo otra vez, me siento algo patética ya que estaba teniendo sentimientos por alguien comparable a un cubo de hielo.

—Llegaste antes. —lo escucho decir atrás mío, con solo escuchar su voz grave, una gran sonrisa lucha por aparecer en mi rostro.

Me levanto y me posiciono frente a él pero con la mira baja ya que no quiero verlo a los ojos. Cada vez que miro ese color intenso que llamea en su mirada es como si mi alma fuera desprendida del cuerpo quedando totalmente vulnerable ante él.

—Empieza a trotar hasta donde puedas. —dice con esa voz que se puede comparar con el frio invierno pero que sin embargo tiene un efecto diferente en mi. Su frialdad es lo que prende la llama que alimenta mi ser.

Observo como tira todas las armas que hemos usado en las pasadas dos semanas al césped. Hago lo que me dice empezando a trotar, realmente he mejorado mucho, o al menos eso creo yo, comparado a la primera vez ya puedo trotar diez vueltas seguidas antes de que mis pulmones empiecen a protestar por un poco de aire. Eso hace que mi pecho se hinche de orgullo. También trato de traer ropa más adecuada, lo que llevo hoy es un short blanco y una camisa ajustada manga larga con un poco de escote, mi largo cabello azabache está atado en una coleta alta. Voy por la cuarta vuelta cuando lo siento correr a mi lado, acto que me descoloca por un momento, me es inevitable no observarlo fijamente buscando un respuesta ante lo que estaba haciendo, pero él mira hacia el frente, verdaderamente me sorprende que esté trotando conmigo, la mayoría de las veces que yo corro él alista los artefactos que usaremos mas tarde. Es la primera vez que hace algo como esto

—Has mejorado mucho en tan poco tiempo, me parece que debo estar orgulloso de tu progreso y lo estoy. —me mira de reojo con una sonrisa tirando de la comisura de sus labios, formando unos hoyuelos en su rostro y yo simplemente me pierdo en su hermosa y perfecta sonrisa, nado en los pequeños camanances que se le forman sin deseos de salir de sus aguas a tal punto que había olvidado lo que estaba haciendo, dejando que mi cuerpo siguiera por inercia —. ¡Cuidado! —escucho que grita pero antes de poder reaccionar siento como mi pie choca con algo extremadamente duro y provoca que caiga bruscamente en el césped. Inmediatamente un fuerte ardor aparece en mi rodilla derecha.

— ¿Estás bien? —dice él tendiéndome su mano para ayudar a levantarme.

—Creo que sí. —me levanto suavemente pero hago una pequeña mueca al sentir un dolor incomodo en mi rodilla, la miro y percibo un gran raspón en ella, no es muy grave pero si me disgusta.

—Sígueme. — aprieta con suavidad mi mano y esa pequeña acción hace que olvide completamente el fastidioso dolor en mi rodilla a causa de los escalofríos que recorren mi cuerpo, logrando arrancar un suspiro insonoro de mi pecho.

Crónica de un pecado (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora