"La calma es solo un respiro para el alma, pero que ciega ante lo que se avecina"
Mira su plato fijamente jugando con el líquido verdoso usando su cuchara. Aún no podía creer que ella se había ido, lo había dejado. Ni siquiera un adiós se pudo escuchar de su parte o un "volveré", simplemente había desaparecido. Aaron suspiró dejando de jugar con su comida mientras se recargaba en el respaldar de su silla. Hace mucho no comía una comida casera pero hoy simplemente no tenía ganas de nada. Solamente quería estar acostado. Unas manos lo sacan de sus pensamientos provocando que voltee un poco su rostro para ver la dueña ese tacto inoportuno.
Issey está sentada junto a él con su típica sonrisa amable. Una sonrisa que te hace confiar ciegamente junto con la dulzura que reflejan sus ojos.
— ¿Te encuentras bien? No has probado ni un poco. — Ella toma la cuchara llenándola con el liquido espeso y la acerca a su boca con la esperanza de que se alimentara — Vamos come, la preparé yo misma y déjame que decirte que eso sucede cada cien años. — Expresa con una risa suave.
— ¿De quién es esta finca? —pregunta él antes de comer lo que ella le ofrece, solamente para quitarse esa molestia. La mira esperando su respuesta.
— Pues veras...— Dice llenando de nuevo la cuchara. — Era de mi padre, la usábamos solo para vacacionar por su localización tan alejada, ya sabes, cuando buscábamos paz. Luego que sucedió todo esto. — suspira —mi padre murió protegiéndome a mí. Me indico que viniera a este lugar, era el lugar más seguro y tuvo razón. — Expresó removiendose un poco incómoda en su asiento, acercando la cuchara a la boca de Aaron nuevamente.
— Lo siento... no quería incomodar con mi pregunta. — Hace una pequeña mueca comiendo nuevamente para después soltar un suspiro de cansancio. — Issey de verdad agradezco este gesto pero no tengo hambre.
— Tranquilo, la guardare para cuando tengas hambre. No creo que estés así siempre. — Ella sonríe comprensiva tomando su plato de sopa y poniéndose de pie. — Ya vuelvo, quiero llevarte a un lugar que de seguro te encantara.
— No creo que me mueva de aquí. — Trata de sonreír pero su gesto parece más una mueca, cuando ella se va empieza a hacer pequeños dibujos imaginarios en la mesa. Sin darse cuenta esta deletreando "Kalaia", al notarlo suspiró cerrando su mano en un puño para después golpear la mesa, causando un estruendo en toda la sala. ¿Por qué tenía que sentir esa incomodidad en su pecho? No la conocía bien. Nunca había probado el sabor de sus labios, solo en sueños que se sentían tan reales. ¿Por qué la necesitaba?
Issey sale apresurada de la cocina ante el fuerte golpe, mirando algo asustada a Aaron. Él cuál al captar su expresión siente un pequeño atisbo de culpabilidad.
— Lo siento... yo. — Aprieta los labios viéndola dado que no tenía una excusa creíble. — Solo lo lamento.
— Descuida. — Se seca las manos en su pequeño vestido floral ajustado un poco al cuerpo. — Ven ponte de pie. Te enseñaré mi lugar secreto. — Murmuró tomando su mano suavemente. Tomando también la osadía de entrelazar sus dedos.
Aaron mira sus manos unidas frunciendo el ceño, extrañamente se sentía bien... Sujeta su mano con delicadeza a lo que ella responde con una sonrisa. Suben unas escaleras de caracol que se encontraban en la esquina de la sala. Issey abre una pequeña puerta de madera algo desgastada pero con toques rústicos que probablemente fueron hermosos hace años. Llegan a una habitación totalmente vacía sin ninguna ventana.
— ¿Es aquí? — Pregunta extrañado viendo a su alrededor escuchando como ella suelta una fina carcajada.
—No Aaron, es arriba de esta habitación. — Con su otra mano jala un cordón que caía del techo abriendo una pequeña compuerta de la cual al caer trae consigo una escalera. Ella sube adelante sin soltar la mano de Aaron.
Al llegar lo primero que se puede observar son unas grandes puertas de vidrio que llevaban a un pequeño balcón. La claridad de la luna entraba en la habitación iluminando lo necesario. Una estantería con algunos libros un poco desgastados. Dos sillones en cada esquina, los dos eran de cuerina color vino.
— Esta habitación es un escape para mi... es cierto que la finca es un lugar tranquilo. Pero este lugar es mío. Vengo a veces a leer, pensar o solo a descansar. — Musito sonriendo de lado para después tirar de su mano caminando hasta las puertas de vidrio
Las abre dejando entrar una fría brisa que se cala hasta los huesos de los dos provocando que ella se apegue mas al cálido cuerpo de Aaron, siendo recibida por él. Salen juntos deteniéndose en el barandal.
— Puedes usarlo si lo deseas. No vengo muy seguido y además me gustaría encontrarte aquí. — Dice soltando su mano para poder enrollar las dos alrededor de su cuello lo que provoca que Aaron se tense notablemente.
— Lo tomare en cuenta... gracias Issey — Responde notablemente incomodo ante la proximidad de su rostro.
— No tienes nada que agradecer. — Suspira a solo dos centímetros de su rostro — Aaron...- saborea su nombre rozando sus labios. Tentandole en cada letra.
— ¿Qué estás haciendo? —Murmura tratando de apartarse un poco. Eso estaba mal ¿Pero por quéestaba mal en realidad?
— Nada que tú no quieras también. — Expresa con firmeza antes de unir sus labios con los de él aprisionándolos en un suave beso el cual Aaron no corresponde al principio con sus ojos aún abiertos.
Una absurda idea llega a su mente lo que hace que él lleve sus manos a su cintura pegándola a su fornido cuerpo. Le sigue el beso con la misma suavidad sintiendo como la fría brisa no puede pasar entre sus cuerpos por la cercanía. Él acaricia su espalda delicadamente mientras ella toca los vellos de su nuca poniéndose un poco de puntillas para poder llegar a su altura. De nuevo vuelve a comparar sus labios, sus caricias con las de ella... ¿Pero como comparar algo que fue un sueño? Al besarla todo su cuerpo reaccionaba a su toque, su corazón se aceleraba tanto que sentía que podía salirse de su pecho. Dejaba de pensar en todo, nada importaba, solo ella. El sabor de sus labios lo llevaban a un viaje embriagador y la calidez que emanaban esfumaba la poca cordura que había en el. En cambio con Issey solo sentía tranquilidad... paz. Su corazón no se aceleraba como con ella. Pero era una tranquilidad que el necesitaba en ese momento, recordó sus palabras y sin haber podido darse cuenta, ella tenía razón, el quería eso tanto como ella y hasta ahora era consiente de ese deseo silencioso. Por lo que siguió disfrutando de la calma de sus labios sin percatarse ninguno de los dos que dos ojos claros los miraban desde el bosque al frente de la casa. Dos ojos que reflejaban un sentimiento en ellos... Dolor.
Mientras eso sucedía Kela y James estaban acostados frente a la chimenea cubiertos con una fina manta. Ella estaba acostada sobre su pecho mientras el acariciaba su cabello con los ojos cerrados. Para James y Aaron, Kela era como su hermana pequeña. No obstante aunque ella fuera apegada a Aaron, tenía una conexión especial con James y él con ella. Por momentos así ellos dos podían olvidarse de todo por un minuto. Olvidar la realidad entre sus brazos. Pero la tranquilidad nunca era para siempre.
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Crónica de un pecado (Edición)
FantasyEn una era donde el infierno se encuentra en la tierra, en la que se ubica una guerra milenaria. Todo ha sido destruido, consumido por las llamas. Los demonios caminan en tierra santa. Los santos se visten de pecadores para sobrevivir. Un tiempo don...