Crónica de un pecado (Edición)

capitulo 22

"no importa si tu sonrisa no lleva mi nombre si tu mirada refleja vida"

Pasa dos de sus dedos por la estantería quitando un poco del polvo que yace ahí. Ella decía que leía ¿pero por que parecía que hace mucho nadie tocaba estos libros? El beso no duro muchos minutos, no podía negar que lo había disfrutado una parte de él, pero por otro lado se sentía culpable aunque no supiera la razón de ello. Issey bajo a la sala después de que se separaran por falta de aire, aun podía sentir sus labios palpitar, estaba casi seguro que habían adaptado un color carmesí. Toma uno de los libros que había llamado un poco su atención, tenía una cubierta bastante desgastada, hasta tenía miedo de abrirlo y que todas las hojas salieran volando. Lo abre lentamente con delicadeza, enarca una ceja de sorpresa al ver que todo está escrito a mano en una elegante cursiva. No es difícil ver sobre de que trata, todo está perfectamente ordenado. Habla sobre diferentes tipos de Demonios ¿Que hace un libro así aquí? No parece algo que profundice mucho en el tema pero tiene bastantes años encima.

Dybbuk: este demonio es el espíritu de un pecador que, al no haber decidido permanecer en el inframundo, escogió penetrar en el cuerpo y alma de una persona. Algunos casos cuentan que para liberar a un poseído de Dybbuk, es necesario que un rabino ortodoxo se arriesgue a liberar al alma en cuestión.

Nephilim: Los teólogos dividen la procedencia de estos demonios en dos: algunos creen que son hijos de ángeles que se aparearon con mujeres de la Tierra; otros, que son descendientes de Caín.

Preta: Son seres exclusivos de las creencias orientales como budismo, hinduismo y sijismo. A diferencia de las religiones occidentales, estas almas en pena son condenadas a vivir en un estado de insaciable y constante deseo, particularmente hambre y la sed. Las creencias antiguas dictan que Preta, en vida, fue una persona avariciosa y con profundos sentimientos de envidia.

Abaddon: Tradicionalmente los textos judaicos interpretaban a Abaddon como sinónimo de destrucción. Más tarde, en los textos cristianos se personificaba como un ser real, teniendo nombres como "Rey de las langostas" y "Destructor".Según la creencia cristiana, Abaddon era originalmente el Ángel Muriel, quien reunió el polvo que formó a Adán.

Un sonido proveniente de afuera llama su atención causando que quite su mirada del libro, lo cierra y con cuidado lo pone en su lugar junto a los otros. ¿Qué fue eso? Camina con paso seguro hasta las puertas de vidrio abiertas, la fría noche abraza su piel llegando a erizar sus bellos. Al llegar afuera no se puede ver nada, lo único que hay para iluminar es la tenue luz de la luna. Pero algo que si puede distinguir es la cola de una capucha adentrarse en el bosque, su corazón da un vuelco al ver eso. ¿Será posible... que sea ella? La curiosidad carcome su alma a tal punto que mira hacia abajo contando los metros de altura ante una posible caída. Suspira subiendo sus pies al barandal tomando equilibrio y salta. Mira hacia abajo en todo momento. A la hora de caer quita sus pies cayendo sobre su hombro derecho lo que produce un fuerte dolor en todo su brazo y por el imparto golpea un poco su cabeza dejándolo desconcertado unos segundos. Se incorpora lentamente sintiendo el pasto picar en su piel, estaba húmedo ya que hace pocas horas había llovido. Hace una mueca al sentir una molestia en su hombro pero la ignora empezando a caminar hacia el bosque en dirección a donde había visto la cola. Tal vez había sido imaginación de él, pero no se iría hasta averiguarlo.

Ya no sabía cuánto había caminado, estaba por devolverse, estar aquí de noche podía ser algo peligroso, hasta que escucha cerca, un chapuzón... frunce el ceño caminando hacia allí. Su boca se abre ligeramente al ver el hermoso lago frente a él, aunque eso no es lo deja mudo. Esta ella en el lago de espaldas a el, el agua llega hasta el final de su torso mientras ella acomoda su cabello negro hacia atrás. Las gotas caen por su espalda muriendo al final, quemando su piel por querer ver más.