capitulo 17

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·"La sonrisa de la inocencia se viste de seda para esconder las espinas que en ella alberga"

Puedo observar como los arbustos se mueven alrededor de nosotros, son movimientos ligeros como el de una pluma pero detectables. James tiene sujetada a Kela mientras sombras pasan rápidamente entre los árboles. La volteo a ver, su pelo está detrás de su oreja, puedo observar su perfil por completo, tiene sujetada la espada con fuerza pero con un semblante sereno. Al voltearse mis pulmones quedan sin aliento, sus ojos son rojos, de un tono escarlata profundo y atrayente. Del color de la sangre signo de muerte y vida nueva, una tonalidad que advierte peligro.

Ante ese pensamiento viajo años atrás cuándo era un simple niño, me visualizo sentado frente a la chimenea de mi hogar, mirando fijamente el fuego, preguntándome constantemente ¿Por qué era tan peligroso? ¿Por qué su tacto era mortal? Pero algo me atraía hacia él, una vez trate de tocarlo y termine con una cicatriz en la palma de mi mano luego del dolor de tu roce. Nunca había visto unos ojos así. Ella siente mi mirada y postra la de ella sobre mi, no aparto los ojos ni un segundo mientras una incógnita llega a mi mente, causando cierta inquietud ¿Es uno de ellos? Desde que esto pasó aprendí a no confiar en esos malditos demonios.

Un grito a mis espaldas me distrae, me volteo y lo primero que veo es a James siendo llevado junto a Kela por unos entes sin forma. La desesperación y el miedo empiezan a correr por mi cuerpo. Sin pensarlo trato de correr hacia ellos, siendo guiado por la desesperación de una posible pérdida. Pero siento un agarre en mi hombro que me detiene abruptamente y al mirar por encima de mi hombro la visualizo a ella.

— Son sirvientes de Daberinos, te mataran al instante.

— ¡No me importa quienes sean! — Exclamo algo alterado dado que la vida de esas dos personas también corría peligro.

Miro que está a punto de decir algo mas, pero una daga negra pasa entre nosotros dos interrumpiéndola. Rápidamente miro a mi alrededor de nuevo, percatandome de que para ese momento ya estábamos rodeados. Ella me mira, su mirada es dura y decidida, ninguna pizca de miedo vacila en sus ojos. Pero también puede ver la advertencia en sus pigmentos rojos.

— Huye. — Dice apartando la mirada de mi.

Cuando estoy a punto de responder ella corre hacia ellos con la intención de atacarlos, mata a dos con la espada, ellos reaccionan y contraatacan siendo más en número. No quiero dejarla sola, pero tengo que por James y Kela. Un recuerdo viene a mi mente, el día en que fui atacado en aquella tienda. Ella los pudo matar desde lejos, en algo tiene razón, no podré vencerlos, y probablemente al quedarme sea una carga. Vi lo que hace esa espada, no quiero pero debo hacerlo, ella es fuerte, confió en eso.

Corro hasta donde esta ella luchando, me ve y frunce el ceño, antes de que reaccione tomo su espada, y corro lejos de ahí. No quiero ver la expresión de su rostro, siento que la deje desarmada con una horna de demonios. La culpabilidad pica en mí pero estoy confiando en sus capacidades, lo siento. Corro en la dirección en que vi que se llevaban a James y Kela, los visualizo a los lejos, empuño la espada con fuerza, es pesada hasta para mí. Mis pies se mueven a su mayor velocidad, mis pulmones quemas y mi herida duele pero continuo. Un pensamiento golpea mi mente y me obliga a detenerme bruscamente, una memoria que no era mía.

"Troto junto a ella, amo ver como su cabello baila con la brisa, esa expresión en su cara es tierna y graciosa al mismo tiempo. Ella me observa de reojo con esos ojos tan únicos a su manera pero hay confusión en su mirada y es justificada, nunca había corrido con ella, solo le exigía más y más. Lo siento, pero ya no puedo más Kalaia..."

Kalaia

Paso mi mano libre por mi rostro desconcertado, es mi voz pero no rememoro nada parecido. Olvido eso cuando veo como se alejan, desde aquí escucho los gritos de Kela y las maldiciones de James.

— ¡Ey malditos! –Grito cuando estoy cerca de ellos. Tratando de llamar su atención.

Se detienen y fijan sus orbes brillantes en mi, son sombras sin forma, lo único que se distingue son unos ojos rojos sin pupila. Nunca había visto unos así, no sé si la espada funcione. Pero no pienso dar un paso hacia atrás.

Me impulso hasta ellos, solo uno se acerca a atacar, no tienen expresión en su rostro pero sé que esto les hace gracia, es un juego que les encanta. Tomo la espada con firmeza sin embargo antes de poder atacarlo con ella, el se esfuma en el aire, mi corazón late con fuerza ¿Desde cuándo hacen eso? Nunca había luchado con esta clase de demonios. Siento una respiración detrás de mí, me volteo pero no está. James me ve inquieto y Kela me mira sollozando. James me hace una seña con la mirada, yo asiento, me volteo y paso la espada rápidamente por la sombra sin detenerme a pensar, al principio pienso que no le hace nada, pero poco a poco la sombra empieza a convertirse en piedra hasta caer en pedazos. Impresionante... la adrenalina corre por mis venas, estoy listo para atacar a los otros. No obstante cuando siento algo clavarse en mi hombro y traspasarlo, no puedo reprimir el grito de dolor, este se combina con el grito de Kela. Miro mi hombro, algo filoso sobresale en él, la sangre ha empapado la mitad de mi camisa. Mi vista se empieza a poner borrosa pero tengo que seguir en pie por ellos dos.

Pierdo fuerza en mis piernas en contra de mi voluntad y caigo al suelo de rodillas, sé que es por la repentina pérdida de sangre y la herida en mi pierna. En casos como este me gustaría ser uno de ellos solo para atacarlos con su propia fuerza, matarlos a su propia velocidad.

Veo por el rabillo del ojo como Kela se zafa del agarre del demonio con una daga que tenía oculta en su zapato, corre hacia mí desesperada y seguidamente siento sus brazos rodeándome. Ya no siento dolor. Antes  de sumergirme en la oscuridad veo a una mujer pelinegra con profundos ojos negros, nunca la había visto, pero esa misma negrura me cubre por completo, la escucho a Ella gritar mi nombre pero su voz se hace cada vez más distante.

"Una toz azota mi cuerpo, me obliga a levantarme de mi acogedora cama, no hace mucho mis padres me mandaron a dormir. Me siento en la cama tratando de parar la toz, pero mi garganta empieza a quemar y mis ojos se ponen llorosos ¿Qué está pasando? Trato de abrir un poco mis ojos a pesar del ardor. Me bajo de mi cama y salgo corriendo a donde estén mis padres, ellos sabrán que sucede. En el momento que abro la puerta, el dolor de mis pulmones y el ardor de mis ojos queda a un lado. Miro llamas a mí alrededor, llamas consumiendo cada lugar de mi hogar. El pánico ahora dirige mi cuerpo. Corro hacia la sala y veo a mis padres tirados encima de la alfombra ¿Cómo pueden seguir dormidos? son siluetas borrosas pero sé que son ellos. Me acerco corriendo a mi madre, está caliente y fría a la vez. La muevo con mis pequeños brazos, pero no despierta

— Mami despierta tenemos que salir... tengo miedo. – No puedo hablar bien, mi garganta quema junto a mis pulmones, no puedo abrir mis ojos en su totalidad.

Siento algo líquido y espeso en mis manos, trato de enfocar mi mirada y cuando lo logro un poco, miro algo rojo en mis manos. Empiezo a temblar ¿Es... es sangre? Siento pánico y asco. Tomo las manos de mi madre y trato de sacarla pero no tengo fuerza, solo soy un niño. Caigo junto al cuerpo de mi madre, respiro con dificultad. Tomo bocanadas de aire, pero lo único que entra en mi es el asfixiante humo. No tardo en dejarme cubrir por el calor de las llamas.

Despierto abruptamente al sentir algo raspar y picar un extremo de mi rostro, mi garganta está seca, abro con dificultad mis ojos y trato de limpiar un poco mi mirada, el ardor aún está pero es soportable. Lo primero que veo es mi hogar derrumbándose a causa del fuego, miro la escena con una inquietud en mi cuerpo ¿Y mis padres? ¿Dónde están? Capto un ardor en mi brazo, bajo mi mirada y ahora en el poza una marca que no había visto jamás"

Lo primero que siento al despertar, es un fuerte dolor en mi hombro y mi pierna, respiro algo agitado por el recuerdo de ese maldito día. Abro lentamente mis ojos y distingo una silueta a mi lado. Cuando se normaliza mi visión, puedo reconocerla, es la mujer que vi antes de hundirme en las profundidades de la oscuridad. Su cabello es negro del mismo tono que sus ojos, es un poco morena. Sus rasgos son sencillos pero llaman la atención, ella sonríe, un gesto que trasmite confianza.

— Mucho gusto Aaron, mi nombre es Issey.

Crónica de un pecado (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora