Capitulo 34

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" Cuando el corazón esta vulnerable, la mente se encuentra expuesta"


Sus ojos grises opacos se reflejaban en el espejo frente a Aaron, mientras terminaba de rasurar el poco vello que había aparecido en su rostro. Al terminar deja la filosa navaja a un costado del lavabo para abrir el grifo, tomando agua en la cuenca de sus manos juntas y mojar su rostro quitando los restos de la crema. Suelta un suspiro tomando una toalla para secarse con leves toques. Al concluir peina su cabello hacia atrás en una coleta baja usando un listón negro mientras que un pequeño fleco de lado caía por un costado de su rostro. Se mira por una última vez en ese pedazo de cristal observando por un segundo una sombra que se reflejaba esperándolo. Camina hasta la silla en la que estaba una chaqueta negra colocándosela con sumo cuidado sin abandonar su expresión gélida.

— Creí que te quedaría grande pero al parecer aun recuerdo tu talla. — Murmura Max desde la esquina del cuarto de baño, esperando apoyado en una pared hasta que él terminara de alistarse.

— ¿Debo felicitarte por eso?— Dice Aaron con una risa ronca impregnada de sarcasmo.

— Guarda tus comentarios para alguien más, ahora muévete que necesitas comer algo. Recuerda que tu cuerpo sigue siendo humano. — Camina hasta la puerta haciendo resonar sus zapatos por toda la habitación. La abre saliendo primero para encaminarse al comedor ubicado a un pasillo de distancia.

Aaron caminaba al lado de Max con un rostro imperturbable casi igual al de él, mientras que en el rostro del hombre mayor a su lado destellaba una sonrisa triunfante a causa de que su plan estaba saliendo tal y como él quería. La parte bloqueada cada vez se iba debilitando mas por esa oscuridad que habitaba en Aaron haciéndole incapaz de recordar algo que nunca había olvidado.

Sus movimientos ahora eran elegantes y sutiles, hasta intimidantes por su mirada dura. Estaba por llegar a la puerta del comedor hasta que siente un cuerpo impactando a un costado, arrancando un gruñido de fastidio de su garganta. Al bajar su mirada para ver él responsable se topa con una cabellera rubia perteneciente a una mujer con profundos ojos oscuros que ahora lo veían asustados alejándose antes de bajar la mirada.

— L—lo siento. —Susurra bajo con una voz casi inaudible mientras jugaba con sus dedos.

— Deberías fijarte por donde caminas, a algunas personas no les gusta toparse con basura antes de comer. — Masculla Aaron con la mandíbula apretada viéndola con desagrado.

— No era mi intención arruinar su apetito. —Aprieta sus labios algo temblorosos observándolo de reojo con un rencor superficial.

— ¿Tampoco era tu intención causarme un malestar estomacal? Muy tarde, creo que hasta nauseas tengo en este momento. —Sus labios se curvan a un lado en una sonrisa burlona.

— Basta señor, solo fue un accidente. — Comprime sus manos hasta que sus nudillos se ponen blancos.

Aaron se acerca a ella con un paso sigiloso casi comparable al de un depredador que está a punto de clavar las garras en su indefensa presa. Coloca sus largos dedos en la barbilla de la mujer para levantar su rostro hasta que sus ojos grises se topan con ese mar oscuro que hervía con algo de irritación en su cara. Aproxima lentamente sus labios a los de ella sintiendo como su respiración se cortaba entiesando cada musculo de su cuerpo. La cólera había dado paso a la sorpresa.

— Perfectamente podría besarte ahora mismo y decir que es un accidente. Muchas veces la definición de una palabra cambia desde el punto de vista en que se vea y de la boca en la que salga. — Murmura con voz áspera chocando su aliento caliente contra la blanca piel de esa desconocida.

Crónica de un pecado (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora