Capitulo 38

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"Fue tu sonrisa, no los labios que la envolvían"

Un dolor había taladrado su sien causando que un gruñido saliera de sus labios resecos mientras se removía en el piso polvoriento. Al abrir los ojos con algo de dificultad, vio directamente al sillón de al lado sintiendo como su corazón deseaba salir por la boca abruptamente al no percibir rastro de Kalaia, por lo que se puso de pie rápidamente ignorando el malestar de su cuerpo para salir de la cabaña casi tropezándose en las escaleras de madera. Pero sus pulmones finalmente admiten el aire al ver una cabellera negra junto a un pequeño riachuelo que pasaba por allí, inclinada para tocar con sutileza el agua mientras los rayos del sol iluminaban su piel. Era increíble como ese lugar podía conservar algo de belleza con toda la catástrofe fuera, hasta podía escuchar el dulce canto de las aves entre los gigantescos arboles que hacían una refrescante sombra contrastante al calor sobre la tierra.

— Creí que habías dejado ese habito de espiar a las personas- escucha que dice ella sacándolo de sus pensamientos. Kalaia lo veía de reojo con el rostro algo mojado ya que se había quitado la sangre con el agua del riachuelo.

— No cuando se trata de ti. — Musita caminando con sigilo hasta ella.

— Deja tus frases quemadas para alguien más. Tal vez deberías usar algo más de tu estilo como "te torturo porque te amo" —Sisea con un tono agrio en su voz mientras se ponía de piel teniendo en sus ojos una frialdad que dejaba corto al mismísimo invierno.

— Kalaia yo... —Es interrumpido cuando siente un fuerte impacto en su mejilla desestabilizándolo completamente, causando que cayera de golpe en el pasto seco, pero el dolor de la caída fue dejado en segundo plano ante la sorpresa de lo que ella había hecho.

— ¿QUE DIRAS? ¿Qué estabas bajo el control de ellos? Esa no es ninguna jodida excusa. ¡NO FUISTE LO SUFICIENTE FUERTE COMO PARA RESISTIRTE! Sabía que me odiabas, pero lo que me quebró no fue sentir como dañabas mi cuerpo, si no ver en tus ojos que lo disfrutabas. — Su voz empezó llena de amargura acumulada para luego romperse de a pocos.

Aaron se incorporo avivadamente en silencio aunque su mejilla ardiera, para poder envolver su delicado cuerpo entre sus brazos tratando de unir los fragmentos que él había roto en ese abrazo pero cuando ella lo parto de golpe supo que no era así de sencillo.

— Sé muy bien que fui débil Kalaia, pero era vulnerable en ese momento. Tu mentira me perseguía y...

— ¿Mi mentira? —Ríe seca viéndolo con dureza. —¿Alguna vez escuchaste lo que deseaba decir? Solamente escuchas a los demás para hacerte la victima pero nunca has escuchado mi versión, no necesitas estar bajo un control mental para que te envenenen la mente. Eres débil en tantos sentidos. —Sus labios se aprietan en una fina línea junto con su mandíbula. — Tú nunca podrás ser como Asael, él si era fuerte, era un hombre de verdad. — Sisea dejándose llevar un momento por el rencor que sentía.

Sus palabras calaron en lo profundo de su ser como miles de cuchillas haciendo que tuviera que respirar por la falta de aire que le causaba el dolor y la rabia que sentía en ese momento teniendo que obligarse a callar ya que cada oración que diría seria controlada por el coraje feroz que lo desgarraba por dentro.

— Si, admito que me acerque a ti por tu parecido con Asael, quería remendar contigo el error que cometí con él, deseaba protegerte como no pude hacerlo por él. Pero lo que llegue a sentir no fue por tu físico, cuando alguien ama a otra persona, no solo se fija en su exterior, también en el color de su alma, amaba tu sonrisa pero no por los labios que la envolvían. Eras tan frágil aunque aparentaras fuerza. ¿Te fue muy difícil creer que realmente me enamore de ti por quien eres y no por cómo eres? Yo no tengo por qué pagar los platos rotos de tus problemas de confianza. Ya basta Aaron, ya no puedo más. —Articula bajando la mirada mientras apretaba los ojos con fuerza antes de mirarlo decidida aunque sintiera como dentro de ella, empezaran a formarse. —Cumpliré lo que me propuse desde un principio que era cuidarte, pero no quiero nada contigo hasta que no puedas remediar con tus propios demonios y será una batalla que deberás efectuar solo.

— Ya basta... —Se sentía al borde apretando la mandíbula hasta que sus molares dolían.

— ¿No puedes enfrentar la verdad?

— No puedo digerir que te estoy perdiendo.

— No me estás perdiendo Aaron, ya lo hiciste. Hasta yo tengo un límite para ser pisoteada.

— Kalaia yo...—No encontraba las palabras exactas para decir todo lo que arremolinaba dentro. — Te amo, es lo único que puedo decir, sé que he sido un estúpido, he cometido tantos errores que no merezco ni tu perdón pero mi corazón solo late por ti. Fui débil pero tú me hiciste fuerte y no pude darme cuenta de ello antes. — Aaron acerca una mano al rostro de Kalaia para dar una pequeña caricia en uno de sus pómulos viendo como ella se tensaba pero no se apartaba, sus ojos le demostraban que necesitaba sentirlo aunque le doliera. — Fui un cobarde siempre siendo la víctima de una historia que no era mía. No te pediré perdón, ni otra oportunidad, simplemente diré que te amo y eso me hace hacer estupideces de las cuales luego me arrepiento. Pero te amo Kalaia, de una forma que ni yo puedo comprender. Pero te amo. —Aaron acerca sus labios a los de ella viéndola fijamente a los ojos, observando cómo quitaba esa capa de hielo dejando su alma vulnerable, lo cual rápidamente trata de ocultar. Cuando sus labios se rozaron Kalaia se tensó totalmente no queriendo caer nuevamente.

— No Aaron por favor ya no mas... — Musita con la voz algo adolorida teniendo sus ojos azules un poco cristalizados. Ella también era débil, débil ante él.

— No me niegues tus labios cuando más los necesito. —Menciona ásperamente por su cercanía sintiendo el deseo de fundirse en su dulce perdición.

Al no escuchar nada mas provenir de ella junta finalmente sus labios sintiendo un escalofrió recorrer cada parte de su cuerpo dándole una sensación de hormigueo mientras la besaba en un suave danzar de bocas al que ella se amoldaba perfectamente, pasando sus brazos encima de sus hombros para atraerlo más a su cuerpo, sintiendo esa calidad tan única envolverlos mientras se profundizaba aun mas su roce, erizándoles la piel por completo. Aaron ladeo la cabeza para tener más acceso a su boca soltando un pequeño gruñido de satisfacción, después de tanto tiempo por fin había probado nuevamente ese sabor que lo embriagaba. Pero entre ellos había un ligero sabor a sangre que les recordaba lo que había sucedido ayer trayendo una opresión a su pecho.

Se separan cuando los pulmones de Aaron empezaron a arder por un poco de aire instalando una mueca de fastidio en los labios enrojecidos de él, sin quitar las manos que inconscientemente había puesto en la cintura de Kalaia, cubierta por las telas rotas que aun llevaba encima.

Ese beso había sido una probada de fantasía pero también de realidad, por lo que algo llego a su mente. Debido a la forma en que se dilato la mirada de Aaron, Kalaia supo que pasaba algo excluyente a ellos. Tal vez estaba siendo estúpida nuevamente, o débil, posiblemente atontada por el beso pero no pudo evitar sentir algo de preocupación.

— ¿Sucede algo? —Cuestiona ella tomando su rostro entre sus manos para obligarlo a mirarla.

— James y Kela, se quedaron en ese lugar, yo no los pude sacar, Joder. —La culpabilidad taladraba en su interior, separándose para tomar aire mientras pasaba las manos por su rostro.

— No planeas volver ¿cierto?

— No tengo otra alternativa.

— ¿Acaso estás loco? Aunque consigas entrar no saldrás vivo nuevamente.

— ¡No los puedo dejar!

— Hay otras alternativas que no implican ir hacia una misión suicida. Primero cálmate. —Menciona Kalaia suavemente tratando de calmarlo un poco mientras subía sus manos por la fuerte espalda de Aaron, sintiendo como se relajaba un poco ante su toque.

En el campo de visión de Aaron apareció un pequeña rosa cerca de un arbusto repleto de ellas pero la mayoría estaba medianeramente marchita, solo esa conservaba su vitalidad y fue allí cuando recordó la promesa que había hecho al pequeño de ojos verdes, rememorando también que tenía que decirle a ella sobre la desdichada tragedia que aun no superaba totalmente. Pero aunque a él le doliera su perdida, Tom siempre fue más apegado a Kalaia.

— Kalaia necesito decirte algo y por favor, trata de no alterarte tanto. 

Crónica de un pecado (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora