Capítulo 38

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Despierto de un salto cuando el sol comienza a iluminar mi cuarto. Me siento horrible y quiero seguir durmiendo, pero al sentir la ropa tan incómoda me siento y me quedo pensando. Me quedé dormida cuando llegue ayer a mi cuarto, no me cambie, ni me desmaquille. Me obligo a levantarme para vestirme con mi pijama y lavarme la cara. ¿Qué me pasa? Me da vueltas la cabeza, me siento horrible.

Regreso a mi cama terminando de cambiarme y me acuesto. Dormiré hasta que me despierte, estoy muy cansada. Si mis padres supieras mi plan para hoy, me obligarían a levantarme e ir a algún museo. Pero si supieran que todo el plan de viaje a Berlín cambió por Derek, me regresarían a Saarbrücken y luego me matarían.

No sé si me arrepiento de Derek. Hubiera preferido no conocerlo, hubiera sido más sencillo. Pero no me arrepiento.

El ladrido de un perro me despierta. Me cuesta abrir los ojos, pero cuando lo logro, veo a Toby cerca de mi cara ladrando. Me cuesta entender que hace aquí hasta que veo a Derek entrando y cierra la puerta. Esto es lo que menos quiero. Haré como si no lo vi, me doy media vuelta en mi cama y me tapo con una almohada.

—Tenemos que hablar—me dice con su voz ronca.

No le contesto, no pienso hacerlo.

—Anne. Por favor.

—No tenemos nada de qué hablar—contesto sin verlo.

—Escúchame— suspira—Ayer tomé mucho, tanto como para no poder tomar una decisión.

—De eso se trata, no es de tener que pensarlo y tomar la decisión, no lo haces cuando quieres a una persona. Déjame por favor—le contesto tratando de sonar fuerte, pero mi voz se debilita.

—Anne, estaba...—lo interrumpo, no puedo con esto, con él.

—No, Derek. ¿Qué pensaste? ¿Que soy otra chica? —Levanto más la voz— Otra chica para obligarla a tatuarse tu inicial. Soy una estúpida por caer—todas mis lágrimas acumuladas se escapan al pronunciar las palabras— Vete.

—Tu eres diferente, no eres otra. Te quiero, carajo.

—Eso creí. Vete por favor— logro decir con la poca fuerza que me queda.

Me tapo la cara con las manos y sollozo en ellas. Escucho la puerta cerrarse, y los pasos de Derek al otro lado de ella alejándose.

Aún así, no me arrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora