Capítulo 8

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Estoy acostada en el sillón de mi cuarto viendo la tele, cuando oigo a alguien tocar la puerta. Me paro de inmediato, me arreglo el pelo con las manos con la esperanza de que el que llama sea Derek. Sé que no debería estar actuando así, pero no puedo evitarlo con su sonrisa, sus ojos, su barba... bueno, basta, me están esperando al otro lado de la puerta. Por última vez me veo en el espejo y me dirijo a la puerta.

Cuando veo que es Derek al abrirla, siento emoción, luego me cambia a nervios, felicidad, muchos sentimientos. ¿Por qué me siento así por un extraño?

-Hola-sonrío.

-Ah, hola. Oye, mis padres salieron y Caleb no está-me dice y me empiezo a sentir incomoda por lo que pienso que me va a decir- voy a salir, para cuando yo regrese, mi madre ya estará acá. Entonces, ¿me haces un favor? -se me queda viendo. Asiento. Cuando oigo sus palabras siento desilusión. Que tonta, no sé porque pensé que talvez quería que hiciéramos algo juntos cuando lo vi en mi puerta parado- Bien. Entrégale esto a mi madre, por favor-me extiende su mano y me da una caja de medicina en pastillas- ¿sí?

-Sí, sí. Yo se la doy ¿le digo algo? -pregunto con voz desilusionada.

-Solo dile que ya pasé a comprárselas, gracias- sonríe- bueno, ya me voy.

Atrás de él escucho ladridos de un perro, y el ruido de sus patas corriendo. Me asomo a lado de él, y veo un perrito corriendo hacia nosotros. Es un yorkshire y está precioso.

-Y, ¿él quién es? -Digo incándome para acariciarlo cuando llega directo a mí- no sabía que tienen un perrito, ¿Cómo se llama?

-Tobi, lo tenemos desde hace dos meses. De hecho ahorita es lo que voy a hacer, lo voy a sacar a pasear.

Me gustaría acompañarlos, pero no me invita. Pensaría que iría a entrenar lo que sea que hace, o ir a dañarse más los nudillos que tiene.

-Está bien, diviértete- trato de sonar linda, y me paro.

-Sí, gracias- sonríe y se marcha, Tobi lo sigue. Cierro la puerta.

Regreso al sillón y prendo la televisión de nuevo. Suspiro.

A los diez minutos de acostarme escucho golpes en la puerta, de nuevo.

Al abrir veo a Derek. Y, ¿ahora qué quiere?

Subo las cejas y me queda viendo.

-Anne, quería saber si me acompañas a sacar a caminar a Tobi...-me dice.

¿Yo? ¿Derek me está pidiendo que lo acompañe? ¿Yo, Anne?

-Claro- y me arrepiento de decir eso. Debí haberme hecho del rogar, pero con él enfrente no puedo pensar bien más en lo único que quiero, que es conocerlo y estar con este chico encantador.

-Qué bueno, me alegra. ¿Estas lista? - y ve mi cuerpo.

- ¿Me dejas cambiarme? Rápido.

Asiente. Abro más la puerta en gesto a que entre. Y pasa. Se sienta en el sillón, mientras agarro mis pantalones y una playera con mangas blanca con flores de colores. Me voy al baño y me cambio. Me observo en el espejo, y me arreglo el pelo con las manos. Decido ponerme mascara de pestañas. Lista. Salgo del baño, y me observa, eso de quedarme viendo siempre ya se le hizo costumbre.

- ¿lista? - pregunta.

-Lista - sonrío con dientes.

-Linda, vamos.

¿Me acaba de llamar linda? Que perfecto.

Salimos de la casa y caminamos a la misma dirección que esta Bays. No hace tanto frio como ayer, eso me gusta para salir a caminar.

-Y, ¿Cómo es tu vida en Saarbrücken? ¿Te gusta? -pregunta.

-Me gusta mucho. Es un lugar tranquilo, le va bien a mi vida- me veo y asiente para que continúe- ahorita acabo de salir de la escuela, voy a estudiar ahí mismo, toda mi vida he vivido en Saarbrücken.

-Nunca he ido, pero mis papas si, a visitar a los tuyos ¿se llevan bien, no es así? - pregunta.

-Son mejores amigos- le contesto.

-Aja-asiente- ¿cómo se conocieron?

-Tu papa estudio en la escuela con el mío, ¿Qué no sabes?

-No... no me habían dicho.

-Ah, pues ahí. Y después mi papa se casó y mi mamá y la tuya se cayeron muy bien. Desde ahí son los cuatro muy amigos- explico. ¿Cómo no va saber esto? ¿Le interesa? Parece que si por la forma en que me escucha.

-Y tu hermano vino acá dos meses.

-Así es- miro el piso de la banqueta por la que caminamos. Pasamos por edificios y cafeterías, algunas ya están cerradas- ¿te interesa la forma en que se conocieron nuestros papas? Ya lo hubieras sabido si sí- no puedo evitar preguntar.

-De hecho, no- sonríe -solo quiero verte hablar y mover los labios-me dice con voz coqueta, me ve a los ojos muy fijamente con una leve sonrisa.

Siento como me sonrojo al oírlo. No sé qué decir ahora.

-Ay, no dejes de hablar- se para y deja de caminar, hago lo mismo y se me acelera el pulso, se voltea para tenerme de frente- por favor, me gusta- me dice suave y me pasa por detrás de la oreja un mechón de pelo.

Al sentirlo se mezclan sentimientos desconocidos en mi cuerpo. Lo veo a los ojos. Despega su mano de mi pelo y se voltea para seguir caminando. Sí que sigo siendo mensa, ¿Por qué pensaría que me besaría? Aunque no lo hubiera dejado, no lo conozco, pero tiene algo.

-Bueno, pero me toca a mí preguntarte- mientras le digo me ve los labios y después los ojos.

-Bien, una pregunta.

- ¿Qué entrenas? -lo primero que se me viene a la mente.

-Artes marciales mixtas ¿eso es lo más interesante que querías saber de mí?

-Curiosidad, ¿ahí te lastimas los nudillos?

-A veces- responde. No parece importarle. Y, ¿las otras veces? Prefiero no preguntar.

-Y ¿Cómo son los Artes marciales mixtas? -pregunto.

-Yo entreno mucho, es como pelear con muchas técnicas, y no hay tantas reglas.

- ¿pelear?

-Aja... Oye mira, algodones de azúcar, ¿te gustan?

Asiento.

-Perfecto- sonríe y se aleja de mí caminando al señor que los vende.

-No, espera...-digo pero no me hace caso.

Me quedo parada y pienso de nuestra conversación, prefiero ya dejarla así, aunque no quiero, pero tampoco quiero cuestionarle todo.

Regresa conmigo con un algodón de azúcar rosa. Me ruborizo cuando me sonríe y me lo extiende para que lo agarre.

- ¡Gracias! Qué lindo- y es la verdad.

Derek me acaba de regalar un algodón de azúcar ¿No es perfecto todo esto? Lo abro cuidadosamente. Me encanta lo dulce.

-Solo porque eres linda- aparece la sonrisa coqueta de nuevo- Anne, ya está oscureciendo un poco, ¿regresamos?

-No me había dado cuenta- me meto a la boca un pedazo del algodón.

Tampoco me di cuenta de la presencia de Tobi en todo el camino, no es ninguna molestia. Aparte de lo entretenida que estaba con Derek.

Cuando llegamos a la casa, ya nos acabamos todo el algodón de azúcar, me siento un poco empalagada. Voy directo a mi cuarto, estoy agotada, y con una sensación rara después de haber estado con él. Quedo dormida.

Aún así, no me arrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora