Capítulo 40

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En mi camino de regreso a la casa Larsen, admiro cada detalle de cada calle, inhalo el aire de Berlín y trato de exhalar mi dolor. Mañana me regreso, y aunque haya sido terrible venir acá, me gusta mucho Berlín y quiero disfrutar el día que me queda acá.

Llego a la casa y me cambio de pantalones a unos más cómodos.

—¿Caleb? —digo mientras toco su puerta.

Espero a su respuesta, pero aparece abriéndome la puerta con una gran sonrisa.

—¡Hola! ¿Cómo sigues? —me pregunta tiernamente. Me hace sentir bien que me pregunte como sigo después de lo ocurrido ayer. Siento que le importo, y eso es algo que necesito en estos momentos, apoyo.

—Creo que bien—le sonrío mientras entro a su cuarto después de su gesto de invitación a pasar.

—No creo que tan bien—me ve con ojos juguetones— al día siguiente de haber tomado, no es el mejor. Te prepararé algo para que te sientas mucho mejor— dice y se sienta en la orilla de su cama. A su lado me siento yo.

—Eso estaría muy bien. Gracias—hago una pausa y sonrío. Agrego al final— Por todo. Te voy a extrañar.

—Vamos a la cocina, te lo voy a preparar— se levanta de su cama y abre la puerta dispuesto a salir. Asiento y lo sigo a la cocina.

—¿Qué me vas a preparar? — le pregunto.

—Algo— me dice con picardía— Pero, ¿Cuánto tiempo te quedas acá? ¿Ya tienes un mes aquí? —me pregunta mientras saca ingredientes del refrigerador y yo me siento en la barra viéndolo.

—Me queda un día. Estoy acá desde hace menos de un mes. Iba a estar un mes y medio, o talvez dos, pero mi mamá me ha dicho que después de lo que pasó ayer, que me regreso mañana— le digo un poco nerviosa.

—¿Es en serio? —suelta todos los ingredientes y se voltea para verme serio. Asiento— ¿Cuándo hablaste con ella?

—Antes de llegar a la casa. Fui a una cafetería y decidí hablarle.

—Estuvo bien eso, pero no te vayas. Te queda tiempo— me dice en un tono suplicante.

—Es lo mejor. Me estoy quedando en la casa del chico que...

—Anne— me interrumpe. Me quedo callada y continua— No se lo permitas.

—Mañana me voy a ir, es lo mejor. Me hubiera gustado quedarme, pero no puedo.

—Está bien. Es tu decisión —Me dice en un tono que no quería que me lo dijera, lo dice para respetar mi decisión, pero se ve molesto y su tono dice que no la apoya.

Aún así, no me arrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora