Capítulo 2

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Al llegar por mis maletas, me ayuda un señor a llevarlas afuera. Estoy muy cansada, a pesar de que me dormí casi todo el vuelo, mis piernas me duelen, y me duele un poco la cabeza. Sin la ayuda de este señor, yo ya no podría con tanta maleta pesada.

Al salir, busco entre toda la gente esperando a sus familias, amigos, o visitantes. Encuentro una familia con un cartel de "Bienvenida Casandra", se ven bastante emocionados. Entre otras personas, por fin mis ojos encuentran la sonrisa larga de Parker. No lo recordaba tan alto, su aspecto ha cambiado mucho, se ve más saludable: su barba rasurada, alto y firme (eso siempre), cejas gruesas oscuras, su pelo oscuro un poco alborotado. Debo de admitir que se ve mejor con la barba rasurada, le da un aspecto mucho más joven.

Camina y se acerca más a mí, se ve la alegría en sus ojos de verme. Camino sonriendo hacia él. Hasta que por fin llego a él.

- ¡Anne! -me dice con su voz alegre- ¡cómo has cambiado! -me abraza-que hermosa. Me alegro tanto de verte.

- ¡Gracias! me da tanto gusto ya verte. Tu igual... luces diferente, más joven- digo sonriendo, tiemblo del frio que hace, esta sudadera tan ligera que llevo puesta no ayuda de mucho- muero de frio- no aguanto.

- Gracias, cielo. Lo sé, ha estado haciendo mucho frio a esta hora- dice mientras hace un gesto hacia la puerta, y comienza a caminar mientras habla. Lo sigo, y el señor paciente con las maletas va tras nosotros- pero en las mañanas el clima está mejor- sonríe.

- Me imagino que sí, y eso espero- me tiemblan los dientes, pero sonrió.

- Aquí- dice señalando un carro Mercedes Benz- llegamos- saca sus llaves y abre la cajuela.

Mientras el señor guarda en la cajuela las maletas, trato de disimular mi asombro de que tengan un carro tan precioso. No soy una aficionada por carros, pero si puedo saber que este es bueno, aparte de bonito. Parker ha de ganar muy bien en su trabajo de abogado.

-Gracias, señor- dice. Le extiende la mano, y le da unas monedas. El señor da las gracias y se va. Parker se dirige a mi después- muy bien, ¿lista? - dice abriendo la puerta del copiloto, y me hace una seña para que me siente.

Tal y como lo recordaba, una persona muy amable. Entro y me siento. Le sonrió, como gesto de agradecimiento. El carro es amplio, muy cómodo, con forro de piel color crema.

Aún así, no me arrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora