Capítulo dieciséis.

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DIECISEIS: LA PEOR COMPAÑERA DEL MUNDO.

● Selley: 


—Señorita, debe bajar ya, el coche de la familia sale hacia el cementerio en cinco minutos –oí al mayordomo al otro lado de la puerta.

—¡Ya voy! –dije y me levanté de la cama. Observé mi reflejo en el espejo. Otra noche de insomnio reflejada en mi cara. Un color grisáceo se acomodaba bajo mis ojos, y es que esto de huir intentando que los problemas se solucionen por si solos, no funciona para nada.  Y sí, tenía un gran problema y nadie a quién contárselo.

Una vez en el asiento trasero de aquella limusina, barajé entre toda la música de mi lista de reproducción favorita. Seleccioné aleatorio y “Set fire to the rain” comenzó a sonar de mis auriculares.

—Mala elección, Selley. –musité y la dejé sonar. Estaba más que claro que aquella mañana todo estaba en mi contra.

Cientos de personas vestidas de negro esperaban ya en aquel cementerio de Nottingham, que tan pronto mi padre bajó del coche, lo rodearon para darle el pésame. Intentando pasar desapercibida me escabullí entre la gente y me dejé caer a los pies de un gran árbol aún con el reproductor encendido. Entonces recordé la vez en que Harry me había llamado mandona para luego contarme la historia de sus padres. ¿En serio? ¿A cada cosa que hiciera él surcaría mi mente? Subí el volumen de la música con la intención de que no fuese capaz de escuchar ni mis propios pensamientos, y cerré los ojos. Rihanna sonaba ahora con “I love the way you lie”. Me di cuenta de que estaban a punto  de enterrar el ataúd y, como si de un espectáculo se tratase, me acerqué para colocarme en primera fila.

—Ojalá estuvieses aquí, podría contarte todo esto sabiendo que después me dirías la solución correcta. –recité en mi mente. –Si estuvieras aquí ni siquiera tendría estos problemas. No habría conocido a nadie en aquel maldito internado. No. No me arrepiento de haber conocido a algunas personas. Simplemente deberíais haberme dicho la verdad. ¡Siempre te lo he contado todo! ¿Por qué me mentiste? –lloraba, pero por lo menos gritaba en mi cabeza y no en voz alta. – ¿Por qué me hicisteis vivir una mentira? ¿Desde cuándo? ¡Ahora estarías viva!

Cada montón de tierra que caía sobre aquella tumba de madera era un reproche más hacia ella. Y no le echaba la culpa de sus actos, en absoluto, puesto que ella intentó hacerme feliz a pesar de que le costó la vida. Solo me negaba a decirle adiós tan rápido. No podría compartir con ella ningún momento más de mi vida, ni bueno ni malo. Todos aquellos en los que siempre soñé que ella estaría ahí para apoyarme, ya nunca se harán realidad.

—No estarás en mi graduación, en ninguno de mis próximos cumpleaños, jamás conocerás a tus nietos… –seguí  numerando mentalmente, sorprendida por la última de las opciones.

—¿Tú? ¿Tener hijos? ¿Con quién? ¿Con  Styles? –me pareció oír a la voz de mi conciencia y puse los ojos en blanco. Sin darme tiempo a reprimirme mentalmente un escalofrío recorrió mi espalda y mi corazón se aceleró.

● Harry:

Me revolví bajo las sábanas al notar el aire frío colarse bajo ellas. ¿Era cosa mía o se estaban moviendo? Sentí una mano, suave, recorrerme la zona abdominal y otra mi espalda.

—Louis, como estés intentando despertarme, te llevarás el almohadazo de tu vida. –dije con la voz ronca, por el bruto despertar.

—No soy Louis. –oí una voz femenina y entonces presioné rápidamente el interruptor de la luz. Me di la vuelta aún cegado por ella y me froté los ojos.

Del cielo al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora