Capítulo cuarenta y cinco.

2.7K 146 11
                                    

CUARENTA Y CINCO: LA ESTATURA DE MI NOVIA ES SÚPER SEXY, ¿NO CREES?

 

● Selley: 

El sol de inicios de verano irradiaba en el cielo, y era realmente raro que no hubiese ni una sola nube, dado que nuestro clima no solía ser muy caluroso. A pesar del bochornoso calor, todos los alumnos estaban manos a la obra con la subasta de citas de mañana. Y yo también tenía unas ganas tremendas de ayudar, si no fuese porque descansando sobre el cuerpo de Harry se estaba muchísimo mejor. 

—Eres un pequeño genio, Selley, uno que no es tan inocente como aparenta y tiene un lado salvaje oculto, pero al fin y al cabo, un genio. –concluyó Sam, tumbada sobre el pobre Niall, solo para castigarle sin poder comerse las chocolatinas que había comprado. 

—¿Qué clase de fantasía sexual estarías teniendo para que se te ocurriese una subasta de citas? –Zayn alzó el ceño, mirándome a mí, luego a Harry, que estaba tumbado sobre la hierba conmigo encima, y de nuevo a mí mientras Liam y Louis reían. 

—Contigo desde luego no, Malik. –escupió el castaño, pasando sus brazos alrededor de mi cuerpo y colocándolos en mi trasero en ademán posesivo. 

—Yo sé que tu novia me desea. –continuó y me guiñó un ojo, bromeando.

—Es mi novia, –remarcó– y por lo tanto me desea a mí. –Zayn dio la broma por derrotada y siguieron observando como poco a poco la pasarela en la que las chicas tendríamos que colocarnos mañana mientras los tíos pujaban por nosotras. 

—Así que... ¿Soy tu novia, Harry? –con un profundo movimiento de mis caderas sobre las suyas y acercando mi cuerpo hasta pegarlo al suyo, aproximé mis labios a su oído para hablar en susurros. 

—Voy a ser muy posesivo, fulminaré con la mirada a todo hombre que se te acerque y me enfadaré cada vez que uno te hable. 

—Eso se llama celos. 

—Bueno, cuando tienes novia es normal sentir celos, ¿no? 

—¿Nunca has tenido novia? –pregunté y negó con un movimiento de cabeza.

—Eres la primera. –confesó.– ¿Y tú? ¿Cuántos novios has tenido? 

—¿En serio quieres que te hable de ellos? 

—Sí. Siempre que su nombre venga acompañado de una dirección y confíes en que si alguno de ellos muere accidentalmente, no fue mi culpa. 

—No hace falta que seas tan posesivo Harry. –le sonreí, mirándolo a los ojos.– Soy tuya. 

—Repítelo. 

—Soy toda tuya. –repetí y se lamió el labio superior.

—Qué bien suena eso.

[ … ]

—Dicen que eres la novia de Harry. –la voz aguda y chillona de Mía me hizo girarme antes de entrar a mi habitación, sonreí con sorna, cómo iba a disfrutar esto.

—Dicen bien. –la miré a los ojos a pesar de que me sacaba una cabeza y con tacones aún más.

—¿Esperas que me lo crea?

—¿A caso no has venido a confirmarlo? –un duelo de miradas entre nosotras dos desató una guerra que nadie más pareció percibir.

—Él es mío.

—Me parece que has llegado tarde. –escupí con una sonrisa falsa en la cara.

—Y a mí me parece que no me estás entendiendo. –amenazó.– Ya has pasado por su cama, –por su cama, casi en una piscina, encima del piano, a la luz de la luna y las estrellas…– así que ahora, enana, deja de hacerte la inocente, y deja a Harry en manos de…

—¿En manos de quién? –aquella voz grave y pausada hizo que se me erizase la piel, y cuando pasó un brazo sobre mis hombros mis terminaciones nerviosas empezaron a saltar.

—Oh, hola Harry. –la pelirroja fingió una sonrisa que perfectamente parecía auténtica.– Simplemente hablaba con la “enana” de Selley. –escupió mi apodo con una mueca de asco, y luego volvió a sonreír.

—Mhmm, “enana” –el tono de Harry era tan suave que me hizo estremecer.– Tienes razón, la estatura de mi novia es súper sexy, ¿no crees? –se burló y yo aguanté la risa.

—Por supuesto. –los ojos de Mía se inyectaron en sangre al volver a mirarme. Ardía por dentro e iba a necesitar mucho más que un cubo de agua para apagarse.– Tengo que ir a…voy a… Adiós. –se alejó por el pasillo como alma que lleva el diablo y entonces no reprimí la risa.

—¿Voy a tener que aguantar al resto de tus antiguas amantes también? –lo miré con el ceño en alto. Se acercaba peligrosamente y yo retrocedí hasta toparme con la pared.

—Quién sabe. –sus manos a ambos lados de mi cabeza. Se avecinaba un espectáculo en medio del maldito pasillo y teníamos la habitación al lado.

—¿Crees que mi estatura es sexy? –mis manos rodearon su cuello y las suyas bajaron durante un segundo a mis caderas.

—Indudablemente sí. Y más cuando al hacer esto, –alzó mis caderas contra la pared y se aprisionó entre mis piernas.– encajas tan bien con mi cuerpo.

—¿Y yo? ¿Yo lo soy? –pregunté antes de dirigirme a su cuello y colocar mis labios abiertos sobre su piel. Succioné la sangre lo suficiente como para dejarlo marcado.

—Pareces inocente, pero eres una gata salvaje, –habló al sentir la marca que le había dejado en el cuello.– una gatita condenadamente sexy. –gemí en alto cuando se insinuó contra mis caderas y con la lengua dibujó un camino desde mis clavículas hasta mi mandíbula.

—La habitación está al lado, no hay nadie y tengo un condón de chocolate  guardado en la teta derecha.– un suspiro saliendo de sus labios corroboró lo sorprendido que le habían dejado mis palabras y ascendió una de sus manos hacia mi pecho para confirmar mi confesión.– ¿Crees que es suficiente para encerrarnos ahí dentro y dejes a esta gata salvaje hacer de las suyas? –ronroneé tirando de su cabeza para enterrarla más en mi cuello y seguir disfrutando de sus besos.

 ___________________________________________________________

¡Hasta aquí el capítulo de hoy! 

Viva Harry, viva Selley y vivan los noviazgos por primera vez.

Votad y comentad u os mataré lenta y dolorosamente. 

¿Parte favorita? 

¿Odiáis a Mía? 

¿Pensáis que debería pintarme las uñas de azul? 

Okno, besis.

Del cielo al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora