CUARENTA Y NUEVE: ESTOY TOCADA, PERO NO HUNDIDA.
● Selley:
—¡Papá! –exclamé al bajar las escaleras. Casi daban las siete de la tarde. Estaba plenamente cansada tras mi noche de insomnio y había perdido el apetito del todo.
—Kat. –obviamente se sorprendió al verme salir de mi habitación, sin el pijama y con el estropicio de pelos que tenía, arreglado.– ¿Qué necesitas?
—Voy a salir a pasear con Toby, necesito despejar.
—De acuerdo, no vuelvas muy tarde. –asentí y salí de la mansión. Al final del largo camino de grava blanca se erguía un gran cerrado de madera blanca. Perfectamente podía hacerse pasar por una casa familiar.
Los roncos ladridos que escuché al entrar me hicieron volver a la realidad, segundos después el mismísimo demonio de Tasmania apareció corriendo como si estuviese poseído. Me acuclillé en el suelo y mi bola de pelo particular se abalanzó sobre mí para lamerme completamente. Aquel Rottweiler era la cosa que más quería en la vida. Creció conmigo y lo sabía absolutamente todo de mí.
—Yo también te he echado de menos Tob. –lo acaricié tras las orejas, su lugar favorito y el aulló.
Él mismo trajo la correa antes de que saliésemos de la mansión. Aunque no lo até, intentar llevar a esta bestia controlada era imposible y eso lo sabía bien.
Caminó a mi lado todo el trayecto. El trayecto al cementerio.
Caminamos entre las tumbas hasta leer en letras doradas grabadas en una alta puerta de hierro "Panteón Selley e hijos". Abrí levemente la puerta, permitiendo la entrada de mi amigo, cuando la llave que había hurtado a escondidas del despacho de mi padre encajó perfectamente en la cerradura.
La lápida de mármol blanco se alzaba veinte centímetros del suelo, y me dolió ver su nombre tallado en dorado sobre ella.
«"Monique-Marie Selley"
De soltera Williams
3 - 7 - 1981 – 25 - 4 - 2013.
Siempre en el corazón de su esposo e hija.»
Me arrodillé, apoyada en la lápida. Sentí a Toby tumbarse pegado a mí.
Repasé la hendidura de las letras con el dedo antes de hablar.
—Hola mamá. –empecé al tiempo que acariciaba el lomo de mi perro, y como si de un resorte se tratase, éste se irguió del suelo para escucharme, como siempre.– Sé que no he vuelto desde… bueno, desde el día del entierro. Pero papá me metió en un internado. Por lo de tu asesino, para que no me hiciera daño o algo así. –tomé una pausa.– Al final resultó ser mi profesor de lengua. –fruncí los labios ante el recuerdo– Pero no todo fue malo. Cuando me internaron deseaba con todas mis fuerzas salir y ahora ideo un plan para volver, –sonreí irónicamente– porque conocí a un chico, ¿sabes? Se llama Harry y... lo odiaba. ¡Cuando llegué me sacaba de quicio de una manera increíble! Lo odiaba del mismo modo que lo deseaba, y eso me estaba matando. –exhalé el aire de golpe– Sí que lo conoces, él... Él te pidió... –mis mejillas se encendieron y las sentí arder.– Él te pidió permiso para hacerme el amor a la luz de la luna y las estrellas. –dije de carrerilla y el hocico de Toby plantó un beso con su húmeda nariz en mi mejilla, en ademán tranquilizador.– Si tengo que contarte todos los momentos que pasamos juntos tendría que pasarme la noche aquí. Nos peleábamos las veinticuatro horas del día, pero después de pasar todo por fin estábamos juntos. Por fin podía decir que era mío. –solté un suspiro, el que me indicó que mi voz saldría quebrada a partir de ahora.– Eres mi madre, no voy a mentirte. Todas esas veces que me tocabas canciones de amor en el piano del salón, todas las que me decías que nunca me rindiese a la hora de encontrar a mi supuesto príncipe azul. Pues cuando lo vi, dejé de buscar. Y me jode muchísimo estar echándolo de menos. Porque ahora mismo podría estar allí si no fuese por mis celos. Podía estar besándome, acariciándome, tocándome el piano, el que luego usaríamos para otras cosas un poco menos legales, o simplemente podría estar diciéndome que me quiere y acelerando mi corazón. ¡Pero no! Yo tuve que pedirle al señor Fogg que pujase por mí. A tu asesino. –Toby impidió que cubriese mi cara y empezase a llorar, exactamente igual que había hecho desde que abandoné el internado, pegando su cara a la mía. Lo abracé y recibí un lametón por su parte.– Y vaya amante te has buscado. ¿No podía estar un poco menos… demente? No sé, ¿¡Quizás uno que no solucionase las cosas tan drásticamente!? Mira dónde estoy. –dejé de hablar hasta que estuve segura de ser lo suficientemente fuerte para continuar.– ¿Crees que había conocido a Harry si tú no…? Bah, olvida eso último. –mi teléfono vibrando me hizo cortar la conversación con mi madre. Mi otro progenitor estaba al otro lado. No contesté, me limité a mandarle un mensaje con un «Estoy a punto de llegar.»– Tengo que irme. –dije, pero no me levanté.– Créeme que ahora me tendrás mucho por aquí, molestándote de esa manera que tan bien se me da. –los ladridos de Tob me hicieron reaccionar y levantarme.– Solo quiero pedirte un favor. Échale un ojo a Harry desde allá arriba, ¿sí? –ladeé los labios en forma de sonrisa.– Sé que hay alguien mejor que yo, pero por favor que no lo encuentre.
Toby empezó a caminar delante de mí, hacia fuera del panteón, y yo lo seguí. Aunque me detuve justo en el umbral de la puerta, para volver a mirar la tumba.
—Ignora las lágrimas, estoy tocada, pero no hundida.
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¡Hey!
Este capítulo me hizo soltar lágrimas. Mi mamá se llama Mónica, es la mejor mamá del mundo y... em ya me centro.
Yo escribí esto y solté lágrimas en la parte en la que habla de Harry.
De acuerdo, hagamos un trato.
Vosotras comentáis pronto y yo subo el siguiente rápido. Gente con la que hablo por WA ya sabe que el capítulo cincuenta es una auténtica bomba. Tres mil palabras que son una maldita montaña rusa.
No sé si me explico, algo como: sube, baja, sube, baja, sube, sube sube sube, cae en picado, sube arriba del todo y remata. Y me saca los malditos feelings hasta a mí.
Hay cosas como estas:
«No quería pasar del cielo que es estar contigo, al infierno que es estar sin ti.»
Y como estas:
«No hice nada. Solo ver cómo me quitaban lo único que de verdad merecía la pena, lo único que había hecho bien.»
Y murámonos todas.
Así que ya sabéis. Tenemos un trato.
Por cierto, seguidme en twitter, doy FBACK: @allyssonhoran_
Comentarios largos, capítulo pronto. Dadme amor y sabréis cómo acaba antes de que empecemos las clases (lo siento por las que ya empezaron, os compadezco.)
Dadme amor con comentarios largos, que Selley y Harry lo merecen por su bonita historia de amor que llega a su fin.
(Qué bien se me da el chantaje, ¿no?)
Las preguntas del día para que contestéis.
¿Creéis que terminará bien? ¿Mal? ¿Final abierto?
Quedan tres capítulos y termina jajaja.
¿Cómo se llama vuestra mamá?
Ocno, no se me ocurre que preguntar.
¡Comentad y votad!
Hasta aquí la tabarra de hoy.
¡Espero que os haya gustado el capítulo!
Petadme el twitter.
Os amo muchísimo. Mucho.
Besitos!
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Del cielo al infierno
FanfictionHarry la quiere bajo sus sábanas, ella a él bajo tierra. Solo una prohibición basta para hacer nacer la tentación. ¿Cederá a caer en sus redes para que la deje en paz de una vez? ¿O en realidad no quiere que lo haga? _______________________________...