Capítulo cuarenta.

2.5K 151 7
                                    

CUARENTA: ERES SU CHICA.


● Selley:

—Hola, Harry. –me di la vuelta para descubrir que él tampoco estaba mal. En realidad aquellos vaqueros le quedaban demasiado bien, y para lo que ahora se cocía en mi interior era toda una ilegalidad.

—¿Te ocurre algo? –alzó el ceño.

—No, ¿Por qué?

—No estás siendo tú. Ni eres cariñosa, ni estás en el otro extremo del polo comportándote ariscamente. Estás…rara.

—Son cosas tuyas. –no, normal no estaba. Estaba jodidamente nerviosa y eso sí que no era usual.

—¿Vas a decirme que este es tu comportamiento normal? –vaciló. Me quedé callada. Estaba segura que hoy tenía que haber tomado a la fuerza algo en mal estado, incluso mi estómago estaba temblando.– No, no lo es, –continuó, y yo debería haber salido corriendo cuando tuve oportunidad. Ahora el veía mis intenciones e iba a impedirlas.– y si no me cuentas lo que te pasa, no te dejaré ir.

—¿Juegas a los psicólogos? –ironicé.

—Algo así.

—Está bien Harry, no, no estoy rara, no me pasa nada, y soy la Selley borde de siempre que no te aguanta, –y que ahora mismo está, literalmente, temblando por tu culpa y de tu proximidad.

—Pero desde que llegó Catharine… –me cortó. Pero ahora que sacaba el tema, mis nervios se convirtieron en punzadas asesinas que clavar a aquella per…persona.

—¡Oh! –vacilé, tajante.– ¿Te has dado cuenta tú solito? –sonreí con sorna.– Repito, no estoy “rara”, solo decepcionada, dolida y muy, muy frustrada.

—¿Por qué? –o se hacía el idiota o tanto tiempo al lado de la rubia aquella le había encogido el cerebro y exterminado las neuronas.

—No sé, –mantuve mi sonrisa falsa– adivínalo.


[ … ]

—No voy a dejar que lo hagas. –rió Sam como una psicópata, arrastrándome por todo el pasillo hacia el exterior.

—No quiero perder el tiempo de esa manera.

—¿Perder el tiempo? ¡Por dios, Katherine! Hoy se larga esa perra y tú tienes que estar ahí con cara de victoria.

—Eres increíble.

—Lo sé, y más en la cama. –nos detuvimos cerca del camino de grava, pero lo suficientemente camufladas para pasar desapercibidas.– No te muevas de aquí, voy a buscar a Jane para que tampoco se lo pierda. –volvió a reír como la loca que es y me dejó allí, sola. Observando como todo el mundo miraba embelesado el paso de aquella rubia hacia el plateado mercedes. Se detuvo para despedirse, primero de su padre, con un abrazo, el que volvió a entrar a dentro para ordenar que abriesen las puertas, luego de un par de “amigas”, supuse, y finalmente se acercó a Harry. No pude ver qué le decía, pero ambos sonreían y luego ella dio dos suaves palmadas en su mejilla.

¿No te quedó claro con los globos de agua, muñeca?

Retomó su paso hacia el coche, hasta que pareció darse cuenta de mi presencia. Volvió a detenerse antes de subir a él y empezó a caminar en mi dirección. Se plantó delante de mí con una sonrisa. Iba lista si cree que podría restregarme que se ha acostado con Harry.

—Tú ganas, Allison. –sus palabras me confundieron más de lo que ya estaba.

—¿Perdona? –le fallaba algo, eso seguro.

—Harry es tuyo, y las demás tías de este internado ya pueden decir lo que quieran.

—No te entiendo. –¡No puede tirárselo y luego decir que es mío! Aunque sea Harry y posiblemente no le importe, es una persona, con corazón.

—He oído lo que Styles hacía con todas las tías, especialmente con las nuevas. –yo soy nueva, o lo era, lo sabía perfectamente.– Siempre quiso ser el primero en probarlas a todas. –eso ya lo conocía, pero atendí igual.– Llegué aquí confiada en que tendría a ese increíble y, por lo que dicen, bien dotado tío, detrás de mí todo el fin de semana. –lo dicen y yo podía confirmarlo.– Y es cierto que hablé con él, y pasamos juntos bastante tiempo. –si vas a soltar que te lo tiraste, ya es hora, guapita.– Cuando la primera noche no... lo hicimos, creí que estaba intentando dejarme con las ganas para ver cómo podía controlarme, así que fingí no darle mucha importancia. Esta última noche, y sabiendo que me iba hoy, literalmente corrí a llamar a su puerta. No conseguí nada. Y yo soy una auténtica malcriada, por lo que se me saltaron hasta las lágrimas. Él, a pesar de su fama de mujeriego, me explicó que no era por mí, sino por una chica. Una "chica especial" a la que no quiere decepcionar. Y entonces lo entendí, esa chica eres tú, Katherine.

—¿Qué estás diciendo? –sus últimas palabras se repetían en eco por todo mi cuerpo. Y yo le había dicho a Harry, en palabras menores, que me había decepcionado. Y quizás, solo quizás…

—Harry te quiere más de lo que piensas, Selley. Eres su chica y hay que estar realmente ciego para  no darse de cuenta. –remató.

_______________________________________________

¡Hey! 

¡Gracias por leer y no os olvidéis de comentar vuestra parte favorita! 

Todas.

Incluso las fantasma, ¡reportaos! 

Besis <3

Del cielo al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora