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Al igual que un par de plumas que indulgentes se separaron de su portador para perderse con el viento, estábamos Christopher y yo, perdidos en la corriente aérea de Crusia, pidiendo indicaciones a desconocidos y siendo desconocidos para las indicaciones.

-¿Ya pasamos por aquí? -preguntó Christopher señalando una estatua con forma de gaviota en el centro de una pileta.

-Es la tercera vez que pasamos por aquí -sobé la coronilla de mi cabeza -¿Y si mejor pedimos un taxi? -sugerí.

-Sería muy peligroso.

-Pero no es más peligroso que estar paseando con maletas Luca.

-¿Luca? -preguntó dubitativo -¿Quién es Luca?

Había entrado en un estado de confusión, por un momento en mi cabeza se dibujó la presencia de Luca a mi lado en esta travesía. Ahora lo había mencionado con un desconocido, un nuevo amigo, no podría explicarle toda la situación, podría espantarse y marcharse. No puedo hablarle de él. Al menos no la verdad.

-Perdona, es un amigo del colegio.

-¿Algo así como tu mejor amigo?

-Sí, algo así -mi instinto de protección me hizo cambiar de conversación inmediatamente -el clima está interesante -alcé la mirada. Intenté cambiarlo con un comentario fuera de lugar.

-Interesante y raro -me miró con ojos despreocupados, luego al cielo y como si hubiera dicho exactamente lo que quería decir o escuchar agradeció sin decirlo-las nubes se disuelven y se forman una seguida de otra -señaló con el dedo una cadena de pequeñas nubes, una atrás de otra -¿te apetece seguirlas?

Había citado mis palabras en el avión, como las nubes se descomponen para formar nuevas, las citó en sus propias palabras y su propio significado.

-¿Y perdernos más? -mi pregunta lo desanimó. Su tono de voz lo acusó.

-Está bien -bajó la mirada.

-Aunque pensándolo bien, puede ser que Crusia nos esté diciendo algo -los ojos le brillaron, agarró mi mano y me jaló para correr detrás de él.

-Vamos, rápido -dijo emocionado.

Corrimos y corrimos. Sentía la necesidad de soltar su mano pero no quería, algo realmente extraño me ataba a su mano y hacía que la sujetara con más fuerza.

-Llegamos -dijo jadeando -pero no sé dónde exactamente llegamos.

Del cansancio no podía hablar y utilizaba cualquier bocanada de aire para calmar al lobo sediento de aire dentro de mí

-¿Volvemos a estar perdidos?

-Pero llegamos al final del camino nebuloso -dijo en tono siniestro y cómico.

Christopher está rodeado por un aura inocente, cómico y no se desglosa de la ingenuidad, tiene esa mirada de encanto de un niño asombrado por todo. Igual que como era Luca. Sigue su recuerdo a mi acecho.

-Quiero descansar, siento mucho frío -me senté en un banco verde de acero que adornaba el malecón de una isla olvidada en el centro de un mar.

-Espera -dijo -préstame tu mapa -se lo di. Ojeó el mapa e incursionó en las calles dibujadas en el papiro -estamos aquí -acercó el mapa a mi rostro y señaló con su dedo una bahía con gaviotas mal impresas.

-¿Estás seguro?

-Sí, esta es el malecón Tagen.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Hay un gran arco con el nombre en alto relieve -alzó la mirada y efectivamente aquí estábamos.

-Al menos ya sabemos en qué parte estamos -reí.

-Tienes una bonita sonrisa -perdió la vista mirando al mar y casi tratando de ocultar lo que dijo soltó risas a todo -el Hostal queda cerca, mira -regresó la mirada al mapa -si seguimos éste camino llegamos rápido.

Su comentario me -¿Esa calle en línea recta? -señalé una de las calles.

-Correcto, vamos.

-No -dije por impulso -quedémonos un rato más, está bueno el clima -quería quedarme con él ahí, sin razón, solo compartir el aire de mar con un desconocido que resulta ser un amigo.

-Podemos quedarnos un rato, pero tenemos que llegar antes de las ocho de la noche, a esa hora cierran la puerta -miró la hora del reloj -son las siete y cuarenta y dos -me miró con preocupación -tenemos sólo dieciocho minutos. Tenemos que correr.

-O podemos pedir un taxi -sugerí nuevamente.

-No -se exaltó -es muy peligroso.

-Me cae que tú y los taxis no se llevan -dije sarcástico.

-No me gustan -sobó sus manos y agarró nuevamente su maletín y me brindó su mano -¿corremos?

Miré su mano, con dedos más largos y esqueléticos que los míos. ¿Qué hace? ¿Coquetea? No creo. Mi mente desvaría en este juego de iridiscentes emociones.

-Corramos -le di mi mano y corrimos a través de la bahía, esquivando pequeñas gaviotas que se colaban en el ambiente. Muy parecida a la imagen del parque con Luca, pero esta vez no huyo, esta vez persigo.

Un edificio de roca volcánica negra se presentaba ante nosotros, con un gran portón de madera adornada de solapas de oro y cuarteados decorados por el paso del tiempo.

-Es aquí -dijo Christopher aun sujetando mi mano -Hostal Noelia, tal y como se muestra en los anuncios.

-¿Innecesariamente elegante? -bromee.

-Innecesariamente bello -juntó sus manos y las acercó a la puerta -es de roble -pasó los dedos por el relieve en forma de edificios postrados en la puerta, parte del decorado -perfecto cincel.

-Es sublime -traté de ponerme a la altura de la situación.

Me miró como si nuevamente hubiera dicho lo que quería escuchar o quisiera haber dicho -lo es -sonrió, sonreí y reímos por lo raro de la situación.

-¿Qué hora es? -pregunté regresando a la realidad. Christopher miró el reloj en su muñeca -falta un minuto para las ocho.

-Toca enseguida -dije y así lo hizo.

Nos ofrecieron el paso a la estructura que no discriminada el lujo se su interior, candelabros y muebles más elegantes que la puerta de entraba, un señor, que no pasa de los cuarenta años nos dio la bienvenida.

-Buenas noches jóvenes -dijo el señor cerrando un gran libro negro que se encontraba en el recibidor -mi nombre es Franz, soy el encargado de éste lugar. ¿En qué puedo ayudarlos? Ya estaba a punto de cerrar el recibidor.

-Buenas noches, somos de la Universidad de las Artes, mi nombre es Christopher Mondrian y él es Damian.

-Damian Patters, mucho gusto.

-¿Mondrian de artes gráficas y Patters de artes literarias verdad?

Ambos nos miramos, es la primera vez que escuchamos la carrera del otro.

-Si -dije y me secundo Christopher.

-Son los últimos en llegar, llenen las siguientes formas -puso un par de papeles en el recibidor -bienvenidos a Hostal Noelia, donde el arte nace en el mundo onírico de los sueños.


☆voten por favor☆


Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora