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Mi cabeza duele, mi garganta se siente seca, y mis ojos...no puedo abrir mis ojos, la luz quema mis corneas, intento moverme pero no podía, Rocco me tenía prisionero en uno de sus abrazos. Ambos estábamos tirados en el mueble de cuero de la sala de estar de Franz.

-Rocco, levántate -moví su cuerpo un poco.

-No, déjame en paz ser alado, ya te dije que no soy tuyo .dio en respuesta.

-Rocco, déjame salir -insistí. Empujé su cuerpo hasta que este se encontró tirado en el suelo, donde siguió durmiendo. Al lado de él una hoja cayó, la agarré para leerla y decía: "Ejemplo de cómo NO deben llegar a este hostal", era la letra de Franz.

-Lo siento, no podía perder la oportunidad -dijo Franz acercándose con dos tazas en la mano.

-¿Cómo fue que terminé aquí? -pregunté, rasqué mi cabeza y tomé la taza de café que Franz me había ofrecido.

-Llegaron a las tres de la madrugada, cantando y gritando.

-¿Quiénes?

-Tú, este chico de aquí -dio tres patadas al cuerpo de Rocco -y Graham.

-¿Dónde está él? ¿Está bien?

-Debería estarlo. Está en el jardín, recortando el pasto.

Me levanté, agradecí y saludé a Franz con la mano, estiré mi pierna para pasar sobre Rocco y fui a ver a Graham. Franz siguió pateando el cuerpo de Rocco para que se despertara.

Salí hacia el jardín, el césped verde se mecía con la fría brisa de las nueve de la mañana, sujeté la taza de café con ambas manos, quería depender de su calor. Vi a Graham echado en el pasto, dormido. Dejé la taza de café a un lado, por la entrada del pórtico y caminé hacia él. Me recosté a su lado y lo abracé.

-Buenos días amor -dijo Graham. Puso su mano sobre mi cabello y comenzó a sobar mi cabeza.

-Buenos días -dije, besé su pecho.

-Pensé que no despertarías nunca.

-¿No has dormido?

-Franz me dejó dormir hasta las seis de la mañana y luego me despertó para que hiciera trabajos acá afuera, en compensación por llegar ayer en el estado en el que llegamos.

-Como un castigo.

-Exacto.

-¿Qué es lo que has trabajado?

-Nada en lo absoluto, desde que salí estoy aquí, no tengo ánimos para hacer algo.

-¿Ni siquiera para darme un beso? -sugerí.

-Te daré todos los que quieras -Graham se puso sobre mí, con su brazos estirados a los lados de mi cabeza, sirviéndose de sus manos como apoyo. Me besó la frente, la nariz, luego la boca -te ves tan hermoso cuando estas hecho todo un desastre.

-Da gracias que no te ves a ti -lo abracé, lo envolví con ellos -¿qué hicimos ayer?

-Esperaba que tú recordaras.

-Solo recuerdo entrar al restaurante y haber pedido tres docenas de galletas.

-Yo recuerdo haber probado un café de cortesía.

-Yo no recuerdo eso.

-¿Y Rocco?

-Sigue tirado en la sala de espera.

-¿Está mejor o peor que tú?

-Créeme, está peor.

-¿Y Alicia?

-No la he visto.

-Yo tampoco.

Graham se lanzó sobre mí, dejando que su cuerpo cayera sobre el mío, que descansara sobre el mío, su cabeza estaba en mi pecho, podía oler su cabello, un ligero olor a chocolate, sudor y tierra mojada, comenzó a meter la mano bajo mi camisa, rozando mi estómago.

-¿Qué haces?

-Exploro -dijo. Subió su mano hasta mi pecho y comenzó a pellizcar mis pezones.

-¿y ahora qué haces?

-Tanteo.

Estaba comenzando a excitarme, su tacto hacia que mi cuerpo cosquillee, que la punta de mis dedos se duerman, mi agitación se aceleraba.

-Graham...

-¿Quieres que me detenga?

-No...creo.

Graham alzó su cabeza, me miró y lamió mi cuello. Bajó su mano a mis piernas y comenzó a sobar mis muslos. Yo ya estaba excitado.

-¿Quieres que me detenga? -repitió.

¿Quería que se detenga? No, la verdad no quería que parara, pero el lugar, el lugar me ponía incomodo. A pesar de ser un jardín privado, no me parecía el lugar correcto.

Llevé mi mano a su espalda y metí mi mano en su pantalón, casi lo hice por inercia. Mi cuerpo comenzaba a moverse por sí solo.

-Vamos -dijo.

-¿Dónde?

-Sólo sígueme -se levantó y me extendió la mano para ayudar a levantarme. Agarró mi mano y la besó -te amo.

Fuimos a un cuarto nuevo, un cuarto que Franz había construido para Graham, cerca del sótano. Había una cama con sábanas negras. En el momento justo en el que estuvimos los dos completamente dentro del cuarto, y luego de haber cerrado la puerta, Graham me arrimó a la pared y me comenzó a besar de manera desenfrenaba, no cesaba en hacerlo, ni siquiera lo pensaba, y llegaba el momento en el que olvidaba que respiraba por la nariz, mas no por la boca.

Sus manos pasaban por mi cuerpo, sobre mi ropa y bajo la ropa, yo sobaba su cabeza mientras nos besábamos. Nos quitamos la ropa. Besó mis pezones.

-Te amo -Graham.

-Yo también te amo -me sujetó en sus brazos y me lanzó a la cama -te amo tanto.

Deslizó su cuerpo por la cama hasta llegar a mí, me despojó de mis pantalones e interiores y besó mi estomago, pubis, hasta mas abajo sentí su lengua jugar conmigo. No podía dejar de gemir de placer, agarró mis manos, me sujetó y no dejó que me moviera, me tenía a su merced. Subió dando delicados besos pasando nuevamente por mi pubis, estómago, pecho, cuello, boca. Se quitó los pantalones y los boxers, estaba encima de mi totalmente desnudo, sentía su cuerpo caliente sobre mí, sentía su cuerpo en revolución a favor del deseo.

-Quiero hacerte mío -susurró en mi oído.

No sabía que responderle, quería ser de él quería que me haga suyo, pero no le respondí, simplemente lo besé, fue mi manera de responderle, seguimos con los besos desenfrenados, mordía sus labios, él los míos, lo envolví con mis piernas, él besaba mi pecho, sentí su cuerpo en movimiento, lo comenzaba a sentir dentro...

Nos quedamos dormidos después de hacerlo, Graham me pidió ser su novio esa mañana, nos quedamos así, desnudos, toda la mañana hasta la tarde, y de ser posible todo el día, todos los días.

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora