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La luna y las nubes se divisaban llamativas desde el balcón de mi dormitorio, Rocco no estaba y las puertas del balcón deberían permanecer abiertas, ya me estaba acostumbrando a la carencia de la presencia de Rocco, lo consideraba un amigo pero no de esos a los que le cuentas tus problemas, simplemente era un amigo de nombre, un compañero de habitación. La noche seguía fría como las noches anteriores; decidí echarle un vistazo a la situación, a las cosas que me atormentan ahora y cómo poder resolverlas.

Primero: está Christopher, me gusta, lo quiero y él a mí me quiere o eso es lo que me ha llegado a dar entender.

Segundo: está Graham, no sé la verdad de lo que me sucede con él.

Tercero: está el hecho de que todavía vivo con la sombra de Luca, no me hace daño, o bueno sí, un poco, pero éste es de ese daño que no lástima, es simplemente ese daño qué te recuerda las cosas tal y como fueron. Las cosas no cambian porque así lo decidas tú, las cosas cambian por el simple hecho de que tú quieres cambiarlas.

Desearía poder tener la respuesta de todo pero mi abuelo siempre me decía que tener la respuesta de todo era hacerle trampa al mundo y si le haces trampa al mundo, ésta toma venganza y ya todos sabemos de lo que es capaz. No juegues con el mundo siempre terminarás perdiendo.

Las horas nuevamente pasaban y yo seguía mirando a las nubes y a la luna, estáticas por momentos y al pestañear se movían, las nubes recorrían el cielo y pasaban, y paseaban frente a mí, como burlándose de lo cómodo que puede llegar a ser el dejarse llevar por el transcurso de las cosas. Eso sería hacer trampa y en lo que a mí concierne prefiero pasar por todo esto y sentirme humano a hacer trampa y dejar que las emociones pasen de mí.

-Damian -era la voz de Christopher desde el otro lado de la puerta -¿Estás ahí? -no sabía si responder, después de todo había huido de él, tapé mi cabeza con la sábana -sé que estás ahí, fui primero a la terraza y no estabas, le pregunté a Franz y dijo que habías entrado, que parecías alterado por algo, y sé que es mi culpa -se escuchó como algo golpeaba suave la puerta -lo siento Damian, no sé lo que sucede conmigo y tampoco sé que es lo que sucede con -susurró -nosotros, déjame entrar por favor.

Hice rabietas en la cama; quería dejarlo entrar pero sabía que no sería correcto.

-Si no lo dejas entrar se quedará ahí -dijo Rocco entrando por el balcón -y si no se va no podré dormir en paz -cruzó la habitación en dirección a la puerta.

-¿Qué haces Rocco? No, detente -dije bajando de la litera.

-¿Eres tú Damian? -preguntó Christopher -abre por favor -no pude detener a Rocco, ya se encontraba abriendo la puerta.

-Rocco, detente -no me hizo caso.

-Escucha ¿Christian verdad?

-Christopher -lo corrigió.

-Bueno, Christopher, escucha, espero que sea algo realmente importante, yo iré a visitar a un amigo -Rocco se giró y me miró -éste no da miedo ¿A qué le temes?

-Cállate Rocco -él sólo rio y salió.

Christopher entró temeroso, cuidando sus pasos -hola Damian -dijo agachando la cabeza y alzando la mano. Saludó.

-Hola -le di la espalda para subir nuevamente a la litera. Ignorando su presencia me arropé.

-Oye, ya no sé qué decir.

-Ahí está la puerta.

-Ya me disculpe Damian.

-¿Disculparte de qué?

-Ya sabes, de eso.

-Yo no sé de qué me hablas.

-Por ser un idiota. Ya sé que lo que hice estuvo mal, y no lo hice una vez, sino dos.

-¿Y si lo sabías porque lo volviste a hacer?

-No lo sé Damian.

-Bueno, ya te disculpaste.

Christopher jaló la sábana, destapándome por completo -Damian, mírame -se sentó en mi cama dejando jugar a sus pies con el aire -no sé qué hacer ante éstas situaciones, eres la primera persona con la que siento algo como esto, ésta sensación de querer estar todo el día en tus pensamientos. Y sé que no lo merezco, pero eres hombre al igual que yo y esto no puede ser.

-Hay muchas cosas que no deberían ser en éste mundo, pero eso no nos corresponde a nosotros, si enamorarme de alguien es un error entonces quiero volver a ser un error -recordé las palabras del profesor Quinn - sólo podrás ser tú mismo si estás en el lugar que es el correcto y si no estás en el lugar correcto, conviértelo, todo el mundo está hecho de un material moldeable, unos más tercos y duros que otros, pero verás que se puede, sé certero en el lugar erróneo y transfórmalo en algo mejor para ti.

Christopher se acercó a mi rostro y sobó mi mejilla -entonces seamos ese error -intentó besarme pero lo detuve -Damian, quiero que seas mi novio.

Me quedé estupefacto ante la idea -¿Estás seguro? Dijiste que no me enamore de ti.

-Sé lo que dije, y quien se terminó enamorando fui yo. Sé que fue una estupidez lo que dije y sé también que seguiré haciendo y diciendo estupideces, pero si me das la oportunidad de ser tu novio, prometo no hacer estupideces que te lastimen.

-¿Lo prometes?

-Si.

-¿Con el meñique?

-Que se me caiga el meñique si miento.

-¿Estás seguro? -volví a preguntar.

Sujetó mi rostro para que no mirara a otra parte más que a él -sí, lo estoy y lo estaré -puse mis manos sobre las de él y me dispuse a besarlo. Luego del beso, nuestras frentes se juntaron y sonreímos. 《 ¿Estaremos bien? Sí, lo estaremos. 》

Al rato regresó Rocco y dio por terminada mi sesión con Christopher.

-¿Nos vemos mañana? -pregunté arrimando mi cabeza en el marco de la puerta. El sujetó mi mentón.

-Te paso recogiendo a las siete en punto.

-Está bien.

-Oye -juntó sus manos y las frotó -tengo que pedirte que esto lo mantengamos en secreto, no es por mí, es por los demás.

Lo dudé por un momento pero tenía razón, las personas de aquí pueden ser muy impredecibles ante esto -será algo entre nosotros dos.

-Tres -dijo Rocco tendiendo su cama.

Giré la cabeza y le lancé una mirada asesina -tres -regrese la mirada hacia Christopher -nos vemos mañana -comencé a cerrar la puerta cuando se dio la vuelta para dirigirse a la de él. Rocco me miró y rio.

-Sabía que eras diferente, no te preocupes, estás a salvo.

Luego de eso, la noche se tornó serena, las nubes viajaban y paseaban tranquilas y la luna la luna sonreía. Poco a poco comencé a alcanzar el sueño, con la voz de Luca cantando la canción que me calma.

"Cuando la luna se pone regrandota
Como una pelotota y alumbra el callejón
Se oye el maullido de un triste gato viudo
Y su lomo peludo se eriza con horror
Pero no falta quien mande un zapatazo
Que salga hecho balazo a quitarle lo chillón
En el alero del místico tejado el gato
Se ha quejado cantando esta canción..."

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora