Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016

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Las personas normales se basan en la felicidad ajena para comparar la propia, hay quienes han tenido más de una felicidad en su poder y utilizan sus vivencias pasadas para generar ese punto de comparación que muchas de las veces suele ser abstracto y cortopunzante. No creo haberme considerado una persona normal a lo largo de mi vida y no creo haber querido pensar como una de esas; por ese motivo, no tengo que comparar mi felicidad con la de nadie, ni siquiera con la felicidad que una vez tuve con Luca, es verdad que mi vida con él fue realmente maravillosa, en lo que se pudo, pero ya fue, el hecho de que él se haya marchado no quiere decir que la felicidad que él generó se fuera con él, lo que él sembró en mí se quedó y se quedará con esas extensas raíces que recorrerán cada uno de mis nervios, como esa electricidad que generó Luca la primera vez que me besó.

No necesito comparar su felicidad con la felicidad que me generó Christopher, aquella fue totalmente distinta, aunque me recordará bastante a Luca, fue aquella felicidad que llena el vacío que todos buscamos luego de perder algo que nos daba gracia a nuestras vidas, pero no era esa felicidad que necesitaba y no me quedé con Christopher como un método para recuperar esa sonrisa que pensé había extraviado; Christopher, en su tiempo, me dió lo mejor de él, lo que me podía dar y se lo agradezco.

Por último, viene Graham, no le resto importancia por mencionarlo de último, es solo que me resultó conveniente hacerlo ya que de él se trata todo el pensamiento. Fue Graham quien logró superar esa barrera del miedo y sobrepasar esas fronteras que yo no me hubiera arriesgado a cruzar, sobrepasó mis propias barreras y llegó hasta mí de la manera que deseé que alguien llegue, de esa manera sutil, sin encanto y demandando demasiado tiempo y paciencia. Bien dicen que del odio al amor hay un solo paso, pero para mi no normal opinión, todo eso es mentira, yo odié a Graham, u odié al que era en ese tiempo, cuando le decían lento; luego del incidente en el colegio, pasaron bastantes años y yo fui el que dio el primer paso, el de alejarse, pero Graham no lo hizo, él dio varios pasos, comenzando con pedir disculpas, aquellas disculpas que me dispuse a ignorar, yo seguí saltándome los pasos, haciendo trampa, dejandole los pasos más difíciles a él, al pasar de los años, siguieron pasando las experiencias, como la pérdida de Luca, ahí comencé a sentir el peso de los pasos que había ignorado a lo largo del tiempo. Perdí de vista lo subjetivo, aquello pasajero que la realidad nos arrebata, y me centré en la oscuridad que se encerraba dentro de mi, dejando que me lleve la marea de la depresión con una sonrisa pintada a la fuerza en mi rostro; pasé por situaciones que me ayudaron a centrar mi personalidad, a formar carácter de lo que me corresponde; miré las cosas desde la perspectiva que no me convenía, miré las cosas con los ojos de terceros, de conveniencia extranjera.

Vacilé, no miento, vacilé en mi propia terquedad y entregue mi corazón a conveniencia de mis solitarios sentimientos; experimenté, pero no con objeto del cuerpo ni viendo al cuerpo como un objeto; es verdad, al principio de todo, ignoré todo aquello que de verdad pensaba y traté de esconderlo detrás de todas esos "te amo" que logré reciclar. No todos los "te amo" que le dije a Christopher fueron reales, y siento esa culpabilidad que me ataca de vez en cuando, solo de vez en cuando, pero cabe recalcar que si tuve sentimientos verdaderos por él, y que mis sonrisas también lo fueron, pero fue solo eso, un paso más, suena cruel, lo sé, pero es lo que acontece mi realidad.

Ahora estoy aquí con la persona que subió cada uno de los escalones, que pasó por cada uno de los pasos que yo me digné en ignorar hasta ahora; Graham representa aquello que marcó mi pasado con cicatrices innecesarias, esas cicatrices que se aprecian desde el exterior. Llegué a odiarlo y a amarlo, llegué a despreciarlo y a desearlo, llegué a huir de él y a perseguirlo; no podría sentir esa carga que viene con el prospecto de amar a alguien sin haberlo sentido con anterioridad por Luca y por Christopher; tengo la necesidad de agradecerles, pero no de manera directa, tal vez, con Luca, un beso en su tumba bastará, y con Christopher, una mirada es más que suficiente. Muchos dirán que he cometido un error, que no es la decisión correcta la que he tomado, pero que va, ellos con su ideología "normal" no menguaran en la mía, es esta mi mejor decisión y es la que orgullosamente viviré. No todos los amores duran, algunos se van, otros se alejan, otros se pierden o se desvanecen, pero hay amores que se pierden para encontrarse años después, en circunstancias totalmente radicales.

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Graham y yo vamos a casarnos, en la isla en la que nos volvimos a conocer; una pequeña reunión secreta con amigos y familiares en el Hostal Noelia, en el jardín que Graham plantó con los girasoles que le encantarían a Luca. Verlo a él, parado frente a mí, con esa sonrisa peculiar y esa mirada exuberante, llena de amor e incertidumbre, con su cabello blanco y su barba café, me saca la sonrisa más verdadera que he sentido en mi vida. Me es tan dulce el recuerdo de las cosas que hemos pasado en estos casi tres años. Me es tan agridulce el recuerdo de las cosas que no debieron pasar. Y me es tan amargo el recuerdo de las cosas que desee que pasaran, pero de eso no se trata todo esto; los recuerdos no nos hacen de todo, las vivencias presentes son las que nos hacen, y aquí estoy, recibiendo de la mano de mi amado, el anillo que portaré de ahora en adelante como aquel simbolo sentimental que se generó desde el día en el que Graham me golpeó en el rostro cuando éramos pequeños.

Kimberlly y el profesor Quinn fueron los testigos de nuestra boda, mientras que Rocco y Alicia, nuestros padrinos. Christopher no se presentó a la boda, pero mandó un regalo. Una cajita con galletas de mantequilla.

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