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-Fue un gusto trabajar contigo –dijo Kimberlly abrazando a Graham.

-El gusto fue todo mío –dio en respuesta.

-Gracias por venir Damian –dijo Kimberlly abrazándome.

-Gracias por invitarme.

Los días de travesía en Yüte habían acabado, pasaron como un suspiro, tan rápido, tan necesario, tan inmediato. Mis padres habían venido a despedirse de mí, me dieron su cálido abrazo y su buena ventura con un beso en la frente; mi madre no se fue sin decirme que estaba orgullosa de quien era , orgullosa de ser mi madre y mi padre, él intentó hacerse el fuerte, pero sus ojos llorosos lo delatan.

-No te despediste de Luca –dijo Graham.

-No quiero despedirme de él. No todavía –dije.

-¿Por qué?

-Todavía tengo cartas sin leer.

-¿Y cuando piensas hacer eso?

-Cuando estemos de vuelta en Crusia. Tienes que ayudarme a hacer algo.

Graham me miró, con esos ojos que gritan estar enamorados de alguien, estiró su mano, a mi lado, con su palma al aire. Quería que sujetara su mano, y así lo hice, sujeté su mano – ¿listo para regresar?

-Si –dije. Embarcamos el avión como aquellas parejas que tanto me desagrada ver. Pero supongo que eso hace el estar enamorado de alguien. Esos sentimientos de desagrado se duermen o se van, la vergüenza desvanece y queda solo la necesidad de sujetar su mano. Sujetarla y no soltarla.

Las nubes pasaban a mi lado, escurridizas al avión, corren a contra de la dirección del avión y muchas se desintegran en su propio núcleo. El sol parece un viejo amigo despidiéndose a lo lejos, constante, con la mano estirada y viendo directamente a tu dirección; iluminaba los retazos de nubes e intervenía por la ventana del avión bañando mi rostro con su calor, como si fuera una ducha de agua tibia.

-¿Nervioso? -preguntó Graham.

-Ansioso –respondí -¿y tú? Joven estrella.

-¿Qué es eso de joven estrella?

-¿Crees que no he estado viendo noticias? A la gente le gustas, y ya sé que has estado planeado un pequeño concierto la próxima vez que regresaras a Yüte.

-Eso no salió en las noticias. Mentiroso. ¿Quién te dijo?

-Un pájaro.

-¿Un pájaro grande?, ¿fornido?, ¿y con cabeza calva?

-Puede ser –respondí. Graham sabía que Fabiano me había contado.

-Quería que sea una sorpresa.

-¿Cuándo tenias pensado decirme?

-No lo sé todavía. Tal vez cuando sea algo seguro. Hasta ahora solo he grabado cuatro singles y no creo que sea suficiente, o que a las personas les guste.

-¿Y porque no les ha de gustar? Tienes letras hermosas, un ritmo calmado, suave...y tu voz...por favor...tu voz enamora.

-Lo dices de broma –se ruborizó.

-Claro que no. Sabes que tienes que tienen todo un talento y es tu modestia quien no deja que lo aceptes.

-¿Tú crees?

-Estoy seguro de eso –agarré su mano y besé el dorso de esta. Una pareja de señores que estaba alado de nosotros me quedó mirando, yo volví a besar su dorso y la señora sonrió pero el señor se sentía ofendido, lo sé porque articuló algo que prefiero no entender.

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora