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Lo grisáceo del cigarro entraba por mi nariz, todo se encerraba en el ambiente, como una danza entre el humo y el oxígeno, mis compañeros dentro del aula interactuaban entre ellos, unos sentados en el suelo, otros compartiendo escritorios, chicas con grandes lentes y humeantes cigarros, y otras con un libro tapándoles el rostro, todos compartiendo palabras, tapando por completo el eco de los silenciosos pensamientos.

-¿No sería mejor que hagan silencio? -preguntó un joven sentado delante de mí.

-¿Solo porque tú lo dices? -preguntó en respuesta una chica que tapaba su rostro con el humo de un espeso cigarro.

-No, es lo correcto, esperar al profesor en silencio -respondió el joven despojándose de una chaqueta de cuero negro.

-No Gracias -dijo ahora un chico que secundaba a la chica -no quiero verme aburrido al igual que tú -tomó una bocanada de humo y se acercó al chico que estaba sentado delante de mí -antipático -dijo y expulsó el humo en su rostro.

El joven se levantó, miró de frente al chico que lo amenazó con el humo, le sonrió y le escupió en el rostro -aléjate de mí vista pequeña escoria adinerada sin cultura, ni respeto -lo apartó de un empujón en el pecho -tú y tus historias baratas de amigos retírense de mi aula, están expulsados de mi clase.

Una de las chicas se estaba acercando amenazante a atacar el joven, yo, por impulso me levanté y traté de detenerla pero el joven de chaqueta de cuero me detuvo.

-¿Vas a hacerme algo? -preguntó el chico.

La chica se detuvo -¿quién te crees que eres?

-Me llamo Jules Quinn -le quitó el cigarro a la chica y lo puso en su boca para tomar una succionada de nicotina y expulsarla en la cara de ella -Dr. Jules Quinn, profesor de lengua extranjera y sub decano de la facultad de literatura.

El silencio que había invadido el aula simulaba una cripta cerrada bajo tierra, donde el sonido de los pulmones del muerto no se escuchan respirar. Las miradas se situaban en un sólo cuadro, la seguridad de la estabilidad pendía de un hilo, un hilo que se rompió con la entrada de un señor de gran barba blanca y lentes oscuros.

-¿Qué sucede aquí? -preguntó acercándose al escritorio.

-Profesor Benito -dijo el joven de chaqueta, que bueno que nos acompañe.

-Jules apaga eso -le quitó el cigarro de la boca -es prohibido fumar dentro de las instalaciones.

-No es mío -dijo sentándose nuevamente en la silla del escritorio delante de mí haciendo un berrinche.

-Pero lo llevabas tú en la boca -el Profesor Benito había apretado la candela del cigarro contra su mano para apagarlo.

-Deberías dejar esa maña tuya de apagar los cigarros con tu mano, es aterradora.

-No me digas, pequeño. Ahora -se guardó el cigarro en el bolsillo -¿podrías explicarme que sucede aquí?

-Aquí charlando con mis alumnos. Estos dos de aquí ya se iban, al igual que tú.

-Yo no me voy, ni ellos, es tu primer día como profesor y estoy aquí para vigilarte -dijo el profesor Benito al profesor Quinn, el cual torció los ojos en desacuerdo.

-Sr. Benito -dijo el chico al que le habían escupido -éste idiota me acaba de escupir.

El profesor Benito lo miro de pies a cabeza, como escaneándolo -y no me pregunto por qué -dijo sarcástico -¿Qué hacen ustedes dos aquí todavía?

-Pero usted dijo que no iríamos a ningún lado -la chica se acercó al profesor.

-¿Sí? -rio -ya cambié de opinión. Ahora retírense.

El profesor Quinn se rio y se acercó al escritorio del profesor en el centro delantero del salón. El profesor Benito lo siguió y ubicó una silla del lado de la puerta de salida, se sentó ahí y avisto todo como un centinela.

-Bueno chicos, ya me conocen, mi nombre es Jules Quinn, profesor, sub decano y su tutor. Y ese de allá es el profesor Eduardo Benito.

-Respeta -fue lo único que dijo en su defensa.

-Ahora les toca presentarse a ustedes.

Cuando ya todos nos presentamos inició una pequeña introducción con respecto a la universidad, los horarios, reglas, festividades y participaciones académicas, cada uno habló de sus intereses, futuro, presente y pasado, para cuando llegó mi turno, ciertamente ignoré cosas mías, cosas que no comentaré a los abre bocas de los rumores, compartí mi futuro, disfrace mi presente y escondí mi pasado. Es lo mejor. Carece de sentido, lo sé, hablar de un futuro con un falso presente y un desconocido pasado, no es un futuro factible pero yo no creo en el futuro, quien no quita, y tal vez, sólo tal vez este es mi futuro y lo ignoro con el presente.

Cuando la clase terminó, y todos habían salido victoriosos del primer día, el profesor Benito se retiró y yo me quedé en mi escritorio, temía salir y encontrarme con Christopher o con Graham, no tengo las palabras correctas, carezco de sentido en este momento.

-Si es una chica lo que te tiene así, pierdes tu tiempo aquí sentado -dijo el profesor Quinn acercándose -si la chica no está en ésta isla, pierdes tu tiempo aquí; si no es una chica, no pierdas el tiempo aquí; sea lo que sea que te tenga así, no pierdas el tiempo aquí, un rostro apagado, ideas explotando y una carencia de políticas de sentidos no te dará la respuesta de lo que quieres hacer -se sentó en mi escritorio -posees determinación, si no, no te hubieras levantado a defenderme. Gracias por eso. Un consejo de mi parte: sólo podrás ser tú mismo si estás en el lugar que es el correcto y si no estás en el lugar correcto, conviértelo, todo el mundo está hecho de un material moldeable, unos más tercos y duros que otros pero verás que se puede, sé certero en el lugar erróneo y transfórmalo en algo mejor para ti -puso su mano en mi hombro y con una sonrisa dijo -ahora lárgate, tengo cosas que hacer.

-Gracias profesor -pronuncié palabras arrastrando mis pies fuera del aula.

-Me lo agradecerás después.

"Sólo podrás ser tú mismo si estás en el lugar que es el correcto y si no estás en el lugar correcto, conviértelo, todo el mundo está hecho de un material moldeable, unos más tercos y duros que otros, pero verás que se puede, sé certero en el lugar erróneo y transfórmalo en algo mejor para ti."

Fue lo que dijo el profesor, ahora no sé si estoy más confundido que antes o no sé si tengo la respuesta y la ignoro una vez más. Al salir del edificio de la facultad una sombra se encontraba postrada de lado contrario de la luz, lo cual provocaba un rostro irreconocible. 《Graham》pensé, pero no era él, era Christopher. ¿Quería yo que fuera Graham? ¿Por qué?

-Damian, tenemos que hablar -dijo Christopher serio y con un talante en su rostro digno de la antipatía.

Detrás de Christopher, arrimado en el tronco de un viejo sauces llorón estaba Graham observándome.

-Está bien -accedí para no ir con Graham, para evitar que se acerque a mí.

¿Temor? ¿Vergüenza? ¿Venganza? ¿Cariño? No sé lo que sucede, y tan sólo es el primer día de clases.

☆Voten por favor☆

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora