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Las flores comienzan a secarse, los árboles pierden el verde de su follaje, las raíces no crecen fuertes y robustas como lo hacían hace un mes. Últimamente no he recibido carta alguna de Graham, cuarenta días han pasado desde que se marchó, me encuentro ahora en el aeropuerto listo para embarcarme al viaje que me llevará a su lado. Chicago, la ciudad fría.

-¿Llevas suficientes abrigos? –Preguntó Rocco.

-Dieciocho en total –dije.

-Procura no recibir mucho viento –dijo Alicia.

-El frío de aquí es más voraz que el de allá –dije en respuesta.

-Puede ser, pero no te fíes –dijo Alicia besando mi mejilla –cuídate.

-Utiliza condones –dijo Rocco bromeando.

-¡CALLATE! –dije ruborizado.

-Es solo una broma. No le hagas caso –dijo Alicia.

Iré a Chicago, a encontrarme con mi futuro esposo. Es raro que lo diga así, es raro decir "mi esposo" siendo yo hombre, se siente raro, pero es un raro sobrecogedor. Es impresionante como desde pequeños nos lavan el cerebro, como nos quitan la perspectiva de lo que podríamos llegar a ser. <<Cuando crezcas tendrás esposa e hijos>> nos decían desde el primer instante en el que sabíamos el significado de esa palabra. <<A los niños les gustan las niñas>> me dijeron a mí cuando de pequeño besé a un niño de mi escuela... besé a Graham. Es verdad, ahora lo recuerdo, había besado al niño que se sentaba a mi lado, ese niño que estaba conmigo desde el pre escolar. Recuerdo que ese día mi madre me llevó a comer un helado, me sentó frente a ella y me dijo que Dios nos mandó: hombre y mujer, para casarse entre ellos, me contó la historia de Adán y Eva, cuando el hombre se relaciona por primera vez con la mujer y como procrean a Caín y a Abel. Como los seres: hombre y mujer, se juntan para crear vida. Ese mismo día mi mamá me prohibió volver a sentarme alado del chico al que había besado. Podría decir que dicho resentimiento comenzó desde ahí, podría decirlo pero no podría saberlo.

Estaban los momentos en los que mis padres me presentaban hijas de amigos de ellos. Conocí a muchas chicas; a Sandra, a Diana, a Selena, a Emily, en fin, a muchas chicas, todas guapas, pero no a mis ojos de deseo. Siempre las veía como seres hermosos, preciosos, sorpresivos, pero nunca me vi casado con alguna. Sí, hubieron veces en las que quería verme como un niño normal, ver a las mujeres y enamorarme de ellas, porque era eso lo que mis padres me habían metido en la cabeza desde el principio, pero nunca pude. Lo intentaba tanto, que hubieron momentos en los que la desesperación me hacia llorar, me miraba en el espejo y veía algo abominable a los ojos de mis padres, un monstruo. Es algo realmente horroroso crecer con el cerebro atrofiado, vivir así y tratar de vivir y adaptarse a lo que se han predispuesto a hacer de ti. Si pudiera, lo internaría, regresaría el tiempo, o, al menos, intentaría decirles que no me digan esas cosas de pequeños, un <<Ama a quien tengas que amar>> es mejor que un <<Limítate a amar a una mujer>>. Un <<Cuando crezcas podrás hacer tu propia familia con quien tú quieras. Esa persona tiene que amarte y tu amar a esa persona>> es mejor que un <<Cuando crezcas tendrás que tener esposa e hijos>>, y no digo que está mal, tampoco es que los padres lo hagan con mala intención, es solo que, nunca se sabe la naturaleza de la persona a la que estás criando, y es verdad, la crías y la moldeas a la sociedad que lo rodea, pero no sabes realmente lo que sus ojos o sus <<está bien mamá o papá>> esconden.

Si pudiera decirle a todos los padres del mundo –Críen a un ser humano, no a un hombre o a un mujer. No sentencien al género decidiendo lo que está mal o bien para él o ella. Siempre que exista amor, el género no importa –sería lo que les diría a los antiguos, los actuales y los futuros padres.

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora