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La noche desapareció la presencia de Christopher entre la muchedumbre que visitaba la calmada nocturna, intenté buscarlo pero una parte de mi sabía que no era debido hacerlo, por su bien y por el mío.
Entré al restaurante, las luces iluminan pequeñas mesas en formas ovoidales, una vela por mesa y un candelabro delicadamente encendido sobre cada una. Me sentí al entrar así, con un abrigo y un jean, mientras todos portaban sus trajes engalanados y me presentaba con apariencia de suburbio bajo.

-Llegaste -dijo Graham alzando su mano.

-Buenas noches -saludé a Kimberly y al profesor Quinn.

-¿Él es tu agente? -preguntó Kimberly.

-Yo soy mi propio agente -dijo Graham invitándome a tomar asiento a su lado -él es mi pepito grillo, mi conciencia, esa voz que me dice lo que tengo que hacer. Lo correcto.

-Entiendo -dijo el profesor Quinn -muy bien conciencia, bienvenido.

-¿Tu conciencia? -pregunté a Graham. Él rio.

-Bueno, ya que estamos todos aquí -dijo Kimberly -¿cenamos primero o hablamos de negocios?

-Creo que es correcto cenar primero, luego negocios -dijo Graham -además tengo mucha hambre y el ambiente aquí huele delicioso.

Al ser una isla donde vivimos, hay una gran variedad de mariscos de los cuales elegir, pero como siempre, Graham se sale del esquema y pidió chuleta, se la trajeron y fue feliz por eso, los demás cenamos langosta frita en mantequilla y verduras salteadas.

-Ahora si podemos hablar de negocios -dijo el profesor Quinn cuando retiraron el último plato de la mesa y llenaron nuestras copas con vino tinto.

-Me parece correcto -dijo Kimberly -Graham, como ya sabes, las clases de éste primer semestre están por culminar.

-Exacto -dijo Graham.

-En Crusia está mi compañía discográfica. Y creo que tres semanas son suficientes para grabar unos demos y probarte con el mundo -dio un sorbo del vino -¿Te gustaría?

-Eso sería increíble -dijo Graham con ojos maravillados -¿Verdad Damian?

-Sí que lo es, pero, ¿quién va a costear el viaje? -pregunté a Kimberly -además necesitamos un permiso firmado por la universidad.

-Lo del permiso lo arreglo yo -dijo el profesor Quinn.

-Y los costos los arreglo yo -dijo Kimberly.

Miré a Graham, el me veía a mí, esperando una aprobación a poder cumplir su sueño, la idea me emocionaba, pero también me asustaba, se siente como una apuesta a largo plazo. Como si pudiera perderlo por esto.

-Deberías escoger las canciones que quieres y contarle a Franz.

-¿Eso es un sí? -preguntó Graham. Asentí -entonces es un trato.

-Listo -dijo Kimberly juntando las manos, sacó una carta de su bolso de mano y me lo entregó a mí -ése es el contrato, léanlo, piénsenlo y mañana me lo entregan.

-Gracias -dije y tomé el sobre.

Luego de la cena y después de habernos despedido, Graham y yo salimos a caminar por el malecón, el clima seguía húmedo sin ser caluroso y las estrellas seguían chocándose con los rompeolas.

-¿Puedes creerlo? -preguntó Graham estirando sus manos al cielo y dejado caer su brazo derecho alrededor de mi hombro. Yo miré si brazo.

-Todavía me cuesta creerlo, supongo que eso le da significado a la palabra "increíble".

Antítesis De Un Hombre Bohemio #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora