[Jueves 21 de julio]
Poco faltaba para las cinco de la tarde cuando el transfer llego a la entrada a la avenida principal del sector "del Fundo del Almendral". El sector residencial donde Cherry vivía.
El corazón se me acelero de inmediato ante la espectación. Ella no tenía idea. Habíamos logrado adelantar diez días el cierre de la primera parte de la filmación de la película. Ya no podía con las ganas de volver a verla. Sin tener nada claro aposté todas mis fichas a ganador y me subí al primer vuelo que encontré, cargando en mi mochila las mudas de ropa para tres días, sin saber donde me alojaría, ni cuando iba a volver a Nueva York. El auto siguió buscando la dirección de mi destino..
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Acababa de volver a la casa después de dejar a los chicos en la fiesta de cumpleaños de uno de sus compañeros de curso cuando encontré ese Ferrari estacionado de costado frente al portón de mi casa. No tenía ánimos de bajar de mi Citröen.
Leonardo bajo del prepotente auto sin quitarse los lentes oscuros se acerco a la puerta esperando que bajara.
—¿Que mierda estas haciendo aquí?.— Pensé en hablar. Pero no dije nada. La garganta se me hizo un nudo. Sentía que no podía hablar. Leonardo me revisaba de pies a cabeza. —Seria posible que movieras tu auto por favor.— Le solicite complicada.
Carol camino con hacia mi con esa mirada sombría, la cola empinada gracias a sus botas con tacones altos, los labios con ese brillo de frambuesa y una increíble chaqueta de cuero que debe haber traído de su viaje.
—¡Leo por el amor de Dios!— Le hable irritada, no lo había visto a la cara durante años, de pronto se aparecía con su mejor look en frente de mi casa, podría apostar que esos pantalones y la camisa la había visto en la colección de Versace y no entendía que diablos.
—Carol— Me contesto esperando que abriera la puerta y lo dejara entrar.
Como mierda diste con mi casa?. Pensé ¿Quien diablos le había dado la dirección? De pronto note esa mirada llena de libido sobre mi cuerpo. Por la que hacia unos años atrás habría matado, cuando sentía que mi vida se había acabado, después de auto convencerme que era mi culpa... que yo lo había alejado de mi vida.
Abrí el portón de la reja de la casa y el se encamino a entrar. Leo me tomo de la cintura, me apego contra su cuerpo de esa manera tan particular que siempre ha tenido. Cerré los ojos dándole la espalda. La boca de Leo rozo mi cuello. De inmediato lo empuje hacia atrás.
—Demasiado tarde— Le hable complicada con todo el cuerpo tenso. Me di vuelta a verlo a los ojos. —Tu no tienes derecho...— Explique con la garganta cerrada.
Leo puso su mano en mi rostro. Acaricio mi mejilla suave. No pude evitar cerrar los ojos, seguir su cálida palma, estuve al borde de perderme en una de sus caricias toxicas y enviciantes que podría haberlo trastornado todo, luego reaccione tomando firme su muñeca. —Ya no quiero esto.— Le hable viéndolo a los ojos.
—Las putas no tienen derecho a regodearse.— Me contesto mas que enojado.
—No vales mi precio.— Respondí y de pronto la mano de Leo estaba en mi cuello apegando mi cabeza a la reja algo mas que firme.
—Me aburrí de esta estupidez. Vas a entrar a esa caza, voy a follarte hasta que me canse y vas a dejar de faltarme al respeto. Caroline vas a empezar a comportarte.— Rugió con las mandíbulas apretadas y sus parpados comenzaron a tomar color.
—Que mierda te crees— Le grite espantada, sintiendo la presión sobre mi cuello, había hecho un esfuerzo por respirar, los parpados se me estaban inundando por la presión y estaba entrando en pánico. Sin detenerme a pensarlo mucho le clave mis uñas en el torso de su mano tan duro que sangro y me rompí una uña. Leo no lo podía creer. Creo que nunca espero que me intentaría defender. De inmediato me llego un manotazo en la cara, tan duro que azote mi cabeza contra la reja. Trate de sujetarme. No queria llorar y las lagrimas se me escapaban solas, me ardía el rostro completo por el golpe y sobretodo por la rabia. Segundos mas tarde lleve mi mano al pelo tratando de que me soltara estaba tirando mi cabello obligándome, empujándome a entrar a la casa. Estaba completamente descontrolado. Nunca había ocurrido algo así. Pero eso no significaba que eso no podría empeorar bajo la indiferencia de mis vecinas del condominio que ni se molestaron por llamar a la policía.
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CherryGirl [en corrección]
RomanceLuego del desastroso final de un primer y único romance que no creyó podría haber merecido y la destrozo por dentro, Caroline sola, se hizo cargo de dos hijos maravillosos a los que dedico todo su tiempo y trabajo, escondida tras la barra del bar, e...