43🍒 Tu demonio.

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-¿Te volviste loco?- La escuche más que alterada, de nuevo dejaba de prestarle atención al camino. Por la costanera para mirarme en busca de una explicación.

-Claro que no...- Edgar contesto arrogante - Es más ya deberías haberlo calculado...-

-¿De verdad?...- Comentó desconcertada.

-Me debes una "abultada y gruesa cuenta"- Continuo sonriéndo. Todo seguro. Con ese desplante de macho latino que no le teme a nada.

-"Abultada y gruesa cuenta"- Caroline repitió sin poder esconder esa sonrisa. Seguido se mojo los labios con la punta de la lengua. Pasaron unos 10 o treinta segundos de silencio

-Eres una niña mala Caroline, te gusta jugar con fuego... Y no te haces cargo de lo que enciendes, un día vas a provocar un incendio o una explosión.- Me riño mirando a la carretera, en una curva muy cerrada en vez se disminuir, me pareció que había acelerado.

-¿Si soy tan peligrosa por que me subiste al auto de Said?- Tenia que serlo. Seguro el Jeque se lo había prestado.

-Touche Mademoiselle... - Contesto sarcástico.-¡Pero que cleaver "Señorita"!- (marco el "señorita" como si fuera gringo)

-¿Debo suponer que estas enojado?- Comentó a la defensiva cambiando su entonación.

-A mi también me gusta jugar con explosivos...- Retomo la conversación. Me miro por unos segundos, su actitud había cambiado. Sombrío algo animal estaba aflorando en él. Y de pronto sin que me lo esperara. Tomo mi mano. La llevo a su ingle y froto sobre su pantalón su erección ya punzante con mi palma. Se sentía abultada, gruesa, tal cual lo había descrito. Mientras pesada y firme, su mano sobre la mía, no me permitió retirarla. Lo más terrible de todo, no sabia si hubiera podido levantar mi mano por iniciativa propia. Sentí mi cuerpo despertar, la sangre comenzaba a hacerse sentir en mi vientre, las deliciosas cosquillas.

Mire a mi alrededor, una mañana soleada. Ni idea en que lugar estábamos. Intente dejar de prestarle atención, ¿Pero como era posible?

-Debo reconocer que fue una jugada casi perfecta.- Caroline me hablo casi sin voz.

-¿A que te refieres?-

-Dejaste a lo menos 12 testigos potenciales.- Contesto con cierta ironía.

-Ese no es mi problema preciosa.- Respondió indolente.

-Eso es insidioso.- Respondí .

-Puede ser.- Continúo con voz más ronca.- Pero tu voz esta sonando exquisitamente alterada.- Sonrió.

Caroline se mordió el labio y sonrió de un lado de la cara.

-Ya lo sabes. "Sin testigos no hay fechoría".- Se explico el Venezolano.

-Y que pretendes hacer. ¿Quitarme los pantalones aquí en el auto estacionados en un mirador?.

-¿Te gustaría?- Pregunto ansioso.

-Nooo- Contesto seca.

Edgar soltó una sonora carcajada.

Caroline me subió esa ceja intentando parecer ofendida. Luego su cuerpo completo dio un pequeño salto estremeciéndose. Había terminado cediéndome su entrepierna en una caricia marcada, presione ese borde de la costura de su pantalón, justo hoy tenia que usar uno. Un minuto mas tarde levanto su pierna derecha descalza, apoyo su pie descalzo en la guantera.

CherryGirl [en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora