9. Me enamoré de ti

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[Camila POV]

La semana había pasado tan rápido que ni siquiera noté el tiempo pasar. Cada mañana era más difícil saber que este, tal vez, era el último día de Lauren. Pero era fuerte, y su sistema era fuerte. Llamé todos los días para hacerla subir a primera en la lista de trasplantes. Pedí tener un doble turno toda la semana, desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, y desde la diez de la noche hasta las seis de la mañana. Si antes Lauren no podía dormir por el dolor, ahora era mucho peor y teníamos que darle sedantes para dormirla, el dolor era demasiado fuerte.

El turno nocturno me pareció eterno, me quedé en la habitación de Lauren toda la noche, viéndola dormir. A las siete de la mañana llegué a casa, Shawn había insistido en alquilar un piso amueblado cerca del hospital mientras hacía los papeleos de no sé que cosa. Cuando llegué me duché y me acosté al momento. Por suerte Shawn no estaba. Pero a penas toque la almohada con mi cabeza que mi móvil empezó a sonar. Lo cogí sin dudar y fue la voz agitada de Ally quien hablo.

—¿Que pasa Ally?

—Es Lauren.. No creo que pueda esperar mucho más tiempo.

—Ya voy.

—Camila, no hay tiempo, ¿que hacemos? —Preguntó y escuché los gritos de dolor de Lauren en segundo plano, sin darme cuenta se me cristalizaron los ojos.

—Coma artificial. —Dije con el único tono de voz que me salia al momento.

—Quiere hablarte. —Dijo de pronto y espere en silencio.

—Camila.. Lo siento. —Dijo con un tono de voz que no parecía ni el suyo, las lágrimas se podían oír en su voz temblorosa.

—¿Porque?

—Si no quieres besarme, no pasa nada. —Dijo con la misma voz que me dolía escuchar. —Y no me enamoré de Lucy, me enamoré de ti.

—Siento no poder.. —Mi frase se corto por su grito ahogado de dolor. —No poder estar contigo ahora.

—No te preocupes. —Fui lo último que escuché, después colgaron.

Me vestí y cogí mi bolso antes de coger el coche para llegar al hospital cinco minutos más tardé. Corrí por los pasillos hasta llegar a su habitación. O al menos hasta la puerta de esta, Ally me impedía pasar. La miré los ojos llorosos y no entendí porque no me dejaba pasar, me cogió suavemente del brazo y me llevo a una sala a solas. Sin darme cuenta me tiré a sus brazos llorando como una niña. No me rechazo, me abrazo consolandome lo mejor que pudo.

—Ella..

—Ya esta en coma. Y tranquila nadie escuchó lo que dijo, solo yo. —Dijo hablando del hecho que Lauren dijo que estaba enamorada de mi.

—N-No.. —Intenté calmar mi voz agitada y secar mis lágrimas.

—No te he dejado entrar porque están sus padres, no estaría bien que entraras en ese estado, ¿no crees?
—Asentí y me seco las últimas lágrimas que quedaban en mis mejillas. —Ahora tengo noticias. Hemos hecho las pruebas a Mike, y han salido positivas.

—Tenemos riñón. —Dije algo más tranquila.

—Podemos operarla esta misma noche.

—Pero las células cancerígenas atacaran el riñón, bueno, en cuándo lo pongamos.

—No si también tenemos médula.

—¿Han llamado? —Pregunté ilusionada y asintió sonriendo.

Tiene que haber al menos tres días entre una operación y otra esperando a que todo salga bien. No tardé en llamar al jefe de cirurgía y explicárselo. Este me dijo que harían la operación de medula esta noche, y la del riñón en dos días, ya que como Lauren estaba en coma artificial la rehabilitación seria más rápida. Además de que no podía estar mucho tiempo la medula nueva junto al riñón lleno de células cancerígenas, y viceversa.

Entré en la habitación de Lauren por primera vez después de hablar con el doctor Smith quien operaria a Lauren. Me encontré con sus padres, a quienes venia a ver.

—Docotora Cabello, ¿dime que pasará con mi hija?

—La operarán esta noche, no se tienen que preocupar, el cirujano es muy bueno. Y en dos días haremos la operación con el riñón de Mike.

—¿No la opera usted? —Negué, obviamente aunque tuviera los conocimientos para hacerlo, no sería capaz de operarla.

Por eso mismo no me puede gustar mi paciente. Y menos siendo menor. Quedé hablando con ellos horas, sobre sus dudas y de más. Cuando se tuvieron que ir, me quedé unos minutos más. Era impresionante como en poco más de un mes una chica de diecisiete años me podía hacer dudar sobre mis propios sentimientos. El hecho de ser mujer no era un problema, había estado con mujeres toda mi vida, el único diferente fue Shawn y por lo visto no era una buena elección. El problema era mayor que eso, soy mayor que ella. Soy su médico y ella es mi paciente.

—Con que te has enamorado de mi, ¿eh? —Dije sonriendo antes de acariciar su mejilla con dulzura. —No es que no te quiera besar, simplemente no puedo. —Suspire ruidosamente antes de besar su mejilla. —Hace un mes ni siquiera pensé en que me gustaría una paciente tan guapa como tu.

—Camila..

—¿Mh? —Pregunté volteando para ver a Ally.

—Es hora. —Dijo y asentí.

Los enfermeros entraron para prepararla para la operación y minutos después la llevaron fuera de la habitación para llevarla al quirófano. Eran seis horas de operación, así que llamé a mi hermana ya que era jueves y solía cenar con ella y le dije que no podía ir esta noche, no me preocupé en llamar a Shawn, después de todo el no llama nunca.

—¿Te quedarás hasta que salga?
—Pregunto Ally sentándose en la sala de espera conmigo, y asentí. —Sus padres estarán aquí. —Dijo y suspire.

—Claro.. Esperaré en mi despacho, llámame en cuándo salga.

—Tal vez deberías irte a casa, y descansar. Te llamaré igualmente.
—Terminé asintiendo y se lo agradecí.

No tardé en llegar a casa y tumbarme en la cama, las horas no pasaban tan rápido como pensaba, empecé a mirar la televisión cambiando de canal cada dos por tres hasta quedar con una película. Una joven enamorada de un adulto, veinte años mayor. Que caprichoso es el destino.

Desmotiva mucho, muchísimo haber conocido el que sé que es el amor de mi vida, saber que estamos hechos el uno para el otro, contárnoslo todo, ver que tenemos magia.. Y saber que nunca podremos estar juntos ya que veinte años de diferencia nos separa.— Dijo la chica de la película llorando en los brazos de la que debía de ser su mejor amiga. Suspire y apagué la televisión.

A veces el pasado hace que las almohadas resulten incómodas. Suelo pensar en lo que hice, y lo que no. Porque ya no soy una niña, y quiera o no ya tengo un tiempo vívido. Tal vez eso sea lo que me impide ser feliz. Pensar que ya he vivido, después de todo me queda mucho por vivir. Lo único es que no puedo vivirlo con ella.

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora