54. Vainilla

11.8K 790 89
                                    

[Lauren POV]

Mis manos temblaban, pero no miré atrás, ni una sola vez. Por qué si lo hacía, si miraba tras mi, y mis ojos se fundían en los suyos, jamás sería capaz de irme. Subí al coche, impregnado de su olor a vainilla y conduci sin parar ni una sola vez, a una velocidad poco recomendada. Y después de casi quince horas, me aparqué cuidadosamente en la entrada de Miami. Y respiré hondo antes de estallar en lágrimas. Mis sollozos eran cada vez más fuertes y el dolor en mi pecho se hacía más y más potente. Unos golpes contra mi ventanilla hicieron que mi mente dejará de vagar para centrarme en la realidad.

Verónica se encontraba del otro lado de la ventanilla, con una fina sonrisa y una cara apenada. Me quedé unos largos minutos observándola, callada sin moverme para nada.

—Lauren, abre. —Dijo después de unos minutos.

Asentí y abrí la puerta, dejando el frío de la noche apoderarse del calor de mi coche. Llevando con él el olor a vainilla de Camila. Mis ojos picaban cada vez más, pero tan sólo seguí respirando profundo para aguantar las lágrimas.

—¿Dónde está ella?

—A salvo. —Dije sin más, la voz quebrada.

—Eso está bien. —Dijo instalándose en el asiento pasajero antes de pasar su mano sobre mi espalda. —Era lo único que podías hacer, Lauren.

—No quería separarme de ella otra vez, soy egoísta, pero quería tenerla conmigo. —Suspiré.

—Es normal. Lauren, es normal.
—Dijo antes de abrazarme más fuerte.

—Le hice entender que me había decepcionado.. —Suspiré y me miró confusa. —No se iría. No se hubiera ido sino. Así que le dije que confiaba en ella y me traicionó, llamando Demi.

—No tenías otra opción.

—Tenía las manos temblando, estaba llorando. La dejé destrozada.

—Y tú no lo estás menos. —Dijo y suspiré.

—No es cómplice, ¿verdad?
—Pregunté tragando saliva y ella se negó, tranquilizándome del todo.

—No lo es, sólo sabía que traficaba coca, y usaba la empresa de tapadera para enviarlo a México. —Explicó y asentí, aún entre sus brazos.

—¿Qué hace realmente Demi en México? —Pregunté y Vero suspiró.

—A parte de la cocaína, vende éxtasis, caballo y chocolate. En realidad, todo lo que pilla. Y desde hace mes y medio, está empezando a vender armas. Es muy peligrosa, Lauren.
—Dijo y suspiré.

—¿Dónde está Sierra?

—Tenemos que volver a Nueva York, nos darán las instrucciones. —Explicó y asentí.

No tardamos más de cuatro horas y media en llegar a la base del CNI en Nueva York. Sierra ya estába allí junto a nuestro superior, ambos hablaban entre ellos seriamente, hasta que se dieron la vuelta hacía nosotras.

—Lauren. —Dijo Sierra y lo miré sería. —Vas a ser su brazo derecho.

—¿Cómo? —Pregunté levantando una de mis cejas.

—Serás el nuevo brazo derecho de Demi, el suyo murió anoche en el tiroteo. —Explicó y tragué saliva.

—Jamás se fiara de mi.

—Vendrá a ti, dale tiempo. —Dijo y lo miré confusa. —¿Recuerdas el chaval que quería deshacerse de Demi y mandamos al restaurante?
—Preguntó y asentí. —Le dijimos al chico de hablar de tí.

—¿Que le dijo de mi?

—Que no eras policía, que eras una narcotraficante de alta gama, que habías matado más de uno, y que eras peligrosa para Demi.

—Querrá matarme.

—Quiere los mejores en su equipo, y tu eres la mejor. —Dijo y asentí. —Ha perdido su brazo derecho y no tardará en llamarte. Está sola.
—Explicó.

—¿De dónde sacará mi número?
—Pregunté y al instante me llamaron, como si de magia se tratase. —Esto no es casualidad. —Suspiré.

—No lo es, le dimos tu número hace unos días, bueno, se lo dio el mismo chaval. —Explicó. —No pensé que te llamaría tan pronto. —Dijo confuso.

Cogí mi móvil en manos y suspiré antes de descolgar. Su respiración estaba agitada, y parecía enfadada.

—¿Dónde está?

—¿Quién es? —Pregunté.

—Demi. ¿Dónde está?

—¿Dónde está quién? ¿Estás bien?
—Pregunté de nuevo, en serio, deberían de darme un óscar.

—Camila no está, Lux tampoco. Pensé que se habían ido contigo.. —Suspiró.

—No he vuelto a ver Camila desde el día del parque. —Mentí.

—Me gustaría conocerte, Lauren.
—Dijo cambiando de tema. —Me han hablado bien de ti, ¿sabes?

—¿De mi?

—Si, me sorprendí cuando me dijeron que ambas nos movemos en el mismo mundo.

—No me digas.. —Susurré bastante alto para que lo escuchará, y ella se río.

—He vuelto de México, pero no tardaré en volver allí. ¿Qué tal si hablamos?

—¿Que tal si nos vemos allí, en México? —Pregunté y no la escuche contestar. —Tengo dos o tres cosas que hacer por allí.

—Perfecto. Nos vemos.

—Ajá. —Dije antes de colgar y mirar Sierra quién sonreía.

—Lo has echo bien. —Dijo y asentí.

—Ahora métete en el papel, Lauren, está vez más que nunca no puedes fallar. Es cuestión de vida o muerte, y no es un simulacro, Lauren. ¿Lo entiendes? —Pregunto mi superior y asentí.

—Lo entiendo. —Repetí.

Camila estaba a salvo. Lux estaba a salvo. El resto no importaba. Haría todo lo posible para meter a Demi entre rejas, y entonces, cuando esa chica estaría lejos de nuestras vidas. Iría yo mismo a Londres a por Camila y Lux, las traería de vuelta, y por fin tendríamos la vida que siempre he soñado tener.

—¿Estás segura Lauren? —Habló Vero y asentí.

—Más que segura. Demi tiene que estar entre rejas. —Dije y ella asintió con un fino suspiró. —Pero.. Sierra.

—¿Qué?

—Está es mi última misión.

—Lauren, no puedes abandonar el CNI de manera tan fácil.

—Si puedo. Tengo diecinueve años, y no quiero arriesgar más mi vida por el gobierno. Está es la última vez, Sierra. —Dije sería y antes de que replicara nada nuestros superior asintió.

—De acuerdo. Una última misión.
—Dijo y asentí.

Una última misión, objetivo: arrestar Demi. Meterla en la cárcel para mi final feliz. Mi final feliz con Camila y Lux. Si, ese era el objetivo.

Salí de la base junto a Sierra y Vero, ambos me pondrían al día de mi nueva tapadera, no se me podía escapar ni un detalle

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora