61. México

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Aún tenía pegada la sonrisa tonta a mis labios desde que Lauren me dijo directamente que me quería en su vida. Cuando estaba con ella era como una adolescente llena de hormonas revolucionadas e incapaz de pensar en condiciones, es decir, incapaz de pensar con la cabeza sino con el corazón. Tan cursi como sonará, era la verdad. La espera no fue tan larga como pensaba, Lux se hizo un amigo y Lauren hablo tanto que a penas recuerdo la mitad.

—Pasajeros del vuelo 261, puerta de embarque número dos, última llamada.

—¿Como que última llamada? Ni siquiera he escuchado la primera.
—Suspiro Lauren cogiendo las maletas.

—Eso es porque no dejas de hablar.
—Dije sonriendo y ella contesto con una mueca. —Lux, vamos, despídete.

Se despidió del niño y vino corriendo hacia mi para que cogiera su mano, caminamos hasta la puerta de embarque que indicaba nuestros billetes, suspire antes de acercarme a la recepcionista y entregarle nuestros documentos.

—Que tengan un buen viaje. —Sonrió la mujer antes de devolverme la documentación.

Pasamos por el pequeño túnel que llevaba hasta el avión y entramos hasta buscar nuestros asientos.

—Siete a, b y c. —Dijo Lauren y asentí buscando los asientos.

Una vez encontrados nos acomodamos, Lux al lado de la ventanilla, Lauren en el medio y yo al lado del pasillo. Sonreí al ver como Lux estaba nerviosa por volar, era la primera vez que cogía un vuelo que iba a recordar más tarde.

—Lolo, estaremos con las nubes.
—Dijo sonriente y me percate al instante del apodo que uso.

—¿Lolo? —Pregunté mirando a Lauren quien me sonrió.

—Las viejas costumbres nunca se olvidan. —Dijo con una sonrisa en los labios.

—Mami, vamos a volar. Mami mira.
—Gritó mi hija cuando el motor del avión se hizo escuchar.

—Si.

—Como los pájaros. —Sonrió y asentí mientras Lauren tan solo río.

El avión empezó despacio a elevarse, haciendo que Lux se quedará atónita con la boca abierta mirando por la ventanilla.

—Volamos. —Susurró Lauren y Lux asintió aún con la mirada fija a la ventanilla. —¿Estás bien? —Me preguntó un tono más despacio, para no preocupar mi hija.

—Supongo que si, no sé si fue una buena idea llevarme a Lux allí.

—Si no lo hubieras echo, hubiera sido mucho peor. —Dijo suspirando.

—Lo sé, pero tiene tres años Lauren.

—Lo sé. —Dijo bajando su mirada hacia mi mano, no dejaba de golpear mis dedos contra el apoya brazos, nerviosa. —Pero te prometo que todo irá bien. —Dijo entrelazando nuestros dedos como si fuera la cosa más normal del mundo, y en realidad, después de todo, lo era.

Las horas se hacían cada vez más lentas, pasé un buen rato durmiendo, después vimos una película que eligió Lux, lo que acabo con una Lauren dormida y una Lux molesta porque su Lolo no acabo de ver el final de Barbie. Comimos y seguimos durmiendo. Las veces que me dejé llevar observando a Lauren tenía la impresión de observar aquella joven adolescente en su habitación de hospital centrada en su música.

—En pocos minutos llegaremos a nuestro destino, la compañía England Flights les agradece su confianza y esperamos volver a verlos pronto.

—Por fin, no siento mis piernas. —Se quejó Lauren antes de levantar sus brazos para estirarse.

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora