69. Silencio

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Ahora que Demi se había presentado a las elecciones no tenía otra que estar siempre presente en todas las reuniones o convenciones organizadas. Y en muchas de ellas yo tambien tenía que mostrar la cara, ahora ya sabia porque Demi quería tanto que estuviese a su lado. Una mujer soltera para presidenta no era tan bien visto como una mujer casada con una hija adorable de tres años. La segunda opción hacia que el pueblo confiará más en ella, error.

El tema de Lauren era más complejo, algo así como de espías. Siempre que teníamos la ocasión de estar sola un beso, una caricia prohibida salía a la luz. O cuando nadie miraba.. Un te quiero era susurrado. Igual que llevábamos haciendo desde mi llegada. Claro que me gustaría tener algo más, porque después de todo siempre queremos algo más pero lo poco que teníamos era bastante para mi, por ahora.

Demi avisó con antelación que se iría con el secretario general a unas entrevistas en las ciudades vecinas y no regresaría hasta mañana. Desde la última vez que me hizo el amor, había pasado tres semanas, y no me había vuelto a tocar. Siempre andaba de presentaciones y esas cosas. Para mi era mejor, mucho mejor.

Lauren no tuvo otra idea que meterme en sus líos policíacos. Yo que pensaba que aprovecharíamos el tiempo para, no se.. Otras cosas. Me equivoqué por completo y ahora estábamos en el sótano del chalet buscando entre una tonelada de documentos los que afirmaban la compra-venta de drogas firmadas por Demi, así como un cassette que supuestamente tenía todas las pruebas necesarias.

—Lo tengo. —Sonrió orgullosa Lauren mientras se metía el cassette en el bolsillo del vaquero.

—¿Y ahora?

—En cuánto pueda me escaparé y le entregaré las pruebas a mi equipo, en menos de una semana estaremos libre e iremos donde quieras. —Dijo antes de fundir sus labios sobre los míos, acariciando con dulzura mi cuello.

—¿Dónde te escaparás? —La voz ronca de Demi retumbó por todo el sótano, sus brazos estaban cruzado y ella estaba apoyada contra la puerta de madera. —Brad me dijo que estabais demasiado juntas, y que por alguna razón ambas bajasteis al sótano. ¿Quién eres Lauren?

—Demi.. Puedo explicarte. —Dijo Lauren tragando saliva, soltandome para ponerme tras suya. Su voz era segura pero podía sentir sus manos temblando, rodeando mi cintura.

—¿Explicarme que querias fugarte con mi mujer para follartela las veces que quisieras y encima dejarme entre rejas? No soy idiota Jauregui, lo entiendo perfectamente. —Avanzó unos pasos mientras hablaba y cuándo acabo, su puño se estampo contra el labio inferior de Lauren haciéndola retroceder unos pasos y sacándome un grito.

—Déjala, ella no tiene nada que ver.
—Contestó Lauren con un suspiro al ver que Demi me miraba a mi con desprecio.

—¿Infidelidad? Te parece poco tal vez.

—Bien pues cógeme a mi y déjala irse. —Siguió hablando.

—¿Pero quién dijo que una de vosotras saldría de aquí? —Dijo sonriendo antes de reír por lo bajo.

Me apartó con un empujón bastante fuerte haciéndome caer contra la pared, deslizándome hasta el suelo, gemi sin más cuando vi el segundo puñetazo que Demi le pegó a Lauren. Grité de nuevo y Demi me miró con los ojos llenos de rabia, y esa típica mirada asesina que se apoderaba de su rostro cada dos por tres. Una patada, cuatro insultos, otro puñetazo y una bofetada. Eso fue una parte de lo que Demi le hizo a Lauren mientras me empujaba cada vez que me levantaba para entrometerme.

—Demi, no, por lo que más quieras.. Te lo suplico. —Grité las lágrimas caminando por mis mejillas, la voz rota, arrodillada ante ella. —Déjala irse.

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora