30. Vamos a casarnos

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[Camila POV]

—Camila. —Suspiró Ariana acercándose a mi con cuidado, y con una muy mala cara. Tragué saliva y sujeté la mano de Ally tan fuerte como pude. —¿Estas bien?

—Eso n-no importa, Ariana. Por favor, dime que esta bien. No estoy preparada para escuchar otra cosa.
—Dije las manos temblorosas.

—Ella.. Lauren esta bien. Por ahora.
—Dijo y sentí como el aire volvió a mis pulmones. Un suspiro de alivio emití como único sonido. —Ha sufrido un paro cardíaco, pero hemos llegado a tiempo. La hemos reanimado después de cinco minutos y cuarenta y tres segundos.

—¿No ha habido daños? —Preguntó Ally sería, apoyando su brazo sobre nuestras manos enlazadas.

—No lo sabemos, le vamos ha hacer unos exámenes neurológicos, tardaremos un buen rato. Ve a casa, duchate, descansa, come. Lo necesitas Camila. —Dijo acariciando mi brazo con dulzura y asentí despacio.

—Llámame, en cuanto tengáis noticias, por favor. —Supliqué y ella asintió sonriendo.

—Venga, vamos Mila. —Susurró Ally tirando suavemente de mi brazo mientras me quedaba embobada mirando como se llevaban a Lauren.

Llegamos a nuestra habitación de hotel diez minutos más tarde, insistí en estar en el hotel más cercano al hospital. Me importaba poco que fuera de poca calidad. Por suerte nos alojamos en un hotel tres estrellas, lo que esta bastante bien. Lo primero que hice fue entrar en la ducha, necesitaba sentirme viva por una vez en esta larguísima semana, y para eso necesitaba el agua helada contra mi piel. El echo de sentirme fría, sentir como tiritaba, eso me muestra que sigo viva. Y necesitó seguir viva por ella. Suspire antes de salir de la ducha y enrollarme la toalla sobre el cuerpo, Ally estaba recibiendo la cena por el hombre del servicio. Cogí mi ropa y me vestí rápidamente. Miré mi móvil al menos siete veces en menos de cuarenta minutos, obviamente no habrían terminado los exámenes.

—He pedido pizza. —Dijo con tono entusiasta y fingí una sonrisa. Hacia tanto por mi, se merecía más que estar en una habitación de hotel o encerrada en un hospital, día tras día. Cuando podría estar junto a su familia.

—Deberías irte, Ally. —Le dije sonriendo mientras cogía un trozo de la pizza. —Enserio, pierdes tiempo aquí.

—Cam, me necesitas más que mi pequeño. Y tranquila Troy estará en una nube por no tenerme tras él todo el día. —Explico comiendo.

—Eres demasiado buena..

—Es el efecto de la iglesia. —Dijo riendo.

No tardamos en terminar de comer y me recosté sobre la cama para descansar después de haber amenazado tres veces a Ally para levantarme cual fuera la hora si Ariana llamaba.

Un vago sonido irrumpió mi sueño. Una voz, si era la suave voz de Ally. Creo que me estaba llamando, al menos decía mi nombre una y otra vez. Pero no estaba segura de si era real, o sólo seguía soñando. Hasta que se hizo cada vez más fuerte.

—Cam.. Camila.

—¿Mh?

—Es Lauren. —Dijo y como por arte de magia me levanté rápidamente, quitándome el pantalón de pijama para poder ponerme el vaquero.
—Ariana acaba de llamar, a abierto sus ojos.

—¿Como?¿Ha hablado?

—No.. Ella solo los a abierto y los ha vuelto ha cerrar. —Dijo algo angustiada y asentí.

—Vale, vamos. —Suspire.

Ambas cogimos nuestros móviles y mientras ella conducía llamé Clara, la tenía al corriente todos los días sobre cualquier cambio. Paso el fin de semana aquí, pero no pudo quedarse mucho más, ya había empezado su nuevo trabajo en Alabama y no podía faltar. Llegamos rápidamente y subí hasta la planta y la habitación adecuada. Abrí la puerta e ignoré por completo las enfermeras y los médicos ahí dentro.

—Todo lo que quiero, es nada más 
que verte abrir los ojos. Porque si pudiera ver tu rostro una vez más, podría morirme siendo feliz, estoy segura. —Sonreí. —Hoy casi mueres, y una parte de mi murió un poquito por dentro. —Suspiré, acariciando su brazo con delicadeza. —Sacaste a relucir lo mejor de mí, una parte de mí que nunca había visto. Tomaste mi alma y le pasaste un trapo, nuestro amor se hizo para las pantallas de cine, ¿no crees? —Reí, pero pronto dejé de hacerlo al sentirme tan sola en esa habitación, como si ella no estuviera. —Por favor, no te vayas, he esperado tanto tiempo por ti. Tú ni si siquiera me conoces del todo, no sabes aún que me gustaría casarme.. Y de echo me encantaría hacerlo contigo, sólo contigo. Sé que fui hecha para amarte. —Dije besando sus labios tan pálidos, tan fríos. —No te has ido, aún no te has ido, ni puedes hacerlo mi amor. — Las lágrimas estallaron sobre mis mejillas en silencio. Y escondí mi rostro mojado sobre su brazo.

—C.. Ca.. Casar.. —Su voz se escuchaba tan débil que parecía mentira. Sentí sus dedos moverse bajo mi cara, de manera tan frágil.
—Casar.. Casarnos. —Dijo al fin con un largo suspiro.

—Lauren.. Mi amor.. Cariño. —Dije incapaz de contener mis lágrimas esta vez de felicidad. Vi su pequeña sonrisa, se le notaba tan frágil.

—Te.. T-te quiero. —Dijo la voz algo cortada.

—Me has asustado tanto.. N-No.. —Las lágrimas rodaron con más fuerza y aún más velocidad.

—Quiero.. Me q-quiero casar. —Dijo con una voz muy débil. —C-Contigo.
—Sonreí, como una idiota, sonreí.

—Entonces..— Dije antes de secarme las lágrimas y sujetar su mano entre las mías. —Vamos a casarnos.

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora