[Lauren POV]
¿Alguna vez nos hemos preguntado en cuánto tiempo puede cambiar nuestra vida? ¿Qué cantidad de tiempo es suficiente para que cambié? ¿Puede cambiar nuestra vida en un mes, en una semana o en un solo día? Siempre tenemos prisa, para crecer, para conocer sitios, para seguir adelante. Pero cuando te enamoras, una hora puede cambiarlo todo. De hecho, una simple palabra podría cambiarlo todo.
Camila se quedó dormida en mis brazos y yo también di una cabezada pero yo me desperté antes que ella y no sentía mi brazo, aunque si verla dormir tan plácidamente era el precio a pagar sin duda valía la pena no sentir mi brazo.
—¿Te duele? —Preguntó de pronto mientras se levantaba despacio para quedar frente a mi.
—No. —Mentí con una sonrisa.
—Cariño, tu mano esta temblando por soportar mi peso tanto tiempo.
—Sonrió y yo simplemente me quedé atascada en la primera palabra que hizo que mi corazón pareciera un martillo contra mi pecho. —¿Y si acomodamos tus cosas? —Preguntó saliendo de su cama y asentí.—Mis padres no se van hasta el lunes por la mañana, así que tendremos que ir a cenar con ellos a un restaurante mañana.
—¿Restaurante? —Preguntó levantando una ceja.
—Si, mi padre quiere invitarte por lo que haces por mi. —Dije y ella sonrió.
—Si sólo supiera.. —Suspiró riendo.
Por mucho que luchemos contra ello, nuestros padres influyen sobre nosotros. Influyen en nuestras ideas y en nuestras emociones como sólo ellos son capaces. Es un vínculo que cambia con el tiempo, pero que no disminuye, aunque estén en el otro extremo del mundo, o en otro mundo completamente diferente. Es un poder que nunca llegas a comprender, sólo nos acercamos a entenderlo cuando llega nuestro turno, si llega claro.
Nunca he pensado en tener hijos, mi enfermedad tampoco me daba la posibilidad. Pero ahora que soy libre de pensarlo me da igual. Me da igual no tener hijos en mi vida, seria bonito tenerlos, pero no me importaría no tenerlos. Lo que busco, lo que he encontrado es ella. Ella es la que quería tener en mi vida, y lucharé para conservarla, aunque me cueste la vida.
—¿Lauren que haces? —Preguntó riendo, me moría por escuchar el sonido de su risa, mientras entraba mi maleta en su habitación de invitados.
—Meter mis cosas en tu habitación de invitados, ¿porque?
—Porque tú, —Dije señalándome.
—Duermes conmigo. —Esta vez se señalo a si misma, cogió mi maleta y la entro en su habitación. —Ya puedes acomodarte te haré mucho sitio en mi armario. —Dijo riendo antes de abrir su armario y empezar a hacer sitio.No pude resistirme a la tentación de posar mis manos sobre sus caderas, envolver su cintura con mis brazos y dejar suaves besos en su cuello antes de que girará la cara para poder besar sus labios con ternura. Se dio la vuelta quedando frente a mi sin dejar de besarnos, sentí sus manos sobre mis hombros mientras yo acomodaba las mías cerca de su trasero. El beso fue cada vez más apasionado, con ganas de más, siempre más. La empujé hasta caer sobre ella en la cama y seguir besándola con la misma intensidad pero de pronto ella nos hizo girar quedando sobre mi, me besó los labios y se quedó mirándome con una sonrisa.
—Es tu primera vez. —Dijo y asentí tragando saliva. —Entonces hoy no será. —Dijo riendo antes de besar mis labios otra vez y levantarse para seguir haciendo espacio en su armario.
Me quedé sobre mis codos maldiciendo en voz baja, aunque con la vista que tenía ahí me quito el cabreo en menos de treinta segundos. ¡Que culo tiene Camila! No me había fijado nunca, osea, sé que tenía un muy buen culo pero eso era mejor que un buen culo. El caso es que me quedé admirándolo un buen rato sin darme cuenta de la mirada de Camila sobre mi.
—¿Te gusta lo que ves? —Preguntó con una sonrisa y me ruboricé de inmediato como una niña, pero asentí con una sonrisa de medio lado. —Pues me alegro, porque cuando tengas tu primera vez, será solo tuyo. —Dijo poniéndose a horcajadas sobre mi, besándome apasionadamente.
No creó que resistiría mucho viviendo con ella, durmiendo con ella. Oh Dios, que peligrosa tentación. Tengo que quedar pronto con Ally para que me llevé a la iglesia y que confesé mis pecados, porque pensar que estas haciendo cosas no religiosas con una mujer más mayor, con un cuerpo de Diosa y que encima es tu médico tiene que estar en la lista de los pecados. ¿Porque tendrán una lista verdad? Dios de Ally ayúdame a quitar estás imágenes que se han apoderado de mi cabeza, suerte que no soy un hombre sino la bandera ya estaría levantada desde hace tiempo. Mis manos temblaban del deseo, quería tocarla pero.. ¿era el miedo el que invadía mi cuerpo? Hasta que sentí sus manos coger las mías y posarlas sobre sus nalgas, sonreí en medio de nuestro beso.
—Enserio Lauren, todo esto es tuyo, no te cortes. —Dijo antes de besarme de nuevo.
—Aún no me has pedido ser tu novia.—Le recordé como una niña y ella estalló en carcajadas.
—Es verdad. —Asintió. Me besó y se arrodilló frente a mi. —¿Me harías el honor de ser mi novia Lauren Jauregui?
—Deja que me lo piense.. —Dije riendo y se levantó con una ceja levantada y los brazos cruzados.
—Claro que si. —Dije riendo y la besé.—No me puedo creer que me hayas echo esperar. —Dijo sacando mi ropa de mi maleta.
—Tu me haces esperar más tiempo por otras cosas. —Dije riendo dejando una indirecta muy directa sobre sexo. Y ella abrió la boca llevándose la mano al corazón, fingiendo haber sido dolida.
He estado pensando en todo esto de ser feliz y creo que la gente se pierde cuando ve la felicidad como un destino. Siempre pensamos que algún día seremos felices. Que conseguiremos ese coche, ese trabajo o a esa persona en nuestra vida que lo arreglará todo. Pero la felicidad es un estado de ánimo, es una condición, no un destino. Es como tener hambre, no es permanente, viene y va, y esto está bien. Creo que si la gente pensará de esta forma serían felices mucho más a menudo.
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Besos Prohibidos
FanficLauren Jauregui siempre ha vivido encerrada entre las paredes de los hospitales, no recuerda el sol contra su piel demasiado blanca para su gusto, no recuerda el sentir la nieve cayendo sobre su pelo. Pero su vida da un giro cuando por la puerta e...