[Lauren POV]
Hay un juego al que los niños juegan de pequeños. Es algo normal para cualquiera que lo vea, no recuerdo su nombre pero si recuerdo como se juega. Es simple. Tienes que poner la mano sobre la de otro, a primera vista es algo adorable. Pero la segunda parte del juego es menos adorable, cada uno a su turno tienen que pegar la mano de su adversario con la mayor fuerza que tengan. El perdedor es el que se rinda.
Es triste pensar que el sufrimiento puede parar si te rindes. Pero es mentira, es una mentira en la que los niños crecen. O al menos la mayoría de los niños. Pero la realidad, la vida, es distinta. No tienes derecho a rendirte, y aunque lo hagas, aunque ruegues para que el dolor simplemente se detenga, nadie te escuchará. Es como gritar al vacío, es como llorar sin lágrimas, como hablar sin voz. Es un grito ahogado.
La leucemia linfoblástica aguda infantil (LLA) es un tipo de cáncer por el que la médula ósea produce demasiados linfocitos inmaduros (un tipo de glóbulo blanco). La leucemia puede afectar los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas.
Los signos de LLA infantil incluyen fiebre y hematomas.Me la detectaron cuando recién cumplía seis años, tenía mucha fiebre y hematomas por todo el cuerpo cuando no me había caído para provocarlos. Cuando llegamos al hospital me hicieron varios exámenes hasta dar con la enfermedad. Desde entonces vivo en una habitación blanca, con un camisón como ropa y la misma y vieja televisión en la que a penas se detectan los buenos canales.
Mi médico, el Dr.Grunger, murió hace más de un mes de un infarto, dicen que la edad no lo ayudo, yo pienso que lo que no le ayudo en ese momento era el hecho de ser medico y no poder salvarse. Toda una vida dedicada en salvar niños, y muere sin poder salvarse a si mismo.
Me han hablado mucho del nuevo medico que tendrá las riendas de mi caso, es mujer. Eso al menos me alivia. Porque cuando me tienen que dar la pomada para los hematomas, que realmente no sirve de mucho ya que cuando uno se va otro aparece por arte de magia en otro lugar de mi cuerpo, me tienen que quitar toda la ropa, dependiendo del lugar donde se encuentre el hematoma, y que sea un hombre el que vea mi cuerpo desnudo es bastante difícil de aceptar cuando acabas de cumplir diecisiete años. Con el Dr.Grunger ya estaba acostumbrada después de todo me conocía desde los seis años. Así que saber que era una mujer, me aliviaba. La enfermera del turno de noche pasaba la mayor parte de su turno en mi habitación, por la noche era complicado dormir de un tirón, me solía doler mucho, y hablar me aliviaba o al menos me hacia pensar en otra cosa. Bueno, el caso es que la enfermera del turno de noche, Ally, me hablo bien de mi nueva doctora, dijo que se llamaba Camila Cabello, tiene un doctorado impresionante y ha salvado más gente que ha perdido. Eso realmente no me asusta, al fin y al cabo llevo once años con la misma enfermedad, no vivo, solo aprendí a sobrevivir. Y los medicos no me salvan, me hacen sobrevivir un poco más.
Creó que es algo que mis padres aún no han aceptado, mi muerte. Yo tampoco lo acepte de pronto, pero los años pasan y no salgo de aquí. No mejoro, tal vez no empeore aún pero sé que en algún momento lo haré. Y cuando eso pase sé que lo pasaran mal, es normal, ¿quien estaría bien al perder un hijo? Bueno, al menos me quedo tranquila sabiendo que aún les quedan mis hermanos; Chris que tiene ya quince años y sé creé el centro del mundo y Taylor a lo alto de sus diez años creo que sin duda es la más inteligente de todos nosotros. De hecho creo que será la que mejor llevará mi muerte, después de todo es la que mejor lleva mi enfermedad. O tal vez sea porque es demasiado joven para darse cuenta de las cosas, si es así, entonces no quiero que crezca, no quiero que sufra ni que entienda el significado de la palabra dolor.
—Buenas tardes, Lauren. —Me saludo, Ally, la enfermera del turno de noche. Me extrañó verla a las siete de la tarde cuando solía llegar sobre las diez.
ESTÁS LEYENDO
Besos Prohibidos
FanficLauren Jauregui siempre ha vivido encerrada entre las paredes de los hospitales, no recuerda el sol contra su piel demasiado blanca para su gusto, no recuerda el sentir la nieve cayendo sobre su pelo. Pero su vida da un giro cuando por la puerta e...