[Lauren POV]
Entré en la oficina siguiendo Camila y la secretaría, como lo había dicho un poco antes la secretaria, todo estaba boca abajo. La recepción estaba totalmente patas arriba, todos los papeles y los formularios estaban tirados por el suelo. Sarah, la secretaria, empezó a recoger todos los papeles, haciendo que Camila se agachará también para ayudarla a recoger.
Estaba en la comisaría cuando escuché mi compañero apuntar el robó, al ver el nombre de la empresa: Cabello's Party, le dije enseguida que yo misma me ocuparía del caso.
—¿P-Puedo ayudar? —Pregunté intentando evitar mirar lo único que se asomaba hacia mi dirección, en otras palabras, el trasero de Camila.
—Claro. —Sonrió Camila, y Dios, que sonrisa.
Terminamos de recoger la oficina y terminé de coger la declaración de la secretaria.
Cuando me ofrecieron el puesto de agente de la CIA, obviamente lo acepté, seria de locos negarse a ser un espía. Me dieron una tapadera; Inspectora en la comisaria. Sé que le mentí a Camila, ¿pero tenía otra opción? No solo la estoy protegiendo a ella y a su hija, pero encima.. Encima el gobierno no esta detrás de mi por haber arruinado mi tapadera. En cuando me ascendieron a Agente oficial me mudé a Los Ángeles, y hace dos meses volví aquí con esta tapadera. ¿La razón? Estamos en busca de un narcotraficante, o mejor dicho, el mayor narcotraficante de la historia. Y según los informes, la policía de mi comisaria ayuda ese criminal. Con lo cuál me mandaron junto a un equipo para encontrar quien se esconde bajo la máscara de ese narcotraficante y quiénes son los policías corruptos que le ayudan.
—Bueno, yo me voy a poner la denuncia. —Dije dejando el vaso de agua sobre el escritorio, saqué mis gafas y las acomodé sobre mi nariz.
—La acompaño hasta la puerta. —Dijo muy amable la secretaria, y vi Camila levantar una ceja de reojo, lo que me hizo sonreír.
—Ya me ocupo. —Dijo acercándose a mi, dedicando una fina sonrisa a su secretaria quien asintió restándole importancia. —¿Tiene todo lo que necesita inspectora?
—Todo no. —Dije sonriendo antes de coger su mano y llevarla hasta mi coche aparcado frente a la oficina.
La empujé suavemente hasta mi coche para impedirle escaparse, encarcelada entre mi cuerpo y mi coche. Rocé sus labios con mi nariz antes de fundir mis ojos en los suyos y sonreír. Dejé caer mis labios contra los suyos, bailando una canción lenta antes de coger más ritmo. Sentí su sonrisa bajo mis labios lo que me hizo abrir los ojos y mirarla, el sol apuntando sobre su pelo, su sonrisa resplandeciendo y sus ojos brillando. No había visto nada tan hermoso en toda mi vida.
—Eres preciosa. —Dije pasando mi lengua por mi labio inferior.
—Ajá. —Susurró pasando su dedo por mis labios, dibujándolos. —Te he echado de menos. —Dijo antes de suspirar. —Y no sabia que tu me echaste de menos hasta ahora. —Dijo antes de besarme de nuevo.
—Pues si, te he echado mucho de menos, y ahora vamos a recuperar el tiempo perdido. —Dije cogiéndola por las piernas, y ella río enrollándolas por mi cadera. —Te recuerdo que ya no soy una niña. —Sonreí antes de besarla de nuevo y abrir la puerta de copiloto de mi coche y sentarla en él.
—Tienes diecinueve. —Río y me negué.
—Veinte en dos meses. —Susurré antes de besar su mejilla y rodear el coche para subirme en mi sitio.
—¿Oye y dónde me llevas?
—Preguntó alzando una ceja y recostarse sobre mi brazo.—Mh.. ¿Confías en mi? —Pregunté arrancando el motor del coche y la vi asentir con una sonrisa en sus labios.
Un lugar en el que siempre quise traer a Camila era lo alto de una montaña de Miami desde la que veías toda la ciudad, era hermoso de noche pero lo era tanto de día también. Mi padre me solía traer allí de pequeña, era nuestro pequeño paraíso donde nadie más podía entrar. Con el tiempo dejamos de venir, no había razón especial simplemente dejamos de venir, o al menos juntos. Siempre que necesitó pensar en algo o simplemente estar sola, este es mi lugar y lo quiero compartir con ella.
—Ya. Cierra los ojos. —Dije abriendo la puerta del copiloto y ella salio. Me miro frunciendo el ceño antes de cerrar los ojos. —Confía en mi.
—Susurré poniéndome tras ella, tapando sus ojos con mis manos. La llevé hasta el borde de las barreras y destapé sus ojos.—Oh dios.. Que hermoso Lauren.
—Dijo sonriendo al ver toda la ciudad bajo su mirada. Sonreí antes de enrollar mis brazos a sus caderas.—Solía venir aquí con mi padre.
—Dije sonriendo y dejo caer su cabeza sobre mi hombro.—¿Estas bien? —Preguntó al ver mis ojos brillosos.
—Los recuerdos pueden ser un cuchillo afilado a veces.
—Lauren.. ¿Como están tus padres?
—Mi madre esta.. Rota. —Dije suspirando. —Mi padre murió hacer seis meses, un infarto en mitad de la noche. —Expliqué y la vi voltear se para quedar frente a mi.
Desde que la volví a ver, esta es la primera vez que me doy cuenta que soy más alta que ella. Antes eramos de la misma estatura pero ahora le saco unos centímetros de más. No dijo nada, simplemente rodeo mi cuello con sus brazos y ambas nos quedamos en silencio unos minutos.
—Lo siento.. —Susurró. —Lo siento muchísimo Lauren.
Nos quedamos un buen rato abrazadas hasta que nos sentamos en el suelo frente a la ciudad, vimos el cielo cambiar de color. Tumbadas sobre la hierba vimos las nubes desaparecer y dejar un cielo liso azul. Recostó su rostro sobre mi pecho, mientras jugaba con su pelo ella dibujaba círculos invisibles sobre mi estómago. No era necesario hablar, nunca fue necesario entre nosotras.
—Este era tu lugar con tu padre, ¿porque me has traído a mi?
—Porque quiero que este sea nuestro lugar también. —Dije sonriendo.
—¿Eso le dices a todas las chicas que quieres meter en tu cama Jauregui?
—Eres la única que he traído aquí.
—Dije riendo. —Pero si eso ayuda a meterte en mi cama, yo encantada.
—Sonreí y ella me golpeó suavemente el hombro antes de reír.—Lauren.
—Dime. —Pregunté mirando el cielo.
—¿Me quieres? —Sonreí al escuchar su pregunta.
—Cariño, si no entiendes una mirada, no entenderás una declaración de amor. —Susurré acercándome a su oído antes de besarla. —Siento haberme ido.. —Suspiré alejando mis labios de los suyos.
—Bueno, al menos has vuelto.
—Sonrió.—Si, pero.. He perdido dos años. Y ahora estas casado con Demi y..
—Y te quiero. —Dijo cortándome y sonreí. —¿Fue por miedo? —Pregunto unos minutos después rompiendo el silencio instalado.
—Seguí impulsos que no debí seguir. Odiaba Shawn por darte un hijo, por romper nuestro paraíso. No estaba lista para criar un bebe. Me asuste, Camila. Ahí se notó bastante quién era la niña.. —Suspiré.
—No podemos hacer nada, lo que esta hecho, hecho está. Ahora, estás aquí, conmigo. —Sonrió antes de besar mi mejilla y recostarse sobre mi hombro de nuevo.
—Y aquí me quedaré, contigo. —Dije.
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Besos Prohibidos
FanfictionLauren Jauregui siempre ha vivido encerrada entre las paredes de los hospitales, no recuerda el sol contra su piel demasiado blanca para su gusto, no recuerda el sentir la nieve cayendo sobre su pelo. Pero su vida da un giro cuando por la puerta e...